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—¡NO!, ¡DÉJENME!, ¡SUELTENME!, ¡YO…POR FAVOR!—Mariana

El rostro de Mariana estaba ocultó bajo un saco negro que pusieron en su cabeza pero si alguien lo viera…deformado por el miedo. Su rostro estaba rojo a más no poder y movía su cuerpo con desesperación.

—¡Tranquilízate Mariana!—

En ése momento Mariana dejó de moverse por el miedo y giró la cabeza hacia donde escuchó la voz.

—No…¡No!, ¡No!, ¡No!, ¡NOOOO!, ¡DÉJENME IR!—Mariana

Mariana se movió con mucha más desesperación y pataleaba, tirando golpes y patadas hacía todas direcciones.

—¡Tienes que tranquilizarte y no te haremos nada!—

—¡Tus palabras no me tranquilizan!, ¡Déjame ir!, ¡Yo no hice nada!, ¡Yo no he dicho nada!, ¡POR FAVOR, PEDRO!—Mariana

—¡Tranquilízate!, ¡No fuí yo quién te trajo!—Pedro

—¡NO CONFÍO EN TÍ!, ¡SOLO DÉJAME IR!, ¡NO DIRÉ NADA!, ¡PEDRO!—Mariana

—Agh…callenla—Pedro

Un tipo agarró a Mariana y la subió en sus piernas para poder atascarla entre ellas, después le pasaron un trapo con cloroformo y por siete minutos mantuvo el trapo en la nariz de Mariana, aún sin quitarle el saco negro, simplemente metió la mano. Sus compañeros lo ayudaron a sujetar los brazos de Mariana, uno a cada lado.

—¿Cómo te sientes Mariana?—Pedro

—Cuando todo ésto acabé…—Mariana bostezó—, te mataré…—

Mariana dejó de moverse y su cuerpo se relajo aún encima del tipo que la durmió.

—Esto no desmaya a nadie, ¿Por qué a ella sí?, Además, pudimos usar drogas más rápidas y efectivas—??

—En primera, esa chica es sagrada, si algo le pasará todos ustedes y yo morimos, solamente piensen en que ella es una figura de cristal que si se rompe nos la cobrarán y muy caro…además ella es muy débil, muy frágil…por eso cayó dormida no desmayada y jamás le inyectaria una de nuestras mierdas, ella no es una maldita enferma como todos ustedes—Pedro

—¿Para quién es tan importante que hasta usted tiene miedo?—??

—Para todos los integrantes de la familia Black y para muchos en las bodegas…incluyendo…mi hijo…—Pedro

—¡¿Su qué?!—??

—Mi…-

Interrumpieron a Pedro pues la camioneta en la que iban se detuvo y alguien abrió la puerta de está con rudeza.

—Se tardaron demasiado, Pedro—Cuauh

Cuauh miró dentro de la camioneta y vió a Mariana encima del tipo. Rápidamente la agarró y la cargo con delicadeza apesar de estar furioso.

—Si te le vuelves acercar romperé cada uno de tus malditos huesos, ¿Lo entendiste, imbécil?—Cuauh

—S-si, patrón—??

Cuauh se alejó cargando a Mariana y mientras Pedro y sus acompañantes bajaron de la camioneta.

—Te lo dije, no?, Una reliquia—Pedro

[…]

Cuauh llevó a Mariana a la casa y la dejó dormida en una habitación. Después se dirigió hacía la oficina de Angelo.

—¿Puedo pasar?—Cuauh

Angelo abrió la puerta y dejó que Cuauh pasará.

—¿Está listo mi encargó, Cuauhtemoc?—Angelo

𝒀 𝑼𝑵𝑶 𝑵𝑼𝑬𝑽𝑶 𝑬𝑴𝑷𝑰𝑬𝒁𝑨. ¿𝑪𝑰𝑬𝑹𝑻𝑶?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora