Nuestro Secreto.

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Lo tuvo en su vientre durante 9 meses, sufrió las náuseas matutinas, noches en velas, nauseas matutinas las cuales se volvían insoportables, cambios de humor y apetito constante, incluso el cambio de su propio cuerpo, pero también experimento las leves pataditas y los repentinos movimientos que provocaban cosquilleo tanto en su cuerpo como en su corazón.

Xiao Zhan cargó con aquel pequeño como si de un tesoro se trataba, siempre consciente de que una vez que llegara al mundo se iría de su lado y no regresaría más, trataba de no pensar en ello, de no aferrarse o ilusionarse para que la situación fuera más llevadera, se dijo a sí mismo muchas veces que todo eso era por el bien de su madre y que sólo eso le debía importar, quería ser indiferente hacia la pequeña criatura en su vientre.

En el momento en que el pequeño Tian Tian llegó al mundo todas las ideas y pensamientos de Xiao Zhan se bloquearon, aquella pequeña criatura tan blanca como un pedazo de nube y con abundante cabellera de color negro golpeó tan fuerte su corazón provocando una herida que jamás cicatrizaria.

No pudo abrazarlo, ni siquiera pudo extenderle una simple caricia, aquel bebé había sido arrancado de su lado desde el momento en que vio la luz, quería implorar por una simple mirada pero no se sentía con el derecho, no cuando desde el principio había visto ese embarazo como un simple intercambio de favores.

Tuvo que tragarse el dolor de la separación, tuvo que ver como le desprendían esa pequeña parte que le pertenecía sin poder objetar, tuvo que llorar en silencio debido al arrepentimiento, estaba haciendo todo lo posible por preservar la vida de su madre y aunque en aquel momento estaba siendo rasgado por el dolor estaba dispuesto a soportarlo.

Pero la vida nuevamente golpeaba a Zhan, a sólo 5 meses del nacimiento del pequeño Tian Tian su madre cerró sus ojos para no volverlos a abrir, a pesar de los esfuerzos y el dinero invertido no se pudo preservar su vida, Sean había cumplido con su palabra, se había encargado de todo pero una cosa es la que el hombre quiere y otra la que el destino dispone.

Zhan se había quedado solo, con las manos vacías y el corazón destrozado, su madre ya no estaba a su lado y aquella pequeña criatura con la cual convivió por un lapso de tiempo tampoco estaba, Zhan se arrepentía de muchas cosas pero si pudiera rebobinar la historia volvería a hacer hasta lo imposible para salvar a su madre sin importar que.

Los negocios entre He Sean y Xiao Zhan habían acabado así que este último un día sin decir nada tomó su equipaje un poco de dinero ahorrado y silenciosamente emigró de Tailandia hacia Ibiza no tenía un plan en específico elegio aquel lugar al azar, sólo quería escapar y así lo hizo.

Allí se quedó haciendo una vida la cual era sencilla y sin complicaciones, rechazó los millones que He Sean le había otorgado por sus servicios, quería cortar todos los lazos con esta persona, pero sobre todo quería olvidar todo lo ocurrido, pero aquello era imposible, cada noche durante tres años Zhan se sentaba en soledad en su habitación con la mirada puesta en la nada mientras pensaba en su bebé y se preguntaba si estaría bien, si había crecido bien o su era amado, no pedía nada para el, lo único que pedía era que aquel angelito llevara una vida feliz, mucho más feliz que la que el tuvo.

- ¿Por qué tu voz se escucha así? ¿Estuviste llorando?

- No es asunto tuyo.

- Al parecer te has vuelto más altanero en estos días.

- Oye...- Zhan suspiró.- Solo te llamé para consultarte algo.

- Habla...

- En dos días es el aniversario de tus suegros, harán una fiesta y tu suegro quiere que estés presente. ¿Qué debo hacer?

Adorado Suplente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora