La ferocidad del León.

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Las imágenes se repetían en la mente de Zhan una y otra vez, de nuevo veía la expresión lasciva en el rostro de Wang Yibo, escuchaba sus jadeos golpear en su cuello y sus gemidos retumbar entre sus labios, aquellas imágenes eran tan vividas que incluso casi se podían sentir, lo que había ocurrido en aquel momento había sido inesperado pero intenso y había dejado en Zhan una gran excitación.

- ¡Mierda!.- Zhan pataleo en la cama aun con los ojos cerrados.- ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

Finalmente abrió sus ojos para descubrir que se encontraba acobijado bajo las sábanas y sus manos ya no estaban atadas. Se incorporó con rapidez y dio una mirada rápida al lugar donde se encontraba, aun estaba en la habitación de Wang Yibo y al parecer este en algún momento de la noche había regresado para desatarlo.

Se dejó caer sobre la cama y puso sus ojos en el techo mientras liberaba resoplidos llenos de frustración, de repente algo llegó a su mente, volvió a recorrer el lugar con sus ojos y se cayó en cuenta que por primera vez había pisado la habitación de Wang Yibo.

Rodando lentamente sobre la cama volvió a envolverse bajo las mantas y hundió su cabeza en las suaves almohadas, allí absorbió el aroma que se encontraba allí tan impregnado como si el dueño de dicha esencia aún se encontraba en ese lugar.

Era un aroma agradable, dulce y varonil el cual resultaba algo relajante para Zhan quien no dejaba de restregar su rostro en aquel lugar, se encontraba tan perdido en aquel momento, lo disfrutó tanto pues de alguna manera aquello le hizo pensar que se encontraba entre los brazos de Wang Yibo.

Pero en un repentino destello Xiao Zhan regresaba en su recordando algo que lo hizo levantarse de golpe, de un solo salto Zhan salía de aquella cama en dirección hacia el comedor, su aura pacífica había desaparecido, ahora un aura asesina lo cubría, esa mañana Xiao Zhan salió en busca de Wan Yibo para poder estrangularlo.

- ¡Joven amo!.- La nana se sorprendió al ver a Zhan salir de la habitación de Yibo todo desaliñado.- Yo...yo pensé que no estaba en casa.

- Yo...yo...- Zhan lucia apenado.

- ¿Quiere desayunar?.- La nana sonrió alegremente.

- ¿Donde está tu joven maestro?

- El señor salió temprano hacia la oficina.

- ¿Así que escapó el muy cobarde?.- Zhan murmuró.- ¿Y mi hijo?

- El pequeño maestro se fue con su padre, quería estar con él así que le pidió que lo llevara.

- ¿Lo llevó a la oficina?.- Zhan arqueo una ceja.

- Si, recuerde que el joven maestro suele hacerlo cuando no tiene muchos pendientes.

- Bien...- Zhan se quedó pensativo.

- ¿Va a desayunar?

- No...- Zhan se dirigió a su habitación.- Hoy saldré de casa...- Apretó los dientes y murmuró.- Wang Yibo, si te atreves a llevar a mi hijo a ver a esa perra juro que te voy a matar.

                          ~~~

En la mañana la oficina del jefe Wang se encontraba un tanto animada, por los pasillos un pequeño traviesos se paseaba siendo asediado y mimado por el personal.

Al pequeño Tian le gustaba visitar la oficina de su padre, primero porque podía pasar tiempo con este y segundo porque una vez allí era atiborrado de golosinas y atenciones por parte del personal el cual estaba encantado bajo la dulzura del pequeño jefe.

Adorado Suplente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora