Capítulo 10

990 75 3
                                    

NAM JOON


El proceso de curar heridas profundas, a bases de navajazos, no es lo mío. Porque pasar horas, sentado en una silla blanca, y con alguien tratando de cambiar gasas de mis brazos y torso, no es nada lindo. Pero sí hubiese sido lindo si Hye fuera quién hiciera todo esa mierda de enfermera conmigo y no con su infantil orgullo. El cual, ahora, creó una enorme y gruesa pared entre nosotros. Y si no fuera por
Naye, quién insistió en ir los días que debía ir al hospital, estuviera con comezón y con ganas de ser tipo emo al ver heridas abiertas y maltratadas en mi piel; encerrado en casa y tramando algo para suicidarme ante tanta vergüenza.

— Ese maldito de Yoon Gi me dejó peor que Randy Orton en la WWE cuando luchó contra La Roca el mes pasado.

— ¿Con La Roca?. —Ella frunció su frente y señaló la mía— ¿Estás seguro que no fue con otro?.

— ¿Me estás diciendo que estoy loco?.

— Tal vez, los golpes en la cabeza suelen afectar mucho. ¿Seguro que no quieres una revisión más?.

— ¡No, gracias!. —Me levanté de la cama y tomé uno de mis abrigos para ponérmelo— He tenido suficiente con tanto alcohol sobre mis heridas. Ya no soporto ni el olor.

— ¿De cuál dolor hablas, Nam?. ¿El físico o el psicólogo?. —Preguntó, toda inocente, justo cuando terminé de amararme bien las agujetas de mis Converse. La miré sobre mi hombro y Naye se cruzó de brazos— ¿Y?.

— Debo enfocarme en encontrar a ese gilipollas.

— Kim Nam Joon, ni se te ocurra hacer una locura.

— Lo siento, Naye. Pero lo único que deseo ahora es corregir un error antes de que sea demasiado tarde.

Es así como se gana uno la vida: Todo el mundo solo ve el objetivo de ganar a los más débiles y los débiles a los fuertes. Y está es una de las razones por la que el mundo es una mierda. En simples palabras, un asco. Y sin importar, sea lo que pase hoy, haré todo lo que esté a mi alcance para alejar a Hye de Yoon Gi, sea cual sea mi destino. Porque ella es todo lo que yo he esperado por más de seis años y dañar lo único que nos une, no está en mis últimos deseos de vida.

— ¡Me iré primero!.

— ¡Nam, cariño!. —Llamó mi madre y la observé caminar hasta la entrada de la puerta— Aún no estás en condiciones de salir, ¿Adonde piensas ir a estas horas, eh?.

— Iré a ver el partido, mamá.

— El partido no es importante.

— Claro que lo es. —Insistí y ella suspiró cansada de mis mierdas.

— Deberías quedarte. Naye está aquí y...

— Perdóname, mamá. Yo debo irme. —Me incliné un poco y me alejé de casa lo más rápido que mis pies me ayudaron a alejarme de mi madre y de Naye.

La Universidad de Temple quedaba a unas cuadras de donde vivía. Pero la principal residencia, en donde se encontraba el estadio de fútbol, estaba a como veinte cuadras de donde estaba. Así que tomé el primer transporte público que se dirigía a la dirección donde iba y saqué el móvil para márcale a Mark, uno de mis viejos compañeros de vandalismo cuando comencé a vivir la vida real en Filadelfia. Él podrá ayudarme en éste problema... o más bien negocio. Porque si hablamos de Mark y su tipo de trabajo cotidiano, es donde se incluye dinero y eso se puede arreglar fácilmente.

¿Monster, eres tú?.

— Sí. —Miré a todos lados, procurando que nadie me esté escuchando— Hay una vuelta que quiero hacer y necesito tu ayuda.

My Rap Monster (ERASER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora