Capítulo 23

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Mi corazón palpitaba fuertemente a cada paso largo que daba. Tanto, que hasta creí que la presión de correr más de diez cuadras, gracias al horrendo tráfico que dejó estancado el taxi del Sr. Smith, me llevaría al infierno y que me desmayaría antes de tiempo. Pero nada fue así, porque logré llegar al hospital a punta de frio y espasmos gracias a la lluvia que se me presentó en medio camino. Pero también fue gracias a la fuerza que me di a mi misma mientras pensaba en el estado de mi novio y en cuanto me necesitaba ahora.

— ¿Kim Joon?. —Pregunté y la chica, la que me regaló una cara de asco por mi estado físico, buscó en su computadora el registro del nombrado.

— Piso 5. Habitación 301. —Indicó y toda la gente que estaba alrededor de la mesa de información, me quedó mirando hasta que entré al primer ascensor desocupado y me perdieron de vista cuando las puertas se cerraron.

No conté cuantas veces aplasté el botón del quinto piso, ni cuantas personas subieron al ascensor después de quedarme en el cuarto piso gracias a una señora de edad que necesitaba bajar de urgencias al piso dos. No me quejé pero si resoplé por subir las escaleras de emergencia de dos en dos.

Cuando al fin estuve en el quinto piso, me encontré fácilmente con la habitación 301. Sonreí con debilidad por lo orgullosa, aunque estuviera del asco actualmente, que estaba por mi físico y miré a algunas personas que estaba en los asientos de espera. Dando con los dos idiotas que me llamaron a mi teléfono como locos hace un par de horas, cuando todo se puso grave en el momento que a Nam Joon lo trasladaron a emergencias por una profunda cortada en su cadera izquierda.

— Estas como la mierda. —Dijo Yoon Gi fue y Rober asintió, poniendo esa cara de preocupación.

— ¿Estás bien?.

— Sí. Estoy bien. —Afirmé, pero esos dos comenzaron hacer muchas preguntas que ni siquiera quise escuchar.

Estaba cansada y Rober y Yoon Gi, después de yo me negara rotundamente a cambiarme de ropa o secarme antes de que entrara a la habitación 301 para ir ver el estado de mi novio, llamaron a Benjamín y Ho Seok. Quiénes, en cuanto llegaron a verme, fueron los que me obligaron hacerle caso a los mayores costará lo que me costará; entre amenazas innecesarias y advertencia por igual. Y eso me sorprendió mucho, pero más al saber que todos cuatro se llevaban tan bien como para compaginar sus obligaciones y actuar como los amigos que eran para Nam Joon y para mí. Y confieso que eso también me asustó un poco.

— ¡Ya!. —Paré su charla y los cuatro, más las personas que estaban en los pasillos, me observaron atentamente. Yo señalé a cada uno de mis amigos, sin miedo de ser reprochada por lo que iba a decir o hacer a continuación— Solo tres palabra diré. —Los cuatro juntaron sus cejas y sonreí de lado— Son-unos-idiotas.

Tal vez ver tantas películas de acción y comedia me han hecho algo de daño y han sido una mala influencia para mi pobre cerebro. Pero de algo sirven para sacar a las personas de un apuro grande como el que estaba cruzando. Así que en cuanto dije las tres palabras y los cuatros se miraron entre sí, aproveché el momento para entrar a la habitación de Nam Joon y cerrar la puerta con seguro en cuanto los cuatro protestaron ante mi acto tan infantil.

Me reí por lo bajo y me volteé a mirar al herido que en definitiva me dejó en una sola pieza al verlo levantado, mirando la ventana y apretando el borde de esta con mucha fuerza. Noté desde mi distancia las cortadas en su espalda, brazos y muchos golpes a donde quiera que mis ojos recorrieran su cuerpo. Un arte de moretones que llamó tanto la atención como para acercarme y ver mejor lo que estaban viendo mis ojos.

— ¿Nam?. —Él no me escuchó y supuse que tampoco debió notar mi presencia en ningún momento. Porque cuando toqué su brazo y se apartó como si mi tacto le quemara, él se sorprendió a tal grado de no pensar en el dolor de sus heridas cuando se lanzó hacía mí y me abrazó con todas sus fuerzas.

My Rap Monster (ERASER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora