Capítulo 11

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A que suspendieran el partido de hoy, por razones médicas, no era nada bueno. El Rector Steven tuvo que intervenir en la ceremonia, diciendo a todo el público presente que el partido se canceló y que habrá una nueva posibilidad de que lo reciban el próximo domingo. El padre de Benjamín, el entrenador del equipo de Temple, se fue furioso de la cancha a hablar con el superior. Pero se puede decir que la sorpresa de ver que todo el equipo de Drexel, en mal estado, logró quitarle el enojo para remplazarlo por preocupación.

¿Qué rayos les pasó a esos chicos?. Es extraño que el quipo de la Universidad de Drexel no apareciera en la cancha de Fútbol por una sola razón: "Un accidente". O es lo que simplemente Rober me trató de explicar, porque no me dejaron acercarme a los camerinos para indagar un poco más al asunto. Así que no supe nada más, aparte de la información que le dieron a todos, y me fui de la Universidad con mis dudas. Se supone que ellos ya estaban listos para ingresar a la cancha, sin ningún problema alguno. Especialmente el tal Suga. El estúpido que me acosó sin medir las palabras que salían de su asquerosa boca cuando me acorraló contra la puerta de las oficinas hace un par de horas. ¿Quién se creía, el rey del mundo?. No lo creo, ya que mis entrenamientos de Kick Boxing, con los chicos, valieron la pena ponerlos en práctica en su carita bonita.

— He llegado a casa. —Dije, en cuanto llegué a mi amado hogar. Miré a Naye, quién estaba disfrutando de una película, y luego caminé hasta la cocina. Resoplé cuando revisé la nevera— Maldita glotona. —Cerré la nevera, me dirigir a la sala, me paré frente a mi hermana y me crucé de brazos— Salgamos a comprar comida. Ahora. —Repliqué, seria. Ella solo asintió, apagó la TV y se levantó sin contradecirme.

Al parecer sigue enojada conmigo, a pesar de que no le hice nada más que ignorar su rabieta por haberla sacado de la discoteca a la fuerza. Suspiré y tomé de nuevo mi bolso antes de salir de casa. Durante el camino, en el transporte público y tan pronto como caminábamos por el centro, Naye permaneció callada durante el trascurso de la tarde.

Todo el mundo salía y entraba de cada local, junto con sus familias o parejas. Por lo que tan solo ver aquello, mis recuerdos se vienen a mí al ver a dos niñas tomar de cada mano a sus padres. Ambas sonriendo, dando saltitos y hablándoles a sus padres como si fueran sus dos mejores amigos después de una gran cena juntos. Y, siendo sincera, extraño esos viejos tiempos en los que solo era una simple niña y amaba comer hasta ya no dar más.

Sonreí con trosteza y sacudí mi cabeza en negación. ¿En qué me equivoque como para dejar a mis padres al otro lado del mundo solo para estudiar y ser una profesional en la vida?. Soy un fracaso, no en los estudios si no en la vida. Ahora que soy adulta, y literalmente terminé mi niñez sola, sin mis padres y hermana, en un país diferente al que venía,  mi desagrado de ver el mundo es muy fuerte.

— ¿Que se te antoja comer?. —Le pregunté, después de enderezarme y aclararme la garganta. Ella se encogió de hombros y no me quedó de otra que volver a decaerme.

¿Cuándo dejara de comportarse así?. Detesto que haga eso, el de ignorarme y verme como si no valiera nada, y ella lo sabe muy bien. No digo que antes no fuimos unas buenas amigas. Pero saber que estoy fuera de su mundo, por un mísero momento, duele y mucho.

— ¡Nam!.

— Esto es una jodida situación. —Pensé en alto y Naye me miró mal antes de ir corriendo hasta donde estaba el rubio.

Ya no me sentí devastada cuando lo miré de pies a cabeza. Todo lo que mi mente estaba procesando ahora era del porque llevaba su ropa desgastada y sucia.  Incluyendo las manchas rojas, que se notaban desde lejos, en su suéter de Supreme. ¿Abra peleado o algo por el estilo?. Sus sus manos y brazos...

— Oh, cielos. —Ahogué las palabras entre mis manos.

~ Debes ir.

La observé asentir, segura de sus palabras. Luego miré a mi hermana y a Nam Joon cabizbajo, y luego terminé viendo... nada. Solo un dolor inesperado en mi pecho me abrió los ojos más de lo normal y caminé hasta llegar a lado de Naye, quién detuvo su regaño al moreno cuando se sorprendió de mi presencia. Nam Joon alzó la cabeza y de pronto nuestras miradas se conectaron. Y sentí algo que hace años no sentía por este cabronazo.

My Rap Monster (ERASER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora