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Tres meses después de aquel incidente, el pelinegro se había tomado un descanso del baile, a pesar de que lo amaba, no podía poner un solo pie en aquel lugar sin recordar el incidente, sin contar que se había alejado levemente del rubio a pesar de que el italiano entendía, se sentía mal rechazar las caricias y besos de Toni pero no podía evitarlo.

El rubio le había llevado a cenar, le había comprado ropa y muchas cosas más, mimándolo estos tres meses y lo más importante acompañándolo a terapia para superar este trauma que había sufrido.

Aun recordaba al de ojos celestes arrullándolo con su voz cuando este tenía pesadillas, abrazándole delicadamente y propinando caricias en su rostro, susurrándole suave que todo estaba bien, que él estaba ahí y no se iría, que nadie más iba a lastimarlo de ninguna manera.

El recordar aquello le hacía sentirse totalmente amado, el rubio en ningún momento le grito por rechazar al afecto, por ejemplo el rubio había comprado un peluche con forma de mapache, cuando quería darle un beso se lo daba al peluche y se lo entregaba al pelinegro, una cosa tan boba y simple que le causaba tanta ternura.

Se encontraba viendo una película en la gran sala del rubio, por acuerdo de ambos el pelinegro se había ido a vivir con el, tomo un pequeño collar con forma de corazón que dentro tenía una foto de ellos juntos entre sus manos, miro con ternura su collar, en su primer mes como pareja el rubio se lo había regalado mientras que el pelinegro le dio un reloj con el nombre del italiano grabado, porque si ya llevaban tres meses como pareja, el italiano tuvo que confirmárselo en una leve discusión que habían tenido, Raúl se había enojado porque Toni no le había pedido que fueran novios y el rubio decía que no era necesario, vamos ya habían follado y estaban viviendo juntos.

Al final el rubio planeo una cita con él y ahí le pidió que fueran novios "oficialmente".

Ya era de noche, planeaba llamar al italiano para saber si estaba bien hasta que escucho la puerta abrirse, rápidamente fue a recibir a su pareja con un corto abrazo.

— ¿Me extrañaste bebe? —Pregunto sonriente el rubio devolviendo el abrazo para después separarse y no incomodar al más bajo.

—Mucho. —Sonrió levemente. — ¿Tienes hambre?

—Realmente no. —Sonrió apenado. —Comí con Carlo en la tarde. —Suspiro cansado. —Solo quiero dormir.

— ¿De nuevo los maleantes aquellos?

—Así es. —Frustrado se dirigió al sofá. —No se cansan. Encarcelan a uno y aparecen 3 más, joder. —Comento con una leve risita contagiando al pelinegro. — ¿Tu como estas?

—Estoy bien. —Sonrió. —Mucho mejor.

—Me alegra tanto escucharte decir eso. —Tomo con cuidado su mejilla acariciándola. —Eres muy fuerte bebe.

Ambos se quedaron mirando por unos minutos hasta que el pelinegro se acercó lentamente al rubio.

—Raúl.

—Shh. —Le callo para sonreírle levemente. —Estoy listo.

Y así el pelinegro sello sus labios con los del rubio, después de tres meses sin besarlo, las mejillas de ambos se colorearon de rosado.

Un beso sin lujuria, sin segundas intenciones.

Solo disfrutando del roce de ambos labios y las pequeñas caricias en sus mejillas, sus corazones acelerados por ser la primera vez en tanto tiempo. Sus estómagos revoloteando en felicidad y sus mentes volando, solo existían ellos en el mundo.

Se separaron por falta de aire, mirándose a los ojos rieron juntos. Apagaron la TV y subieron a su habitación, se cambiaron de ropa y se recostaron, como siempre el pelinegro en el pecho del rubio mientras este le abrazaba.

Balla per me  [Roni] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora