El tiempo paso rápido junto con las sesiones de terapias en las cuales el italiano le había acompañado en absolutamente todas, gracias a la ayuda de su pareja y las demás personas alrededor, poco a poco había decidido integrarse nuevamente en el mundo del baile, porque le encantaba, le encantaba sentirse libre en breves momentos cuando los sonidos inundaban sus oídos, la euforia y pasión recorrían su cuerpo cuando la música comenzaba a sonar.— ¿Estás seguro de eso, bebe? —El italiano lo acomodo mejor en su regazo, mientras que el pelinegro asentía seguro.
—Estoy seguro Toni. —Suspiro. —Quiero hacer eso que te dije, me gusta bailar pero quiero un cambio de ambiente.
—De acuerdo. —Le beso la mejilla. —Te apoyare en cualquier decisión que elijas.
—Lo sé. —Sonrió, uniendo sus labios con los del rubio.
Lo había estado meditando desde hace ya un tiempo, desde que dejo de asistir al club de los italianos, tenía dinero suficiente reunido y aunque le apasionaba de sobremanera bailar, prefería cambiar de ambiente de trabajo, no discriminaba el lugar en el que actuaba, amaba el lugar, la música, los bailes y por sobre todo había conocido personas maravillosas pero él creía firmemente que algunas etapas debían cerrarse para pasar con nuevas.
Y lo que el quería era tomar algunos cursos de baile, para después el mismo abrir sus propios cursos y enseñar a personas fanáticas de la música y el movimiento como él.
En pocas palabras, quería ser un instructor de baile y tener su propia academia, un sueño loco que necesitaría bastante trabajo pero algo dentro de él le decía que se lanzara a por todo, sin dudar ni un segundo.
Esa misma mañana le había comentado a Toni después de haberlo meditado por varios días, el italiano acepto al instante, diciendo que le ayudaría en lo que fuera aunque Raúl no se lo pidió, cosa que lo enterneció.
Aunque eso si, quería despedirse del local del Gambino mayor, al menos una última presentación junto a Sabrina le daría un cierre especial para él.
Toni lo llevo a la entrada de su local, ambos entraron saludando a todos, llegando a los vestidores el rubio le dio un corto beso en la boca y uno en la frente.
—Te veo al rato.
— ¿Vas a llegar para verme? —Rodeo con sus brazos al rubio atrayéndolo más cerca, mientras que el contrario posaba sus manos en sus cintura aferrándose.
—Lo hare. —Le beso nuevamente. —Lo prometo.
Se separó lentamente del más bajo, marchando hacia la puerta, antes de irse volteo hacia el pelinegro y con una pequeña sonrisa:
—Te quiero mucho.
El rostro del pelinegro enrojeció levemente.
—Y yo a ti, bebe. —Sentencio con una sonrisa, viendo al rubio marcharse.
Suspiro levemente, estaba nervioso hace mucho que no salía al escenario y siendo sincero las demás miradas que se posaban en el solo le causaban una cierta incomodidad pero quería hacer esto, quería bailar por última vez como despedida.
Una mano se posó sobre su hombro apretándolo suavemente, pego un pequeño saltito por la impresión pero al ver a la persona solo pudo sonreír.
—Sabrina...—Se abalanzo hacia la rubia abrazándola fuertemente, la contraria correspondió al instante entre risas.
— ¿Estas mejor?
—Mucho mejor. —Sonrió.
—Entonces el jefe te cuida bien ¿No? —Pregunto con una sonrisa traviesa en sus labios, haciendo sonrojar al pelinegro.
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Balla per me [Roni]
Fanfic━☆゚.*・。゚Raul Salinas busca trabajo, encontrando uno como bailarin exotico. Los jefes de aquel burdel no se pasan a menudo por su local. Lo unico que se sabe es que son italianos y son jodidamente atractivos. - Au Roni -No esta enlazada con la histor...