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La lluvia caía agresivamente sobre la ciudad de Marbella, un chico pelinegro corría mojando sus zapatos con los charcos que se habían formado, trataba de ocultarse de la lluvia que le había tomado por sorpresa, encontrando una pequeña tienda refugiándose al instante.

Decidió comprar algo caliente para mantener el calor en su cuerpo, ahora entendía que conseguir un trabajo bien pagado aun cuando tenía sus estudios terminados era difícil, las pagas eran una mierda.

Ingenuamente creyó que al salir de la universidad, alguien se pararía afuera y al verlo recién graduado le diría: "Oye, que bien, eres un recién egresado, toma un puesto alto y una paga excelente".
No, eso no pasaba, y por las malas lo entendió al buscar trabajo por más de medio año.

La vida no era justa, era una perra que no tenía compasión por absolutamente ninguna persona y el mejor que nadie lo sabía.

Claro que había trabajado, pero en lugares deprimentes y que no valoraban los derechos que tenía como trabajador, lleno de acoso, groserías, jefes asquerosamente forrados en dinero que les importaba poco si sus empleados eran infelices, cargas abominables de trabajo y explotación laboral.
Todo bastante normal, en la vida de un adulto la verdad.
Se canso fácilmente de aquel ambiente, renunciando, pero mientras mas pasaba el tiempo, se daba cuenta que en todos los lugares sería igual.
No se rindió, ni lo haría hasta encontrar uno bueno, aunque sabía muy en el fondo que quizá era imposible o demasiado difícil para el, sin conexiones o dinero que le ayudase a conseguir un puesto alto.

Bufo mientras esperaba que la lluvia se calmara un poco.

Un automóvil de último modelo se estaciono fuera de la tienda, más en específico un Lamborghini color rojo, de el salió un chico de tez blanca, cabello rubio ceniza y ojos claros. Ambos hicieron contacto visual por al menos 5 segundos, la mirada del chico le intimido, era dura y parecía que le clavaria un cuchillo si seguía mirándole, así que la aparto rápidamente, haciéndose a un lado para que el rubio pasara, este lo hizo sin mirar nuevamente al chico cohibido.

Así como entro salió rápidamente, alcanzo a ver que compro un par de chicles, cajetillas de cigarros y dos six de cerveza.
Se veía forrado en dinero y ¿solo compraba eso? Quizá ese era el problema de el, no era rico pero quería gastar como uno, y al parecer ni eso sabía bien ya que al parecer los ricos no gastaban en gran magnitud, sin contar el Lamborghini de último modelo.

—Vaya cara de culo tiene la gente por aquí.—susurro divertido.

Sin más el automóvil arranco con un sonido de auto deportivo que le puso la piel de gallina. Miro como se perdía entre las calles lluviosas, deseando algún día poder tener uno igual, poder decir si quiera que algo era suyo sin tener que deberle nada a nadie.
Suspiro mientras salía de la tienda, ya se había mojado y si seguía esperando a que se calmase la lluvia jamás llegaría a la casa que compartía con su novia.
A pesar de la gran lluvia y el clima tan frío dudaba si quería llegar a casa, el no conseguir trabajo para pagar la renta y cosas esenciales le hacía tener peleas continuas con su pareja, a pesar que está era comprensiva y trataba de ayudarle en lo que pudiera.
Estaba acostumbrado a recibir malas noticias, pero el estar acostumbrado no te hace inmune a sentirte mal por ello.
Pese a todo, siempre que llegaba a casa le mostraba una tierna sonrisa a su pareja y le tranquilizaba un poco sentir el calor corporal rodeándolo de la misma aunque igual las peleas de vez en cuando no tardaban en llegar.

Nego levemente y determinado se dió la vuelta para seguir buscando trabajo, no volvería a casa sin conseguir alguno.

Tras caminar por al menos dos horas, la noche había caído por la ciudad, los pies le dolían y el sentimiento amargo de regresar a casa con malas noticias era peor, siguió caminando hasta que se topo con un letrero alumbrado con luces neón.

"balla per me" 

La música se escuchaba más fuerte mientras más se acercaba, era un lugar grande y podía ver qué muchas personas entraban y salían de aquel local, vio una oportunidad de trabajo que no desaprovecharía.
Le pregunto al seguridad si sabía de algún puesto solicitado, el cual no supo responderle pero le dejo pasar con la condición de que no tardase, si no entraría por el y lo sacaría de una manera no muy amable.

Entro rápidamente, el local por dentro era gigante, mesas con neones rodeándolo, luces por doquier, pequeñas mesas de juego, la música saliendo de aquellas bocinas, todo a juego con la decoración retro del letrero y claro, también habían chicas y chicos bailando en un escenario,alguno que otro bailando en mesas privadas. Hasta juraría que le llegaba un olor a sandía y melón, quizá el ambientador.
Ignorando todo se dirigió al bartender, preguntando por un puesto el cual negó saber la respuesta a aquella pregunta.

La tristeza le inundó rápidamente.

—No te desanimes todavía.—animó —Mira, el chico que está ahí. —señalo a un chico rapado de tez morena, vestido completamente de negro.
—Es el gerente, puedes preguntarle.

Con una sonrisa agradeció y fue directamente al gerente.

—Disculpe.

—Digame.

—De casualidad ¿no tiene algún puesto de trabajo?

Ya no exigía un puesto a su altura, ya ni mostraba sus papeles de universidad, lo único que deseaba es ganar dinero para poder comer bien todos los días.

—¿Alguno en específico?

—A estas alturas ya me da igual.

El chico moreno pareció pensárselo, mirando detenidamente al chico que se puso nervioso al instante.

—¿Tienes currículum, alguna recomendación, solicitud de empleo?

—¡C-claro que si!

Dicho eso rápidamente saco de sus papeles una solicitud de empleo, se la entrego al chico y este comenzó a leerla.

—Raúl.

—Raúl Salinas, así es.

Al terminar lo miro detenidamente.

—Puedes venir mañana, tengo que verlo con los jefes. Si mañana te das una vuelta puedo decirte si has sido aceptado o no.—le sonrío levemente.

—¡Muchas gracias!

—Sin problema. Mañana dile al guardia que vienes por parte de José a pedir trabajo y te dejará pasar.

—Te lo agradezco.

Salió del local agradeciendo al guardia que le dejó entrar, un pequeña sentimiento de esperanza se había formado en su pecho.
Tenía que llegar rápido y contárselo a Lina.
No tenía ni la menor idea, de que su vida daría un giro inesperado al aceptar ese trabajo.



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Holaaa, nueva historia.
Caí por el ship roni, es que son muy lindoooos

En fin gracias por leer.
Los tqm, tomen awita y coman bien ❤️
Bonita noche, día o tardee.

Balla per me  [Roni] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora