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— No puede ser.

Una voz les sobresalto a ambos, haciéndoles despertar asustados, se habían quedado durmiendo en aquella habitación y si, Salinas aun tenia aquel traje puesto y Toni estaba con su camisa desabrochada.

— Agradece que fui yo el que los encontró. —Una pequeña risita salió de los labios del moreno. — Y no tú hermano.

El pelinegro se levantó rápidamente del regazo del rubio, mientras que el italiano se abrochaba su camiseta.

—Mejor salga jefe. —lanzo una mirada divertida. —Los demás están por llegar.

-—¿Qué hora es? —Tratando de ignorar el gran sonrojo que tenía, salió junto a José despidiéndose con una mirada y una pequeña sonrisa de Raúl.

— Son las 7 de la mañana.

—Joder. — Restregó su mano por su rostro para quitarse lo adormilado y algunas lagañas, sintió la mirada del moreno, José le miraba divertido.      —¿Qué pasa?

— ¿Desde cuándo tú y Salinas?

—No estamos saliendo.

—Ya...-Una risita salió de los labios del moreno. —Las pequeñas marcas en tu cuello, y en el de él, no dicen lo mismo.

— Es en serio cabrón. —Le dio un golpecito en su hombro. — No somos nada.

— Aun.

Ambos rieron levemente para seguidamente salir del local, habían acordado desayunar con Carlo, más tarde volvería para verificar que todo estuviera bien.

Mientras tanto Salinas se cambiaba rápidamente, no sabía en qué momento se había quedado dormido en los brazos de Toni, pero tenía que llegar a casa, en su celular habían llamadas perdidas de Lina y una que otra de Sabrina.

Le envió mensaje a la rubia, diciéndole que más tarde le contaría todo mientras tanto llamo al celular de Lina.

— Lina.

— ¿Raúl? —La voz de la pelinegra sonaba preocupada y levemente rota. -—¿Dónde cojones estas? No llegaste a dormir ¿Estas bien?

—Estoy bien no te preocupes, voy de camino. —Tranquilizo. —Me quede sin batería ayer. Me quede arreglando un problema de un cliente, bastante difícil. —Mintió.

—Okey. —suspiro. —Pero debiste avisarme, joder Raúl. Me tenías preocupada.

—Lo siento.

—Esta bien. —Su voz sonó más tranquila y suave. —Debes estar cansado ¿Desayunamos juntos?

¿Cuántas veces le había pedido desayunar juntos y el la había rechazado?

No podía contarlas, ya que era cierto que cuando empezó a sentir algo por el rubio dejo a Lina de lado aún más de lo que ya lo hacía, un sentimiento de remordimiento llego a sus ser.

—De acuerdo. —Suspiro. —Te parece sí, me doy una ducha y ¿salimos a desayunar algo?

— ¡Me parece perfecto! —la voz emocionada de Lina le rompió aún más. —Me preparo y te espero, te quiero adiós. —Y colgó sin más.

Una respiración pesada salió de sus labios, ya listo tomo su auto y se dirigió al departamento.
Al llegar Lina lo recibió con un abrazo y beso en los labios, que su cuerpo rechazo al instante pero pudo disimular bastante bien. Se dio una ducha y al terminar salió a desayunar con Lina.

Llegaron a un restaurante peculiar, sencillo y muy rustico, ambos se sentaron cerca de las ventanas. Eligieron su comida y la pidieron, empezaron a platicar, contando anécdotas del pasado, reían al recordar momentos graciosos, la pelinegra tomo la mano de Raúl entrelazándola con la suya, cosa que le puso nervioso, tenía que decírselo ahora o nunca.
Pero el solo ver su sonrisa el remordimiento le carcomía desde adentro.

Balla per me  [Roni] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora