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-Cuando vean esto: (...) es señal para que pongan la música. Disfruten del cap. bebes-

Habían pasado solo 3 días desde que empezó a trabajar en ese lugar, todavía no había bailado en ningún momento, sería su primer baile en serio. En estos tres días había cobrado poco, solo porque había ayudado a los chicos y chicas que bailaban con vestuarios y a recoger algunas cosas.

Hoy sería el día en que bailaría por primera vez, le habían ayudado y explicado todo lo que podía hacer, había estado ensayando con chicas y chicos que se animaron a enseñarle sus mejores pasos, todos le habían animado a hacerlo, aunque se equivocara ya que de los errores se aprendía, aunque eso no significaba que tentaría a la suerte y la paciencia de los dueños de aquel local. A pesar de que el Gambino mayor era comprensivo con todos sus trabajadores, Carlo también lo era, amigable a su manera, pero no iba a aprovecharse de la buena gente que eran sus jefes.

Su turno normalmente comenzaba a las 8.00 pm y terminaba a la 1 o 2 de la mañana. En ese lapso de tiempo cada chica y chico que trabajaba en ese turno se organizaba para salir a bailar su debido tiempo, para que todos tuvieran oportunidad de sacar algo de pasta.

Esta noche haría un show en conjunto con Sabrina, habían acordado ambos vestirse con color rojo, medias de red igualmente rojas y una diadema con cuernitos de diablo, Sabrina tenía un conjunto rojo con una minifalda de los lados levemente larga mientras que Raúl tenía una camisa roja transparente y un mini short del mismo color. Ambos estaban cambiándose esperando que un show terminara, podían escuchar los leves gritos por el show que estaba pasando. Habían terminado de cambiarse, Raúl tenía que ponerse lentes de contacto ya que los lentes normales podrían caérsele y sin ellos no vería una mierda.

La canción del show término, anunciando su próxima entrada, las luces del escenario se apagaron mientras ellos se colocaban detrás de las cortinas, dejando todo en oscuridad. El pelinegro respiro profundo para tranquilizarse, estos tres días había ensayado ponerse tacones, ya los controlaba mejor, solo esperaba no caerse o hacer el ridículo

—Tranquilo, lo haremos estupendamente. —Le ánimo, tranquilizándolo. —Lo prometo. Salinas asintió dándole una leve sonrisa, respiro profundo de nuevo, ahora más calmado ya, colocando el antifaz negro en su rostro.

(...)

La música sonó y las luces se encendieron en un color rojo, dando señal que ambos salieran caminando por la plataforma moviendo sus caderas de un lado a otro al ritmo de la música, pisando firmemente y con seguridad, con sus manos en las caderas.

Se miraron por un breve momento, dando una leve vuelta, bajando y subiendo sensualmente acompañado por un pequeño toqueteo por ellos mismos a sus cuerpos.

Tomando un tubo cada uno comenzaron un baile provocativo, subiendo y bajando lentamente, dejándose llevar por las sensaciones que provocaba la música retumbando fuertemente en sus oídos. Las luces parpadeaban al ritmo del sonido.

El pelinegro restregaba su cuerpo en el tubo, chocando su espalda con este deslizándose poco a poco, dando vueltas, alzando sus caderas provocativamente. Todo al mismo tiempo que Sabrina, perfectamente coordinados.

Ambos dejaron el tubo acercándose al mismo tiempo al escenario más adelante, danzando sensualmente, gateando y acostándose, los billetes comenzaban a ser lanzados hacia ellos, los gritos del público se comenzaban a escuchar junto con la lluvia de billetes que no paraba, las personas que no frecuentaban aquel bar no podían darse cuenta del cambio pero los que eran clientes frecuentes podían ver fácilmente que el pelinegro era un nuevo trabajador, un lindo nuevo trabajador que les hacía querer vaciar sus carteras ahí mismo por un solo baile del pelinegro.

Balla per me  [Roni] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora