II

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Las dos amigas se abrazaron y salieron del baño entre risas, como si nada hubiera pasado. Cuando volvieron a su mesa, David le hechó a Abby una mirada cómplice para ver si todo iba bien, a la que Abby respondió con otra para confirmarlo.
El resto de la cena fue agradable, Mike no tiró más fichas y pasó de ser el chico chulito y guaperas a el chaval sensiblón que siempre era con sus amigos. Esa doble personalidad repateaba a David, quien estaba totalmente en contra de sus continuos líos. Trataba a las chicas como juguetitos de usar y tirar, y eso no le parecía nada bien, pero le respetaba y le apoyaba porque era su amigo.
Se estaba haciendo tarde, así que pagaron y se fueron a dar una vuelta por las calles de Madrid.
A la cabeza iban Andrea, Carlos y Mike; detrás Valeria, Abby, Rebecca y David. Aunque todos ellos formaban un sólo grupo, se podía diferenciar que Carlos, Andrea y Mike eran los más "traviesos" y David, Valeria, Becca y Abby los más "sosainas", pero, todos eran tal para cual, se cuidaban unos de otros, lo que hacía que fueran inseparables.
-Mañana a las doce en la Puerta del Sol?-preguntó David con entusiasmo.
-Obviamente!-Respondieron Becca y Abby al unísono.
-Yo me apunto chavales! -saltó Andrea de repente.
-Nosotros también- respondió Mike, hablando por él y por Carlos.
-Yo no sé si podré, ya sabéis cómo es mi madre, no quiere que vaya yo sola ni hasta el metro-respondió Valeria un poco avergonzada.
Todos sabían a qué se debía esa inseguridad por parte de su madre. Y es que hacían cinco meses que habían secuestrado a Valeria.
Sucedió dos calles abajo de su casa, cuando se dirigía al metro, iba andando para ir a casa de su padre cuando un furgón se paró delante suya y la metieron dentro. Pasaron tres semanas hasta que volvió a su casa, traumatizada, después de muchos maltratos. Visitas semanales al psicólogo, apoyo de sus amigos, y un 'guardaespaldas' personal, hicieron que Valeria pudiera a volver a ser la chica que algún día fue, o eso es lo que la mayoría pensaba.
-Tranquila Val, yo iré a tu casa y te acompañaré hasta el metro, y luego te llevaré de vuelta, lo tenía previsto.-dijo David con un tono sereno, intentando que no se acordara de esa situación.
Durante sus meses de recuperación, David había ido cada día a su casa a hacerla compañía, la había llevado de el instituto a casa y de casa al instituto todos los días, había sido su mejor amigo, su desahogo. Al principio, Valeria no era capaz de hablar, cada cosa que decía le recordaba a todo lo que había pasado allí dentro, pero poco a poco Valeria le fue contando a David todo lo que había pasado.
David había adoptado ciertas costumbres para que se sintiera querida y apoyada. Siempre la llevaba una tableta de su chocolate favorito, la cocinaba sus platos preferidos y, de vez en cuando, una buena pizza y una partida videojuegos. David conocía a la perfección los gustos de Valeria.
-No quiero ser una molestia, David...
-Molestia? Qué es eso? Se come? Anda y no digas bobadas! A las diez y media estoy en tu casa con una docena de churros con chocolate para ti, para mi y para tu hermana.
-Joe David... Muchas gracias en serio, te lo agradezco mucho.- en ese momento Valeria saltó a los brazos de David, quien la correspondió con un fuerte abrazo. A Valeria se le escaparon unas cuantas lagrimillas. En seguida, el resto del grupo de unió al abrazo y empezó a hacer cosquillas a Val, quién empezó a llorar, pero de risa.
Sucesivamente, David cogió a Valeria en caballito y Abby cogió a Becca de la mano. El grupo continuó su paseo por las bonitas y pobladas calles de Madrid.

31 días para enamorarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora