VIII

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Abby fue la primera en llegar. Se había adelantado demasiado, no habían quedado hasta dentro de veinte minutos, así que le tocó aguantarse y esperar.
Era un bonito y soleado día de Marzo, la Puerta del Sol estaba hasta arriba de gente.
Entre la multitud, se encontraba un grupo de adolescentes que debían ser de su edad. Un par de chicos del grupo se percató de la presencia de Abby y avisaron al resto. No eran más descarados porque no podían. Algunos la silbaban y otros simplemente la señalaban sin descaro.
No era de extrañar, Abby era una chica morena. Con el pelo larguísimo y muy liso. Casi le llegaba hasta la cadera. Tenía unos ojos verdes claros, una nariz respingona y unos labios pequeños y muy finos. Era una chica guapísima. Pero su incapacidad de relacionarse con la gente la impedía hacer nuevas amistades o ligar. Era muy tímida, se sonrojaba por cualquier cosa. Y no sonreía muy amenudo.
Estaba adentrada en su mundo, cuando se percató de que uno de los chicos del grupo se acercaba a ella.
-Hola, morena. Qué tal?-preguntó con una sonrisa pícara. Intentaba un lío rápido, eso estaba clarísimo.
-Déjame en paz.-respondió fría, no estaba de humor para que un imbécil la pusiera ojitos.
-Eh tigresa! Guárdate las uñas! Solo trato de hacerme tu amigo.-soltó el joven, con aire de superioridad.
-En serio, déjame.-dijo Abby dándole un ligero empujón en el hombro para que se alejara de ella.
-Vamos, nena, los dos sabemos que estás deseándolo, no te hagas la estirada.
El chico empezaba a acercarse demasiado y muy rápido, empujó a Abby ligeramente contra la pared, y comenzó a agarrarse a su cintura tratando de bajar las manos hasta un poco más abajo.
-He dicho que me dejes!
Abby le propinó tal bofetada al joven que la mitad de las personas que pasaban por allí se paró para ver lo sucedido.
-Eso te pasa por hacer el gilipollas.-soltó alguien del grupo.
Otro chico de los del grupo salió de entre la multitud y se llevó a su amigo, el joven tenía cara de avergonzado, a pesar de no haber hecho nada.
-Disculpa, no era nuestra intención molestarte, en serio, lo siento.-añadió y se fue con el resto del grupo.
Pasó poco tiempo hasta que aparecieron Mike y Becca.
-Hola Abby! Qué tal?-dijo Becca entusiasmada a la vez que abrazaba a su amiga.
-Hola, morena.-añadió Mike propinándola dos besos en la mejilla.
-Habeis venido juntos?-preguntó Abby con cierta curiosidad.
-Sí, ha venido a recogerme... No me lo esperaba!.-respondió Becca feliz a la vez que le daba un dulce beso a Mike en la mejilla.
Tardaron poco en reunirse todos. Primero llegaron David y Valeria, después Andrea y por último Carlos.
Una vez que se encontraron reunidos, acordaron ir a El Retiro y comprar unos bocatas en alguna tienda de camino.
Mike con Becca, David con Valeria y Carlos, Andrea y Abby juntos.
Los siete amigos paseaban por las calles de Madrid sin saber qué les aguardaba aquel bonito y soleado día.

31 días para enamorarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora