V E I N T E Y S I E T E

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Reprocharle cosas a tu ex




Y cuando menos lo esperaba el domingo llegó. El taxi recorría las calles de Canadá bajo el cielo con un hermoso atardecer, rezaba por qué el camino fuera eterno para no llegar a casa.

— Llegamos señorita — anunció el hombre al volante

Gentilmente me ayudó a bajar mi única maleta para después marcharse luego de pagarle el viaje. Respiré hondo antes de adentrarme a la gran resistencia Williams, al llegar a la puerta me encontré con que esta no tenía llave así que entré sin avisar.

La casa se encontraba en completo silencio, se sentía tan fría y tan ajena, ni siquiera la sentía como mi hogar, una parte de mí me decía que debí quedarme en Londres con Nick y Ashley.

Seguí de pie bajo el umbral de la casa, sin mover un sólo dedo, sentía que si daba un movimiento en falso una guerra se desataría. Me quité de la entrada y arrastré la maleta conmigo hacia las escaleras, subí el primer escalón cuando una fuerte mano me tomó del brazo para empujarme al piso con fuerza.
Mi espalda chocó contra el frío mármol del piso, y desde allí pude ver a mi padre parado frente a mí con las manos echas puño.

— ¡¿Qué ocurre contigo?! — gritó haciéndome sobresaltar

Sabía que estaba molesto, pero para ser sincera no me esperaba ese recibimiento.

Me levanté lo más rápido que pude.

— ¡No me dejaste otra opción! — grité de vuelta — ¡Te dije que ese viaje era importante!

— Me importa un carajo tu estúpido viaje, si yo te dije no vas, tenías que obedecer

— ¿Crees qué soy tu súbdita? — cuestioné recordando las palabras de la madre de Nick

— ¿Ahora de qué mierda estás hablando?

— ¡De eso mismo! ¡De ti, de mí! ¡Mira dónde vivimos! — con mis brazos apunté toda la enorme casa — Tienes tu castillo, tienes tu fortuna, tienes una familia a la cual tratas como trapo sucio y alzas la voz dando órdenes todo el tiempo esperando que se cumpla lo que dices como si fueras un Rey y nosotros tus súbditos... — frunció el ceño y apretó los puños, listo para atacar cuando de la primera estocada — Quieres hacernos creer que eres el Rey, que eres fuerte y que tienes a todos bajo tus órdenes...

— Cuidado con lo que dices, Carrie... — advirtió pero lo ignoré

— ¡Pero sólo eres un ser humano despreciable y débil! — grité

Ni siquiera vi cuando pasó, sólo sentí su mano impactar contra mi mejilla, con tal fuerza y precisión que terminé nuevamente en el piso.

— ¡Cierra la maldita boca!

— ¡Elton, basta! — mi madre bajó las escaleras apurada — ¡Deja a mi hija en paz!

— Debiste educarla bien

— ¡No te atrevas a culparme otra vez por la educación de nuestra hija! — mamá me ayudó a ponerme de pie — ¡Sí no te la pasarás gritándome todo el tiempo tal vez nada de esto estaría pasando!

— No seas dramática... Ella está así por tu culpa

— ¡No te atrevas a culpar a mi madre por algo que también era tu responsabilidad!

— ¿Ahora yo tengo la culpa de tus traumas sin sentido?

— No de todos, pero si de algunos. No tienes ni idea de lo que sentía cada vez que ustedes peleaban cuando era niña, ver cómo tratabas a mamá y como me has tratado a mi durante toda mi vida, diciendo a mis espaldas que preferías tener un niño a tenerme a mí, mostrándome tu desprecio en privado pero poniendo una sonrisa cuando alguien ajeno a nuestra familia nos miraba. ¿Sabes lo idiota qué me siento por enamorarme de un chico que resultó ser un espía de mi padre? ¿En serio tanto me odias para llegar a ese extremo padre?

Carrie, y el campamento equivocado [Libro 1 ✔️][Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora