Pretextos absurdos

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El silencio dentro de la prisión era tan asfixiante que Gongyi Xiao tuvo la urgente necesidad de marcharse y dejar que el par de maestro y discípulo resolvieran sus conflictos pero le bastó un solo movimiento para sentir la penetrante mirada de Binghe y acto seguido prefirió quedarse en su lugar.

Shen Jiu arqueó una ceja, se colocó lentamente la máscara de la cruel burla y respondió altivo ante las cuestiones anteriormente realizadas:

—Posiblemente nunca puedas servirme, este maestro jamás aceptaría como discípulo principal a una bestia.

—¡Oh! ¿Así las cosas? —La atención de Binghe volvió a centrarse en el joven. Arrugó lentamente el ceño y tensó los puños— Vete de aquí.

Gongyi Xiao le dedicó una ultima mirada al maestro quien había cambiado su actitud volviéndose hosca, burlona y con toques divertidos en aquella sonrisa de superioridad. Algo extraño de ver después de haberlo visto tan pacifico y sereno con él.

Y es que había mostrado un contraste diferente; habían sido pocos días los que lo conocía pero en aquellos momentos el joven ex discípulo se había percatado de que aunque el maestro no fuese expresivo facialmente, mostraba todo mediante la mirada.

Esos ojos verdes que cautivaban.

Esos ojos cazadores que demostraban todo menos ingenuidad.

Esos ojos hermosos que a ratos se llenaban de vida y por largas horas se apagaban al sumergirse en el recuerdo de la felicidad marchita.

Esos ojos que pese a verse como dos pozos coloridos profundos y sin movimiento, relataban más que un solo gesto.

Y ahora lo notaba; ahora podía decir con seguridad que aunque el maestro inmortal no mostrara movimiento alguno, su mirada se había vuelto tan afilada como una daga, dispuesta a mostrar todo el coraje que no se expresaba mediante el rostro.

Gongyi Xiao aunque joven; fue cautivado por la mirada de un prisionero juzgado injustamente quien ahora se encontraba sosteniendo la mirada ante un rey demonio que mantenía los labios tensados en una fina línea en clara muestra de disgusto.

Ambos; Maestro y discípulo expresaron visualmente un odio mutuo que no fue expresado en palabras pero que se evidenciaba en todo momento y ante ello, el joven no pudo hacer más que dejarlos a solas para indagar por él mismo si aquellos delitos por los que había sido condenado el hombre eran ciertos o no.

Haciendo una reverencia hacia el inmortal de mirada esmeralda, se marchó dejando atrás al par de ex discípulo y nuevo rey demonio junto con el antiguo maestro de una de las sectas más importantes del mundo del cultivo.

Una vez estuvieron solos, Binghe se cruzó de brazos lentamente y le dedicó una mirada demasiado intima al maestro de secta ya que los orbes oscuros descendieron lentamente por sobre la ropa ajena deteniéndose momentáneamente en el cable vinculante para seguir bajando hasta las botas atadas.

Dicha mirada se deslizó tal cual serpiente para posarse sobre la tina de agua caliente, esbozó una sonrisa tranquila y avanzó hacia la bañera para sumergir superficialmente sus dedos comprobando con ello la temperatura del vital líquido.

—¡He sido un muy mal líder con mi invitado estrella! —Habló con un deje de burla— Permita a este humilde demonio que sirva a su Shizun como debe ser.

Shen Qingqiu sostuvo la mirada sobre la ajena, frunció lentamente el ceño y profirió un sonido nasal parecido al desdén ya que el intento de ser sometido o intimidado por Luo Binghe no estaba funcionando en absoluto.

A su mente llegaron los recuerdos de sus días como esclavo, donde él era el rey superior, él era quien no tenía miedo de soltar golpes sucios o bajos con tal de ganar; aquellos días donde él jamás fue intimidado... hasta que llegó Qiu Jianluo pero mientras eso no sucedía Shen Qingqiu o mejor dicho; Xiao Jiu, no tuvo problemas en enfrentar un golpe y fingirse inmune.

Pequeño loto negro «BingJiu»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora