Alicia Clark

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(Importante: Leed la nota del final del capítulo)


La última vez que la vi fue el último día antes del apocalipsis, específicamente justo después de un examen de matemáticas. Como siempre, ella no se había percatado de mi presencia ya que estaba ocupada hablando con su novio. Lo tenía asumido, alguien como ella jamas llegaría a sentirse atraída por mi, pero eso ya daba igual. Lo más probable es que ahora esté muerta o se haya infectado.

Por mi parte, dejando todo atrás, seguí mi camino hacía un lugar alejado de la civilización acabando en una granja en medio de la nada. Era un lugar tan difícil de encontrar que hasta a mi me costaba volver cuando tenía que salir a por provisiones.

En estos momentos, me encontraba en un supermercado a unos cuantos kilómetros de mi refugio. No parecía haber indicios de ningún infectado, cuando escuché varios pasos acercarse a mi. Con pistola en mano, me alejé lentamente hasta que un grito de auxilio llamó mi atención. Ignorando todos mis instintos que me decían que huyese, corrí hacia donde provenían los gritos. 


A unos cuantos metros mía, vi como una joven era perseguida por una docena de infectados. Acelerando el paso, apunté a los que estaban más cerca y les disparé en la cabeza haciendo que cayesen inmóviles.

- ¡Aquí!- grité llamando su atención para que viniese hacia mi.

Viéndome como la opción más fiable, la castaña me hizo caso cambiando el rumbo. Para cuando ya había llegado a mi lado, tan solo quedaban 3 infectados que eliminé con facilidad.

- Tenemos que salir de aquí, hemos echo demasiado ruido- la informé.

Evitando pasillos estrechos y después de recoger los suministros que había encontrado, nos dirigimos a la salida sin ningún inconveniente. Nada más alejarnos unos metros de el centro comercial me di cuenta de un detalle que no me había fijado antes.

- ¿Alicia?- pregunté extrañada al examinar su rostro.

- ¿Te conozco?- preguntó tensándose un poco.

- No- respondí rápidamente- pero iba a tú mismo instituto, compartíamos matemáticas.

- ¡Ya te reconozco!- exclamó sorprendiéndome- tu me dejabas las tareas cuando no las tenía echas.

- Eh... si- dije nerviosa.

- Gracias a eso podría haber aprobado la asignatura- dijo con una pequeña sonrisa.

- Aunque eso ya no importa- suspiré dirigiéndome a mi coche.

- ¿A donde vas?- preguntó detrás mía.

- A mi refugio, ¿no tienes un grupo?- pregunté sin mirarla.

Al no recibir respuesta me giré para ver cómo negaba con la cabeza. Tras pensarlo unos segundos, me volví a girar y abrí el coche.

- ¿Te vienes o te quedas?- pregunté.

Con rapidez, Alicia se subió al asiento del copiloto con una sonrisa agradecida. Sin mediar palabra, encendí el motor del automóvil e inicié el camino a la granja.

- ¿Cuantos sois en el refugio?- preguntó tras unos minutos en silencio.

- Ahora tu y yo- dije distraídamente, a lo que la asintió.

Media hora más tarde, llegamos a nuestros destino justo antes de que empezase a anochecer y todo parecía estar en orden. Mientras cerraba la verja que rodeaba el recinto por seguridad, me fije en la cara sorprendida de la castaña.

- ¿Como has encontrado esto?- preguntó cuando me vio acercarme.

- Me perdí- confesé- me salí de la carretera porque había una horda de infectados y no se como, pero acabé aquí- expliqué entrando en la granja.

Por dentro, la viviendo contaba con dos habitaciones, un baño y un salón que conectaba con una pequeña cocina. Al haber pasado tanto tiempo aquí, la había hecho lo más hogareña posible en un intento de combatir el aburrimiento.

- Hay agua caliente, pero no te recomiendo que tardes mucho porque no tarda en ponerse helada- avisé- las toallas están en el cajón y te dejare algo de ropa en tu habitación.

- Gracias- escuché como decía mientras me alejaba.


Tres meses más tarde

- ¿Podemos pasar luego por la biblioteca?- preguntó entusiasmada la morena.

En estos meses, Alicia y yo nos habíamos vuelto muy cercanas, al punto en el que no pude evitar volver a sentirme atraída por ella. Por otro lado, ella no parecía darse cuenta de mis sentimientos.

- Ya veremos- respondí sin despegar la vista de la carretera con una pequeña sonrisa- pero primero tenemos que encontrar una gasolinera.

Llevábamos conduciendo una hora en dirección al centro comercial donde nos conocimos para conseguir más provisiones. Desde que le enseñé la existencia de una biblioteca no muy lejos del edificio, se había obsesionado con la idea de leerse todos los libros posibles.

Por suerte, conseguimos llegar a la gasolinera a tiempo y me dediqué a repostar mientras que Alicia investigaba. Cuando vi que había vertido suficiente gasolina en el automóvil, empecé a llenar unas garrafas hasta que sentí como el suelo temblaba un poco.

Levantando la vista, me di cuenta desde la lejanía se veía a una horda de infectados venir hacia nuestra ubicación. Con prisa, deje la gasolina en un lado y busqué a mi acompañante para podernos alejar lo antes posible.

- Alicia- la llamé al verla.

- T/n, mira lo que he encontrado- dijo con una sonrisa radiante enseñándome una bolsa de Takis.

- Tenemos que irnos- dije seriamente agarrándola del brazo para dirigirla a la salida.

- ¿Que pasa?- preguntó preocupada.

Nada más salir, nos dimos cuenta de que los infectados se habían acercado mucho más, pero todavía no nos habían visto. Con horror, vi como por el lado de la carretera por el que habíamos venido, otra horda se aproximaba tapando nuestra escapatoria.

- Vamos- dije corriendo hacia el coche sin soltar su brazo.

Rápidamente entramos cerrando todas las puertas con seguro. Utilizando unas mantas, tapamos las ventanas y pasamos al suelo entre los asientos delanteros y traseros para así poder escondernos en caso de que entrasen.

- Silencio- susurré mirándola.

A los pocos segundos, el coche empezó a tambalearse levemente por los infectados que chocaban contra el, pero no parecía que lo golpeasen a propósito. A mi lado, Alicia empezó a temblar de miedo a lo que no dude en abrazarla fuertemente atrayéndola a mi. Aunque eso ayudase a sus temblores, necesitaba calmarla del todo.

Sin pensármelo dos veces, estampé mis labios contra los suyos. En un primer momento, sentí como se tensaba de golpe y se quedaba inmóvil, pero no tardó en corresponder el beso con fuerza. De esta forma, nos quedamos un tiempo, hasta que lo único que se escuchaba eran los gruñidos lejanos de los infectados.

- ¿Por qué has hecho eso?- preguntó cuando nos separamos.

- Yo... yo pensé que...- empecé a tartamudear sin saber muy bien que contestar.

Su risa inundó mis oídos y por un instante temí que los infectados nos escuchasen, pero al verla sonreír no me vi capaz de callarla. 

- ¿Te pongo nerviosa?- preguntó divertida.

- ¡No!, digo... ¿si?- podía sentir como me ponía cada vez más roja de la vergüenza.

Sus labios se volvieron a encontrar con los míos y ahora fue ella la que se ocupó de calmarme con ese pequeño tacto.




Holaa, últimamente he visto que los capítulos dedicados a Olivia Rodrigo son los más solicitados, por lo que seguramente me centre un poco más en ellos. Aún así, seguiré escribiendo sobre otros artistas y personajes. Espero que tengáis un fabuloso día, beber mucha agua y comer algo xx

One Shots FamosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora