Capítulo 14

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A pesar de estar en el bosque, el día era caluroso, una joven rubia caminaba entre los árboles, sus pasos eran algo torpes debido al balde de madera que le estorbaba el paso. tenía que llenarlo con el agua del río, para después depositarlo en un contenedor mucho más grande y volver ha repetir la tarea.

Era un trabajo muy pesado que tomaba varias horas realizar, sin mencionar que ineficiente, ya habían sido varias veces las que le obligaban a hacer ese trabajo a mitad de la noche para asegurarse que sus clientes contarán con agua. Pero Gabriel nunca pagaría por un sistema de suministro de agua, sin importar cuánto ganara el negocio. Aun así, prefería ese trabajo que atender a los bárbaros que tenían de clientes.

Una vez que la joven llegó al río colocar el balde en este, todo parecía normal, hasta que se percató de un tono rojizo en vital líquido, al mirar más arriba se sorprendió al encontrándose con un cuerpo estático, asustada retrocedió, no sería la primera vez que encontraba un cadáver y mucho menos el ultimo, pero aun así, su estómago no estaba hecho para eso.

Miró el cuerpo un rato, preguntándose ¿cómo había terminado de esa forma?, no importaba realmente la razón, tal vez aquel hombre prefería la muerte antes de soportar todas las atrocidades que se vivían en ese lugar. Por otra parte, ella no podía dejarlo asi. Después de todo era humano y tenía derecho a ser enterrado.

Con paso lento se acercó al cuerpo. Su piel acanelada estaba pálida y enmarcada por su cabello dorado como los rayos del sol, su ropa sucia y oscura ceñida a su cuerpo masculino, tenía una gran herida en el pecho. la joven abrió grande los ojos cuando se percató de su respiración, apenas era perceptible, pero respiraba. Miró en todas direcciones en señal de alguien.

Nada

La joven miró el cuerpo de aquella persona, sin estar segura de que hacer.

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Abrió los ojos abruptamente, encontrándose con un techo que no conocía, un punzante dolor en el pecho fue la señal que necesitaba para saber que seguía vivo. se llevó la mano al zona afectada percatandose de la venda que tenía. los recuerdos confusos en su mente revoloteaban sin llegar a algo claro, despacio fue incorporándose. tratando de regularizar su respiración.

Era una habitación de madera apenas suficiente para una persona. En él contaba con el futón y un par de prendas colgadas en una de las paredes.

-¿enserio estas loca? - escucho y miro hacia la única puerta corrediza del cuarto, de donde dedujo que venía el olor a quemado.

-entiéndeme - dijo una segunda voz, ambas como un susurro apenas perceptibles -el hubiera muerto si lo dejaba ahí - poco a poco fui acercándome a la puerta.

-lo se, pero han pasado 3 días y no despierta, además que este en mi cuarto es algo - respondió.

- nadie se atrevería a molestarte o entrar, es el lugar mas seguro después del cuarto de Gabriel - se justificó - Además, no podemos echarlo -

-lo se pero... - respondió la segunda, había una pequeña abertura donde podía ver dos sombras y el diminuto fuego en el centro - pero si Gabriel nos descubre.... - la figura se movió rápido y abrió la puerta, encontrándose con unos ojos aquas que la miraban fijamente, con el ceño fruncido, su rostro era tan pálido como la leche y su cabello rojo estaba sujeto en una trenza. no aparentaba tener más de 15. Tenía una camiseta pegada al cuerpo con un pantalón de cuero viejo.

- despertaste - sus ojos están clavados en mí, - no es correcto espiar - dijo firme. La actitud de la joven pelirroja le sorprendió, ninguna mujer le había hablado de esa forma en toda su vida, y bueno tampoco es que haya visto a muchas mujeres vistiendo tan varonil.

El Reino de un DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora