Naruto.
El valle del fin, así se conocía porque si eras vendido a ese lugar, solo podrías salir muerto. Se vendían esclavos, prisioneros, mujeres, niños, cualquiera que pudiera levantar un arma era ideal para los combates y entretener a su audiencia. Peleabas o morías, esa era la regla primordial. Aunque eso había terminado hace mucho.
Fue una coincidencia que mi padre y el de Gaara encontrarán este lugar, y es aquí donde nuestros padres se conocieron. Algo tan improbable. Apenas mi padre saco tanto a mi madre como a la de gaara de ese lugar, se encargaron de liberar a todas las personas que estuvieron cautivas y casar a los responsables. En los recuerdos de mi madre, fue algo que realmente disfruto. Tantos años atrapada en esa pequeña habitación, peleando día con día buscando sobrevivir.
Bajamos las escaleras y lo primero que encontramos fue la arena, gran parte estaba hecha de madera, por lo que al estar abandonada se encontraba desgastadas, había diferentes alturas y mesas, todo estaba desordenado y el olor era desagradable.
Sas - Así que fue aquí - lo escuche y lo mire. - Aquí se conocieron tus padres verdad - yo asentí y mire aquella arena. Kushina y Kurara, habían sido vendidas cuando eran niñas, por lo que su infancia y adolescencia, tuvieron que pasarlo en este lugar. ambas para atender y limpiar el lugar, pero mi madre tenía una personalidad explosiva.
En una ocasión mordió a uno de los clientes que golpeó a Kurara y como castigo la había aventado a la arena a los 12 años, sorprendentemente, a pesar de perder en su primer encuentro, mostró una gran capacidad para la batalla y fue por ello, que el dueño vio una oportunidad de un nuevo entretenimiento.
No pude evitar que la ira subiera por mi cuerpo, mi madre fue sometida a un entrenamiento brutal por los demás prisioneros. y pese a que Kurama, se negó a mostrar los detalles, la sensación era como una especie de instinto. mi cuerpo, saben lo que había pasado.
Sas - Parece que es un buen lugar para refugiarnos - Sasuke se adelantó un poco, pero yo me quede inmóvil un momento, en un debate interno. Tras unos minutos, decidí caminar.
Nar - Este lugar todavía está muy expuesto - dije - Vamos -
Sasuke
Para mi sorpresa, Naruto se movía por el lugar con eficiencia, parecía que lo conociera como la palma de su mano. Me guío por los túneles, hasta llegar a una sub-cámara. Era realmente mas grande de lo que podía percibir, giramos por uno de los túneles. Mientras avanzábamos me encontré con varias pequeñas cámaras, no era mas grande de 2 metros a lo largo, y apenas era lo suficientemente grandes para una persona. Las entradas estaban determinadas por rejas, en su mayoría oxidadas por la humedad del lugar.
Era sabido que en este lugar se dedicaban a peleas clandestinas. Su público disfrutaba de la sangre, por lo que no era extraño que se comprara gente para sus espectáculos y por lo visto, eran tratados peor que animales.
Naruto, seguía sin hablar, y veía el lugar con una gran atención, su cuerpo estaba rígido desde que llegamos. Bueno, no sabia que tanto sabía él sobre sus padres, pero por la froma en la que se movía, parecía conocer el lugar.
Por fin encontramos lo que debió ser la cocina y una enfermería. No había mucho que pudiéramos usar, pero afortunadamente para nosotros algunas plantas habían sobrevivido. Aproveche la oportunidad para poder hacer un ungüento para mi pierna. Fuera del tiempo que tuvimos en la cueva. No me había permitido descansar, por lo que la herida no se encontraba en las mejores condiciones.
Gran parte de la sangre se había secado y adherido a la tela, tome un poco de agua para poder aflojar esta, sin tocar la herida, cuando lo conseguí note que la cortada aun tenia un color rojizo y rosado, la sangre que estaba sobre esta había adquirido una textura pegajosa.
Naruto por su parte, había decidido revisar el reto de lugar, en busca de armas, comida, mapas, cualquier cosa que pudiéramos usar para salir de ahí. Afortunadamente para nosotros, nos encontrábamos a 2 días de Konoha, a una buena velocidad, aunque realmente desconocemos la zona y era mejor tener un poco de información, pudiera ser que no fuera exacta pero cualquier cosa que nos evitará retrasos era mejor que nada.
Cuando termine de examinar y curar mi herida, la vendé y comencé a explorar el lugar, buscando lo que nos pudiera funcionar por el viaje.
Naruto
Kurama me había mostrado recuerdos de mi madre, según él, ver los recuerdos de los anteriores jinchurikis era una habilidad peligrosa y poderosa y era gracias a ella, que sabía como detener al árbol sagrado. Pero también me permitió conocer a mi madre. Me movía casi por instinto, cuando doble a la izquierda me encontré con una puerta, si es que se podía llamar asi. Gran parte de esta colgando de una forma extraña. La madera está deteriorada después de tantos años, el olor a humedad era persistente. Moví aquella puerta colgada y miré el espacio.
"-Espera, quédate quieta-" escuche
"-Eso duele mucho - " frente a mí aparecieron dos sombras, dos seres de un recuerdo lejano. Ambas estaban sentadas en esa habitación. Una chica de cabello rubio que le llegaba a las mejillas, y cuyos ojos de un azul opaco, miraban fijamente a la pelirroja. Su cabello estaba atado en una alta coleta, pero aun así, el cabello le llegaba un poco abajo de la cintura.
Las piernas se me volvieron de gelatina mientras me movía a un costado para poder contemplarlas mejor, la piel clara y los ojos agua y sus fracciones levemente torcidas mirando las manos de su amiga quien intentaba atender su herida.
"-Haa, no debiste arriesgarte tanto-" dijo mirando mal a Kushina mientras seguía limpiando la herida
"Te juro que era la única forma"- un grito le salió cuando volvieron a limpiar la herida. La chica solo dejó salir un prolongado suspiro, mientras vendaba la herida.
"-Casi fue un milagro que no te cortaran el brazo" -
"-Debo decir, que no se si sentirme preocupado o aliviado-" la mirada de ambas chicas viajo a una pequeña cortina, donde debería ser la habitación. Un chico de cabello dorado, ojos azules y piel levemente tostada, los miraba desde el interior. "-Cada vez que das esa afirmación, algo me dice que tu oponente estuvo apunto de conocer al sabio-" La chica rubia desvió la mirada en un gesto de incredulidad, pero Kushina le había dedicado una sonrisa felina.
"-Eso ni lo dudes-" La imagen poco a poco fue dispersando como neblina.
-No todo fue malo - Pude escuchar a Kurama como si estuviera detrás de mí, también contemplando la escena de hace un momento. Kurama, se había encargado de enseñarle recuerdos de su madre y mi padre, donde la mamá de Gaara y la mía, se habían vuelto las mejores amigas
-Lo se - sentí como mis ojos se quemaban. -Solo, que no se si los buenos superan los malos -
-ja, mocoso - casi podía sentir como estaba a mi lado y yo mire en mi interior, aquel edificio de metal y agua, me encontré con el ojo de Kurama que me veía con una pequeña sonrisa - te dire algo, es precisamente por los malos recuerdos que los buenos son aún mas brillantes - No pude evitar recordar la sonrisa de los tres y me preguntaba si mi madre recordaría esos momentos con cariño.
-Vamos Mocoso - Asentí, y me di la vuelta.
No sabía a quién debía agradecer, pero tras encontrar la oficina del antiguo dueño, gracias al sabio, pude encontrar un mapa del lugar, era algo viejo pero nos servía para poder guiarnos. Revise los demás documentos en busca de algo útil.
La oficina estaba bastante deteriorada, había algunos libreros, con papales que prácticamente se habían destruido por la humedad del lugar, sin mencionar el pestilente olor a moho que se había formado por eso, había un pequeño escritorio de madera, del cual había sacado el mapa y afortunadamente se encontraba prácticamente intacto.
Al darme la venta, me percate de que arriba de uno de los libreros se encontraban varios frascos, según los recuerdos de mi madre, Gabriel, era un hombre extremadamente avaro, por lo que los mejores medicamentos estaban bajo su cuidado. Si es que algunos de estos estaban en buen estado sería una ventaja. Estaban en la parte mas alta del libro, así que irse entre los pisos de la repisas para poder alcanzarlo. Sentí como la madera se rompió con mi peso, como me fue hacia atrás y el golpe seco del suelo junto al peso del librero. Varios frascos se rompieron y un olor dulce empezó a invadir el cuarto.
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El Reino de un Dios
Hayran KurguTras descubrir el secreto de su nacimiento, Naruto y Gaara tendrá que enfrentar la consecuencias de sus actos. Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto