tastes like summer, smiles like may│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻

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Taeyong

Lee Taeyong era muchas cosas; inteligente, valiente, un alfa decente, un buen proveedor, un bastardo... pero de cualquier manera, era parte de la monarquía. No legítimamente, pero eso cambió hace cinco años cuando su padre, el rey Kibum, decidió que necesitaba un heredero para su título para que gobierne el reino.

Lo que su padre no anticipaba era la designación de Taeyong. Él esperaba a un omega, justo como él, considerando que los monarcas veían a los alfas como demasiado volátiles, demasiados salvajes, que nunca piensan con la cabeza y solo con sus nudos. Sin un compañero, Taeyong era simplemente una carga y un riesgo para el reino. Se podría decir que el rey había tropezado dos veces con la misma piedra.

Sin embargo, no se puede negar que los monarcas siempre están preparados para lo peor y así fue como Taeyong, con solo 22 años de vida, estaba comprometido con el príncipe omega de Kai, Ten Leechaiyapornkul.

—No tienes que hacer esto, debe haber otras opciones. —expresó Chanhee, frunciendo el ceño profundamente.

Taeyong conoció al chico el primer invierno que pasó en el castillo. Chanhee conocía todos los pasajes secretos y los mejores lugares dentro del castillo, hizo que Taeyong se sintiera menos solo de diferentes maneras. También ayudó el que fuera hermoso e inteligente y Taeyong siempre había tenido debilidad por las mentes brillantes y los ojos almendrados.

—Entonces dime mis opciones, mi querido Chanhee. —dijo Taeyong calmadamente, mientras se acomodaba su gabardina color vino tinto.

—Podríamos huir.

Taeyong rio ligeramente.

—Debí haberte escuchado mal, por un momento pensé que dijiste que podríamos huir.

Chanhee frunció el ceño.

—No te burles de mí, no actúes como ellos. —escupió la última parte con veneno.

Una de las cosas que hacen que Chanhee y Taeyong sean tan cercanos como lo son era su disgusto por las personas ricas y por la realeza. Ellos les habían quitado muchas posibilidades, muchas opciones.

Los ojos de Taeyong se suavizaron.

—Lo siento, dios, lo siento mucho. —dijo mientras se acercaba al chico.— ¿A dónde quieres huir?

Los ojos de Chanhee se ampliaron con incredulidad.

—¿Hablas en serio?

—Sí. —dijo Taeyong con convicción.— Que se joda el príncipe, quiero tener un último día en el que pueda ser yo mismo, en donde pueda elegir mi destino. Hoy elijo huir contigo por un día.

La pequeña sonrisa en el rostro de Chanhee se borró y el brillo en sus ojos disminuyó.

—¿Solo por un día?

—Desearía poder ofrecerte más, pero sabes que el rey me encontraría en cualquier lugar y si tú desapareces conmigo te atraparían también. Deseo solo lo mejor para ti, con o sin mí. Si quieres irte ahora, no te culparía ni por un segundo.

Chanhee sacudió la cabeza en negación.

—Si tú te quedarás, yo me quedaré también. —su voz era firme y sus ojos seguros.

—Entonces nos quedaremos juntos.

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Ten

Ten Leechaiyapornkul era muchas cosas; decidido, astuto, leal a su familia, extremadamente encantador, sin embargo, de cualquier manera, era el omega de alguien más. Eso fue, por supuesto, después de que el total imbécil rey Kibum usara un tratado muy antiguo que pedía una alianza política entre sus reinos, lo que significa que ahora Ten tiene que convertirse en lo que juró que nunca sería.