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Ten

Antes de Taeyong, Ten no sabía que la gente podia comer panqueques tan... eróticamente. Sacando la lengua sobre sus labios brillosos, lamiendo restos de miel pegajosa, gimiendo y gruñendo apreciativamente cada que daba una nueva mordida. Ten mordió su labio inferior, justo a tiempo para evitar un gemido que estaba listo para salir de su boca.

Los ojos de Taeyong se enfocaron de nuevo en Ten mientras su grueso pulgar limpiaba la comisura de la boca del príncipe antes de chuparlo en su propia boca, su lengua limpiando el dígito.

Ten dejó salir un pequeño jadeo, haciendo que Taeyong se congele.

—Oh dios, lo siento mucho, eso fue... ni siquiera sé qué fue eso, tenías un poco de miel ahí y yo...

—Está bien. —dijo Ten suavemente mientras sus mejillas se enrojecían.— Aún estás despertando y no sabes lo que haces. —se encogió de hombros mientras intentaba reprimir su decepción.

Taeyong no corrigió a Ten, simplemente tarareó y siguió comiendo su comida.

—Esto realmente sabe delicioso.

Ten se iluminó con el elogio.

—Me alegra mucho que te haya gustado, intenté hacerlo lo mejor que pude, pero estoy seguro de que tienes que agradecerle a la señora Tiffany por el sabor. —arrugó su nariz.— Ella era la que me recitaba cada ingrediente.

—Pero tú fuiste el que lo hizo. No tenías que hacerlo, pero lo hiciste.

—Tú tampoco tenías que llenar el castillo con mis flores favoritas, pero lo hiciste.

—Escuché que tuviste una semana muy dura y ocupada, pensé que te haría sonreír al menos un poco. —pudo haber sido la luz de la mañana, pero Ten estaba casi seguro de que vio las mejillas de Taeyong sonrojarse.

—Si me hizo sonreír, gracias... pero mi semana no fue tan dura como pareces creer.

—¿En serio? Escuché que tuviste que tomar varias lecciones sobre Key.

—Sí, pero estuvieron algo divertidas, aprendo muy rápido. Además, ya sabía la mayoría de las cosas así que fue más como un repaso de lo que ya sabía.

—Eres algo más, principito. —sonrió Taeyong, ladeando su cabeza mientras sus ojos curiosos miraban a Ten.

—Simplemente me gusta saber cosas... —Ten resopló defensivamente, manteniendo su cabeza en alto.— Hablando de eso... —aclaró su garganta.— ¿Has notado que no hay omegas en el reino?

Taeyong frunció el ceño.

—Bueno, Key es conocido por ser una tierra de betas, incluso hay más que alfas.

—Claro, pero estamos hablando de casi cero omegas, los pocos que pude encontrar eran parte de la monarquía y ya no viven aquí. Fuera de esos casos aislados y tu padre, no hay otros omegas.

El ceño fruncido de Taeyong se profundizó.

—No, no puede ser, eso no es...

—¿Normal? Sí, estoy al tanto de eso, por eso quería saber si tú lo habías notado también.

—Nunca hablábamos mucho sobre las designaciones en el pueblo donde crecí. Pero tenía un amigo, que estaba casi seguro de que iba a ser un omega, pero al final fue un beta, como la mayoría de ellos. Recuerdo lo aliviado que estaba...

—Huh...

—¿Qué? No lo malinterpretes, incluso tú me dijiste lo duro que es ser un omega alrededor del mundo, mucho más en un pueblo pequeño y muchas veces conservativo.

tastes like summer, smiles like may│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora