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Taeyong

Taeyong estaba exhausto, sucio y extrañando a su omega. Le tomó a las hierbas un día entero para hacer efecto en Eunbi y tomó otro para escabullirla fuera del pueblo, teniendo que tomar el camino más largo para no ser descubiertos.

Ahora, Taeyong solo quería dirigirse a cualquier lugar donde Ten estuviera, llevarlo a su cama y abrazarlo hasta que ambos quedaran dormidos. Sin embargo, sin importar lo mucho que lo había extrañado, quería lucir presentable para él. No podía hacer mucho por el aroma probablemente amargo que tenía, el tener que presenciar la cantidad de distrés en el que Chanhee y su familia estuvieron aún lo estaba afectando.

Taeyong se tomó su tiempo en su baño, eligiendo hacerlo en sus viejas habitaciones para que ningún aroma amargo pudiera apestar las habitaciones que compartía con Ten, intentando relajarse lo mejor posible, para cambiar su aroma y no afectar demasiado a su omega.

Tal vez le podría decir a Ten lo que estaba pasando con la familia de Chanhee, Taeyong pensó mientras se secaba. Era su esposo después de todo y Taeyong confiaba en él y en su juicio, quizá podría ayudar a Taeyong a encontrar más opciones además de esconder a Eunbi hasta que estuviera lo suficientemente mayor para vivir por sí misma en otros reinos o casarse con un completo extraño.

—Cielos, Chanhee, ¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Taeyong, sorprendido al ver a Chanhee sentado en su cama.

—Primero solo quería encontrarte para agradecerte por lo que hiciste por mi familia, dejaste la cabaña tan pronto que pensé que solo habías ido por comida, pero–

—Chanhee... —Taeyong le advirtió, el beta tendía hacer eso demasiado, cambiar de tema, distraer a Taeyong. Al alfa le solía parecer adorable, pero en ese momento, cuando necesitaba desesperadamente ver a su esposo, simplemente le irritaba.

Bien. —Chanhee resopló exasperadamente.— Tu esposo está torturando a betas en la sala de entrenamientos.

—¡¿Él qué?!

—Torturando a betas inocentes, humillándolos.

Taeyong dejó salir un gran suspiro.

—¿Por qué no dejas que me cambie y luego veré lo que mi tirano esposo le está haciendo a esos pobres, inocentes y torturados betas?

Chanhee estrechó sus ojos y cruzó sus brazos.

—¿Te estás burlando de mí?

No lo estaba intentando hacer, pero conocía a Ten lo suficiente para no estar preocupado por esos betas, lo que sea que Chanhee vio, sabía que tendría una explicación.

—Me voy a cambiar, Chanhee.

Taeyong se cambió lo más rápido posible, no porque estuviera preocupado por los betas sino porque quería ver a su esposo. Pero mientras más cerca estaba de la sala de entrenamientos, más fuertes se escuchaban los gritos. Abrió la pesada puerta para encontrar una dolorosa imagen.

Un gran número de betas estaban llorando en una esquina mientras otros lucían pálidos y asustados. Vio a Ten parado a lado de un grande y mal encarado alfa, con su cuerpo tenso y su rostro sin emoción.

—Continúa, Yukhei.

Les ordeno arrodillarse. —el hombre —Yukhei— dijo, claramente usando su voz de alfa. Taeyong sintió su estómago revolverse, y la bilis subiendo a su garganta.

tastes like summer, smiles like may│𝘁𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora