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- Levántate - extendió su mano hacia mí, pero lo ignoré por completo levantándome por mi propia cuenta.

- Golpéame, me he mentalizado de que esto sucedería durante las últimas cinco horas.

- No voy a golpearte...

- ¡Entonces dame alguna explicación! - bajó la mirada - de haber sabido que serías un hijo de puta no hubiera dado marcha atrás.

- ¡No puedo explicarte! ¡Yo no era ese hombre! ¡Debes creerme!

- Si quieres mi perdón tendrás que hacer algo más que sólo tratar de explicar lo que ni siquiera puedes decir.

Pasé a su lado hasta llegar en la cama y tirarme de bruces sobre esta, la cama se hundió y pude sentir el calor de su mano acercándose.

- No me toques con tus asquerosas manos.

- Mi amor, por favor...

- No quiero escucharte, lárgate.

Después de que se fuera una gran incertidumbre se adueño de mi cuerpo. Si solo estaba torturándome ¿por qué no me hacía daño después de todo lo que le dije? Realmente esperaba por lo menos una bofetada, pero nada, en lugar de eso él lucía desesperado. Tenía demasiada hambre, no sabía si quería descansar o era la falta de alimento, pero solo cerré los ojos dispuesto a dormir, de todas maneras supongo que así no pensaré en nada de esto.

Lamidas en mi rostro me hicieron abrir los ojos, era una lengua rasposa pasaba repetidas veces sobre mi mejilla, abrí los ojos viendo un pequeño gatito sobre mí.

- Se que amas los gatos...- susurró - te traje uno.

Sin estar despierto del todo, tomé al felino entre mis manos y lo miré totalmente enternecido, era color café con manchas, apenas y era un bebé.

- ¿Tratas de ganar mi perdón regalándome un gato?

-...Sí.

- Aprecio el gato pero sigo detestándote - suspiró tallando sus ojos.

- También te he cocinado una hamburguesa con tocino.

- Gracias, pero no tengo hambre.

- Nadie puede pasar un día y medio sin comer y decir que no tiene hambre.

- No pienso levantarme, me quedaré aquí hasta morir de hambre o sed.

- Tú no vas a morir.

- ¿Ah sí? Pruébame.

- Si no te levantas y vas a esa mesa, voy a ir por la hamburguesa y la meteré en tu boca así sea por la fuerza.

- ¿Así como lo hiciste con tu polla? - soltó un grito que me hizo saltar en mi lugar.

- ¡Basta, Taehyun! ¡Sé que me odias y detestas mi presencia! ¡Pero tienes que comer algo!

- ¿Ahora te preocupas por mí? Nada de esto hubiera pasado si tan solo hubieras ido a follar a otra parte y no fuera de mi habitación.

- ¡No era yo maldita sea! ¡Era otro hombre!

- Claro, claro... iré con una condición.

- ¿Cuál?

- No quiero que hables al menos que sea para decir algo importante.

- Te amo.

- Eso no es importante para mí.

Me levanté de la cama dejando al minino en mi almohada, salí a la cocina seguido de beomgyu, el cual calentó la hamburguesa y la sirvió en mi plato junto con un vaso de refresco negro y hielo.

Comencé a comer tranquilamente, él solo me observaba desde la otra silla con la mejilla recargada en su mano y una leve sonrisa en sus labios.

Cogió un bolígrafo del bolsillo de su traje y en una servilleta escribió algo, la dobló y colocó a mi lado. Ignoré el mensaje para seguir comiendo, terminé y limpié mis manos, cogí la servilleta y la leí.

"Te amo"

Rodé los ojos antes de doblarla y colocarla encima de la vela viendo como las llamas retorcían el papel hasta quemarla.

- Desearía que esa servilleta fuera tu pene.

Cerró los ojos frunciendo su ceño y me retiré de la mesa.

Kindappe • 𝗯𝗲𝗼𝗺𝗵𝘆𝘂𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora