Más que extrañar el mar, Mía extrañaba pasar tiempo con sus nuevos amigos. No sólo con Osvaldo, con quien se sentía muy cómoda, sino también con Isaac; ambos tenían un aire familiar que le recordaban a Iván y Xavier. No había perdido el contacto con el joven selkie, pues después de la última vez que lo había visto en el parque se habían seguido enviando mensajes.
Unos días antes, el muchacho le había contado sobre su encuentro con el grupo de selkies y se había escuchado animado. Mía estaba feliz por él. Sin embargo, a mitad de la semana le dijo que ya no tenía ganas de ir. La joven sabía que él estaba buscando indicios sobre la ubicación de su tío.
Por otra parte, también estaba preocupada por el adaro. La joven sirena dedicó sus tardes a investigar sobre ese tipo de criaturas. Le preguntó a su hermano, con la condición de que no se metería en problemas. Iván sabía cuándo ella le estaba diciendo la verdad y cuándo no, por lo que la ayudó.
La chica se sentó en su cama para revisar las notas que había recolectado. Lo primero que había investigado habían sido materiales lo suficientemente resistentes para dañar la piel de la criatura, sin embargo, la mejor idea al respecto era utilizar armas recubiertas con esencia del pasto marino venenoso, eso o que la persona empuñando el objeto tuviera gran fuerza como para cortar la armadura del adaro sin que esta se regenerara muy rápido.
Su otro descubrimiento fue más productivo. A diferencia de los selkies, las sirenas y los siyokoys; los adaros sólo poseían branquias, por lo que no eran capaces de respirar en el aire. La chica les tomó una fotografía a esas notas y se la envió a Isaac, explicándole de que se trataba. Prefirió no molestar a Osvaldo, quien en ese momento parecía no estar de humor para esas cosas. Se le ocurrió que su amigo podría crear un vórtice y suspender al monstruo encima del agua hasta que se asfixiara.
De pronto, alguien tocó a su puerta, se trataba de su madre.
—¿Qué tienes ahí? —la mujer se acercó y recogió una de las hojas antes de que Mía pudiera inventarse algo acerca de una tarea—. Mía, ¿no has ido al mar en estos días, o sí? —preguntó ella.
—No mamá, no lo he hecho. Esto es para Osvaldo —aclaró. Hiraya relajó su postura.
—Sí que le gustan los riesgos a ese muchacho —comentó la sirena mayor.
—No es eso —corrigió su hija—. Quiere saber qué pasó con su tío. —La mujer arqueó las cejas. La joven le explicó en general la historia de Álex. Luego, le habló de las repercusiones que eso había tenido en la familia de su amigo, incluyendo el problema que este había tenido con el llamado del mar, en lugar de haber entrenado como debía ser común para ellos.
También mencionó a la agrupación de cambiaformas que sus amigos habían conocido.
—Le pregunté a Iván si se había topado con algún selkie cerca de aquí antes, pero me dijo que no —dijo la joven, con un poco de decepción. A continuación, su mente se desvió hacia Osvaldo, recordando su expresión al hablar de su tío.
—¿Estás preocupada por él, no es así?
—Claro que sí —respondió la muchacha—. Este último par de días se ha mantenido alejado de la playa, pero es cuestión de tiempo antes de que regrese. Y tengo un mal presentimiento —admitió—. Esa vez pudimos escapar del adaro porque él se distrajo con la sirena y por la foca que nos advirtió, pero de no ser por eso nos habría alcanzado.
Hiraya procesó las palabras.
—Si usaras tu cola, de seguro podrías ganarle en una carrera de nado.
La mención de eso cambió el semblante de la muchacha. Su madre se sentó frente a ella.
—Hija, escucha —inició diciendo—. Sé que no te he contado muchas cosas buenas de mis antiguas compañeras, ni de mi lado de la familia. Pero eso no significa que no tenga algunos buenos recuerdos —la mujer buscó algo en el bolsillo de su pantalón y extrajo un pequeño objeto, se trataba de un collar de color plateado, del cual colgaba una sola perla reluciente—, esto me lo dio tu tía Tala antes de ayudarnos a escapar —Mía alzó su vista, nunca había escuchado sobre ella antes—. A ella le agradaba tu papá, y quería mucho a Iván. Fue quien sugirió ese nombre, dijo que era mejor tener nombres menos tradicionales, aunque nosotros no estábamos seguros del sexo del bebé, por lo que también recomendó otro, en caso de que fuera niña. Tu nombre.

ESTÁS LEYENDO
A Prueba de Agua
ParanormalOsvaldo posee una afinidad con el agua; es capaz de nadar a gran velocidad y puede aguantar la respiración por horas. A pesar de esto, no tiene permitido acercarse al mar, pues hacerlo podría ser riesgoso. Un día, el chico se ve obligado a romper es...