Capítulo 30: "Dancing with the Devil"

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Pasamos a comprar alcohol a la misma botillería de ayer y luego fuimos a la casa de Savannah. Ordenamos todo el living para hacer más espacio y también cerramos el paso de las escaleras con una cinta roja que por alguna razón Savannah tenía guardada.

—Listo. La gente comenzará a llegar en breve así que mientras tanto comamos algo —dice abriendo el refrigerador.

—No tengo hambre, S—le digo sentada en la barra, tal cual pasó cuando llegamos hace rato.

—Esta vez no te pregunté si tenías hambre, Aria —afirma—. Ambas comeremos, si no queremos terminar como anoche. Ten —dice sacando del refrigerador dos botellas individuales de jugo de naranja seguido de burritos envueltos de plástico.

—¿Burritos? —le pregunto con gracia—, ¿quién tiene burritos hechos en el refrigerador?

—Uhm, todo el mundo —dice en tono de obviedad y frunciendo su ceño.

Río y niego con la cabeza.

—¿Qué? Mis padres no están, si no tengo de estos, me moriría de hambre —admite, levantándose de hambre—. Bueno, a comer.

Me extiende un poco más el burrito.

—¿No se come caliente esto? —le pregunto.

Realmente no quiero comer, quiero que se le olvide el hecho de que tenemos que hacerlo. Quiero distraerla, pero no se me ocurre como.

—No es necesario. Solo es una masita con algo de lechuga, tomate y pollo.

Ella comienza a desenvolver su burrito y le da un par de bocados.

—Iré al baño, ya regreso —digo. Ella, perdida en su comida, solo asiente.

Me paso por encima de la cinta y subo al baño del segundo piso. Cierro con llave para después apoyar ambas manos en el lavabo.

—Puedes hacerlo, Aria. Sólo cómelo y ya. Esta vez. No has comido casi nada en el día, come esto. Mueres de hambre. Hazlo.

No, no puedo, no lo haré. Si lo hago será deprimente. Será retroceder lo poco que llevo. Peso 58 kilos, por Dios. Estoy horrenda, necesito bajar unos kilos. Detesto la comida, no soporto tenerla en mi estómago y sentirme pesada. No, definitivamente no comeré.

Esta noche solo beberé, probaré todo lo que pueda probar. No seré yo. Me emborracharé, haré todo lo que no hago sobria. Sí. Eso haré. Escaparé de mi realidad una vez más, pero no comeré. No lo necesito.

Suelto mis hombros, muevo mi cuello de forma circular, sacando cualquier tipo de tensión. Me relajo un poco.

—Diviértete, maldita sea —me digo en un susurro mirándome en el espejo.

De un segundo a Turn Me On de David Guetta y Nicki Minaj comienza a sonar fuerte en la casa, por lo que doy un último suspiro, salgo del baño y bajo.

Al llegar me doy cuenta que ya no somos solo Savannah y yo. Llegaron al menos 15 personas. Están todos repartidos por el living.

Me dirijo a la cocina y Savannah ya no estaba ahí, pero si mi burrito y jugo de naranja. Los tomo y los devuelvo al refrigerador. Bien.

Voy al living en busca de mi amiga. Necesito beber, sino no seré capaz de hablar con nadie. No pretendo dar lástima hoy.

Visualizo a Savannah sirviendo shots de Vodka en medio del salón junto a un grupo de personas que acaba de llegar.

—Dame un vaso —le digo fuerte, llegando a su lado—. Hola —saludo a los que se encuentran con Savannah. Recibo un par de saludos de vuelta. Todos ya tienen un vaso de shot en las manos.

Bullied (Trigger Warning)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora