Bullied (Trigger Warning)

Capítulo 14: "58kg, Aria, 58kg"

17.21 pm.

  Como lo habíamos planeado durante clases, Crawford vino a dejarme a mi casa, en realidad hasta la esquina de esta. Le dije que se fuera directamente a la de él, que yo estaría bien.

  Seguí mi camino y llegué a mi casa, pero no he podido entrar. Cuando llegué lo primero que vi fue el auto de mi papá estacionado afuera del garage, lo que significa que ya llegó de su trabajo.

  A mi papá no lo veo desde el día en que me golpeó y Junior tuvo que llevarme al hospital. No he sabido absolutamente nada de él desde entonces y no quiero saber cuál será su reacción al verme.

  Es por todo eso que llevo unos 40 minutos sentada en la orilla de la acera en frente de mi casa. No sé exacatamente qué estoy esperando, pero prefiero pasar un poco de frío sentada aquí a que estar tibia en mi casa y enfrentar a mi papá.

— ¡Aria!

  Reconozco la voz de Junior llamarme, por lo que volteo mi cabeza en esa dirección. El miedo que siento por él se empieza a hacer presente en mi, por lo que conscientemente me paro de la acera con cuidado y comienzo a caminar hacia el lado contrario.

— ¡Aria!

  Acelero mi paso, haciendo presion en las correas de mi mochila, sintiendo el calor de mis piernas.

— ¿Donde vas? —pregunta, jalando mi brazo, deteniendome.

  Era obvio que me alcanzaría. Él, por naturaleza propia, es más rápido que yo y no está lesionado, en cambio yo tengo mis piernas aún moradas y el resto del cuerpo me duele, por lo que automáticamente estoy en desventaja.

  No quiero voltearme, no quiero que vea mi rostro así. Si antes ya tenía partes de rostro morado por dos golpes, no quiero imaginar como debe estar ahora.

  Sé que él ha participado en esto también, pero me avergüenza que las personas me vean así de todas formas.

— Aria —me nombra otra vez, exigiendo una respuesta.

  Lo único que hago es zafarme de su agarre y tratar de caminar de nuevo, pero como hace unos segundos, vuelve a tomar mi muñeca derecha, evitando que realice mi acción.

— ¿Qué? —le pregunto, volteándome, pero mirando el suelo.

— ¿Por qué estabas sentada afuera?

— ¿De verdad importa?

  Junior me mira con cierta preocupación, pero sinceramente no le creo nada. ¿Por qué después de casi cuatro años cambiaría así, repentinamente? Son solo mentiras.

— ¿Crees que preguntaría si no?

  Esta situación ya comienza a parecer una guerra de quién hace más preguntas.

— No quiero entrar a casa, es todo —respondo tímida, aún mirando el suelo.

— Por algo no debes querer entrar. Solo dime, Aria.

  Ya sin importarme nada levanto mi mirada y la fijo en la suya. Su mirada era cálida, pero en cuanto nota como está mi rostro, esta cambia.

— Sólo no tengo ganas y ya. 

— ¡¿Qué mierda le ha pasado a tu cara?!  —pregunta, desviando el tema anterior—. ¿Ha sido papá? —pregunta, volviendo a su interrogatorio. 

— No, Junior.

— ¿Cómo que no? ¿Por eso estabas aquí afuera?

—  ¡Que no!