Escena 9

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La clandestina pareja fue separada esa noche cada cual se dirigía a su casa con algo de tristeza por esa forzosa despedida, resignados aceptaban el separarse de todas formas estaban tan cansados que seguramente solo llegarían a dormir, quedaron en verse al día siguiente. Ese realmente había sido un fin de semana agotador pero a la vez significativo para los dos, a pesar del cansancio no conciliaban el sueño cada uno en su cama daban vueltas, se extrañaban, no dejaban de pensarse, el único consuelo era hablarse por teléfono y eso hicieron hasta que se quedaron dormidos en medio de una conversación tonta de enamorados.

Al día siguiente pasado el mediodía, Ciel en su cama abría sus ojos con dificultad quería seguir durmiendo pero a fuerza se despertaba a la voz de su madre que insistía en llamarlo.

—Hijo... Debes alistarte, a las dos debes estar en esa sesión de fotos.

El joven al oír ese recordatorio se animó casi de inmediato ya que eso significaba que vería pronto a Sebastian y no solo lo tendría cerca sino que se tomarían fotos juntos en esos promocionales, su madre lo notaba este entusiasmo repentino en su hijo con extrañeza pero quién entendía a un adolescente y sus cambios.

—Hola joven Ciel... —Con una sonrisa le saludaba Sebastian cuando llegaba su enamorado al estudio de fotografía.

—Hola señor Sebastian. —Le respondía con aire coqueto, de no ser que habían personas cerca se hubiera acercado a saludarlo con un beso.

—¿Ya te contaron nuestro itinerario para estas dos semanas?

—No, apenas me levanté, me bañé y comí algo antes de venir acá. Pero dígame usted señor...

Ambos hablaban mientras caminaban hacia el camerino donde debían cambiarse de ropa.

—A partir de pasado mañana estaremos viajando estas dos semanas para promocionar ese capítulo especial. ¿Sabes lo que eso significa?

—No sé... —Ciel le decía con fingida inocencia mientras le sonreía.

Obviamente sabía lo que significaba, estarían juntos y lejos de sus padres, quizás podrían dormir en la misma habitación en los hoteles que visitarían, una gira por diferentes ciudades de Inglaterra que podría decirse que sería su primer viaje romántico como pareja. Ya antes habían viajado pero solo siendo amigos y colegas, el joven se emocionaba de solo imaginarlo evidenciando un pequeño rubor en sus mejillas.

Sebastian podía adivinar por lo que su mente pasaba, quizás porque estaba pensando lo mismo, sentía esa misma emoción. No podía evitar ser tentado de pellizcar esas mejillas rosaditas, haciéndolo en un tonto y juguetón impulso.

"Esos dos ya están jugando" "Parecen niños" "Son lindos"

Murmuraban sus otros compañeros que los miraban, Ciel molesto y sonrojado trataba de zafarse mientras Sebastian seguía molestándolo, todos pensaban lo adorable que eran en esos jugueteos, algunos ya estaban casi seguros que tras esa amistad algo más se escondía.

Minutos después la pareja se regalaba un dulce beso a escondidas en uno de los pasillos solitarios y oscuros de ese estudio fotográfico, ocultos de los ojos curiosos de los demás, se deleitaban en ese furtivo beso.

—Sebastian te adoro... —Entre besos susurraba mientras se dejaba consentir sintiendo como las manos de este tocaban con firmeza sus piernas en ese apretado pantalón blanco que llevaba— Ya... Debemos irnos, dijiste solo un beso.

—Es que esa ropa me enloquece. Eres muy sensual.

—Señor Sebastian... No diga esas cosas.

Le insinuaba sarcástico con una sonrisa el joven que apenado desviaba la mirada, ese hombre sabía como provocarlo y eso era peligroso, caminando se le alejaba decidiendo terminar ese pequeño desliz. El otro lo seguía aún en esa semioscuridad no podía apartar la mirada de esa pequeña silueta caminar delante suyo que aunque delgada e infantil provocaba tantas sensaciones en su interior y algunas no muy "sanas".

Cuando nadie nos ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora