Escena 14

497 52 18
                                    

Ciel se sentía mal con esta incertidumbre que le embargaba, aunque ahora al experimentar un sentimiento tan complejo como el amor sabía que la situación debía ser analizada con detenimiento sin precipitarse a juzgar a su padre. Pero era dificil mostrarse comprensivo si pensaba en su madre y en ese bebé que estaba en camino, pensarlos le llenaba de pesar entonces la empatía por su padre se desechaba de inmediato, nadie merecía ser traicionado.

—Ciel, no me gusta verte así, en realidad no te había visto de esta manera. —Sebastian hablando con su enamorado en el pasillo que los llevaba a sus respectivas habitaciones, trataba de animarlo— Bueno quizás si cuando ayer vimos esa indiscreta foto juntos.

El joven dando un suspiro esbozaba una forzada sonrisa mientras sutil rozaba su mano, después de haber desayunado debían prepararse para una entrevista al mediodía.

—No puedo calmarme, mi padre es un idiota… Aprovecha mi situación para verse con su amante. ¿Tú lo oíste? Ayer dijo que no se iría y hoy ya se va de repente. Su familia no le importa.

—Bueno quizás si tiene asuntos urgentes en su trabajo además debe regresar para cuidar a tu mamá.

—Tú no crees que él esconde algo ¿Verdad? Quizás lo entiendes porque me harás lo mismo.

—Claro que no… Nunca te engañaría nuestro amor es perfecto.

—No te pongas cursi. Sé que mi padre oculta algo y lo averiguaré.

—Podría ser que oculta algo pero ¿Quién no? Debes admitir que estás un poco paranoico —Sebastian trató de calmarlo pero en lugar de eso solo logró ponerlo de peor humor, notando como su ceño se fruncía más— Mejor me callo pero entonces ¿Qué sugieres que hagamos?

—No lo sé… —Cruzándose de brazos murmuró como respuesta, en un suspiro trataba de calmarse lo que menos quería ahora era pelearse con su único aliado.

—Ciel, tú eres el listo debes pensar algo. —Le insinuó en tono socarrón.

—No te burles, no soy tan listo como mi personaje así como tú no eres tan hábil como el demonio mayordomo.

—Si es cierto somos unos simples mortales, inútiles pero atractivos.

Con una sonrisa coqueta se hablaban, Ciel trató de animarse esbozando una sonrisa, mirando a su alrededor se acercaba a su oído.

—Sebastian vamos a tu habitación. —Le susurró bajito.

—¿Para qué? ¿Piensas abusar de mi?

—No sé… Ya veremos.

Ambos apresuraron sus pasos para escabullirse en la habitación sugerida, apenas entraron cerrando la puerta, sus labios se unieron en un apasionado beso, un beso que habían contenido hace largos minutos. Ciel se aferraba a su cuerpo, abrazándolo con sus fuerzas no podía evitar imaginar que Sebastian algún día se cansara y lo dejara también. Sus padres siempre habían sido una pareja muy unida, amorosa, se veían enamorados ¿Era solo apariencia?

Ahora que lo pensaba mejor en los últimos años se había enfocado en su carrera y estudios como para notar que algo extraño en la relación de sus padres, los veía normal pero quizás eso era lo que le hacían creer, una actuación de su parte para no preocuparlo.

—Debería enfrentar a mi padre…

Sebastian sonrió un poco incómodo ante esa interrupción repentina, su lengua estaba saboreando exquisitamente el interior de su boca y su enamorado al parecer había estado pensando en su padre.

—¿Qué? —Cuestionó al ver ese gesto extraño en su rostro.

—Nada…

Respondió tratando de no confesar su incomodidad rozaba uno de sus dedos en sus labios humedecidos. El más joven al parecer no notó lo que había provocado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 26, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cuando nadie nos ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora