#VIII

233 35 2
                                    

Zoro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Zoro

Cuando el señor levantó la mano descaradamente frente a nuestros ojos dispuestos a hacer lo que todos sabían que haría me pregunté seriamente si aquella chica frente a mi realmente era T/N. Había esperado que sus respuestas fueran más agresivas y filosas, que se hiciera notar y que lo pusiera en su lugar, sin embargo, era la primera vez que la veía quedar paralizada esperando el golpe en su mejilla. Interrumpí a último segundo, cuando la mano comenzó a bajar y seguro de que no reaccionaria no evité hacerlo por ella.

Los ojos del señor me miraron con un enojo que no superó al mío, no me importaba que intentaba, no me importaba meterme con un maldito viejo, simplemente no quería tener que presenciar una escena por la que no había ido al café. "No es pelear, es defenderse", intenté que entrara en razón incluso aunque sabía que no era su culpa, "Pues no puedo defenderme en el trabajo", su respuesta no me sorprendió incluso aunque oír aquello no era algo que me gustaría escuchar. Sus palabras siempre terminaban por traer recuerdos de su voz a mi mente, recuerdos del patio, de la tranquilidad, y aquella banca espejada.

____________________________________________________

Había ido, incluso aunque ella no estaba allí. Sabía que no estaba, pero de todas formas todavía quedaba la vaga posibilidad de que viniera, pero no la vi en todo el día. El cielo estaba gris y opaco, aun con el aire pesado y abrumador que dejaba la humedad, el frío daba una agradable sensación extraña y sin descripción. Analicé el lugar con la mirada y esperé mientras cada tanto llegaba a mi cabeza la pregunta de por qué no vino.

El día pasó e incluso aunque ella era el centro de atención en las conversaciones y murmurios, su silueta no vagaba por el bachillerato. No fue solo un día, tampoco dos, ni tres, aquella semana el cielo derramó lágrimas desesperadas en consolación a lo escondido entre mentiras. Los paraguas de colores a la salida eran como un camino de trampolines en un videojuego que Luffy seguidamente jugaba, pero el suyo no estaba entre la multitud. Su ausencia, incluso más que su presencia, genero un aumento de rumores a los que nadie le interesaba si eran verdad, solo buscaban entretenimiento en la semana vacía de actividades decentes.

Aquel viernes de lluvia, a salidas de la última clase, luego de tomar mis cosas y abrir el paraguas para caminar de regreso junto a los chicos, mis pies se movieron por si solos. Cuando menos lo esperé las calles habían cambiado de lugar y me encontraba justo allí, frente a una cafetería que nunca había visto. Luego de una semana, de lluvia incontrolable, de rumores imparables, de sueños interrumpidos y humedad abrumadora, mis ojos divisaron su silueta. Escribiendo algo en un papel sentada en una mesa dentro del café.

Mis ojos no evitaron pegarse en ella mientras firmaba algo y se lo entregaba a un señor para luego levantarse dejando mis ojos como platos al notar un parche en su ojo izquierdo y otro incluso más grande rodeando su brazo. Sin entender que sucedía, sin querer saber que sucedía, sin querer prestarle atención a las últimas palabras que me dijo cuando hablamos el mes anterior... "No me gusta...", "¿Qué cosa?", "Pensar que estoy a diez pasos de llegar al final", "¿Final? ¿A qué te refieres?", "De todas las cosas que te contaría... No, que le contaría a cualquiera. No creo que este tema entre nunca. Mi vida siempre termina por ser otro trato..."

Me di la vuelta, justo a tiempo cuando sus ojos parecían estar por posarse en mí. Simplemente no quería admitir que aquella cegadora luz oscura que ella transmitía también me había cegado, no quería admitir que en algún momento creí en los rumores y que, aun luego de todas aquellas charlas, ella seguía siendo para mí una egocéntrica en trono de diamantes. El mundo ideal que había creado a su alrededor se caía palabra a palabra y lo único que mi mente hizo fue borrar aquella imagen de ella en el café perdido entre las calles lluviosas de un invierno. Lo único que mi mente repetía eran sus confusas palabras y su presente ausencia en la nublada semana de humedad abrumadora.

____________________________________________________

Le miré mientras se sentaba elegantemente sobre la banca del parque, aquel parque con calor sofocante incluso de noche. No era como si fuéramos a caminar mucho solo para organizar el trabajo, se suponía que era simple, así que no iba a haber mucho problema en hacerlo. Sacó un anotador de su bolso y aquel lápiz decorado de rosas antes de mirarme.

- ¿Y?- Preguntó a lo que le miré confundido antes de que rodara los ojos y suspirara.- ¿No sacaras tu anotador para organizar el trabajo?- Sonreí vagamente ante su queja y me senté a su lado.

- Lo recordaré.- Hablé tranquilamente y ella me miro quejosa.

- Eso quiere decir que lo tendré que anotar por ti.- Murmuró a lo que suspiré con pesadez ante su actitud.

- Entonces tenemos que hacer un informe y una presentación en digital para luego exponer.- Comenté con cansancio.- Me da sueño de solo pensarlo.- Me quejé y ella me miró, por primera vez sus ojos me miraron sin enojo ni cansancio, simplemente una genuina mirada antes de apartarla sin intención de evitar la mía, simplemente de seguir.

- Prefiero encargarme de la exposición y de la redacción, soy buena en eso. ¿Te molesta buscar la información y hacer la presentación digital?- Preguntó a lo que asentí.- Aunque claro, te ayudaré en a hacer la presentación, así es más fácil organizar el monólogo.- Aclaró a lo que asentí nuevamente.

- Está bien, me da igual.- Respondí con tranquilidad.- Entonces te ayudaré con el informe, creo que será más fácil de a dos.

- Oh, claramente no lo será.- Respondió con aire de risa como burlándose de mí.- No con un estúpido lechuga interrumpiendo.- Aclaró y le miré quejoso.

- Me sorprendería que una bruja pudiera encargarse sola.- Cuestioné con molestia antes de que suspirara.

- Las brujas tiene trucos de magia, ¿Tú que tienes, Ronrronea?- Preguntó a lo que respondí sin duda.

- Cerebro.

- No parece.- Volvió a responder como si no fuera nada. Mientras más me hablaba más molestia cubría mi mente.

- Eres molesta.- Me quejé y le oí soltar una pequeña risa mientras yo desviaba la mirada quejosamente.

- No más que tú.- Comentó con gracia. El problema entre sus palabras y su tono es que nunca sabias si decía la verdad, o si simplemente bromeaba.- Puedo los sábados y domingos, martes y miércoles por la tarde, los viernes en la mañana. Lo demás está ocupado.- Habló mientras anotaba antes de arrancar la hoja y entregármela.

- Entreno los martes en la mañana, pero aun así puedo en la tarde. Lo demás creo que está bien.- Hablé pensando mientras tomaba lo que había anotado para mí.

- No me interesa, solo avísame cuando tengas la información.- Habló sin importarle mis palabras antes de darse la vuelta.

Realmente no podía contra ella...

A mano- Zoro y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora