Capítulo 10.

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La lluvia caía desesperadamente golpeando contra el vidrio del auto. Seguía mirando aquella pequeña nota de color rojo, con esa oración haciendo eco en mi cabeza, y eso solo confirmaba lo que había temido todo este tiempo ante la falta de explicación sobre la muerte de Liam: Lo habían asesinado.

Solté un grito desde lo más profundo de mi garganta, resonando en todo el auto, derramando pequeñas gotas de agua salada en mis mejillas.
Estaba cansada de todo lo que sucedía últimamente a mi alrededor, no era justo, ¿Cómo es posible que le hicieran eso a un niño inocente?

Cuando termine de dañar lo suficiente mis cuerdas vocales, me di cuenta del peluche que tenía en mis manos, no estaba segura si Liam lo habría abrazado por defensa propia en algún momento, mire el oso con odio, como si a través del pudiera ver a la o las personas que le hicieron aquello.

Tome el peluche entre mis manos, abrí la ventanilla del auto y lo avente con todas mis fuerzas sin importarme que el oso se empapara de la lluvia proveniente del cielo, o que si al caer este se pudiera llenar de barro. Simplemente lo lance.

Minutos después, aun con la ventanilla abierta y el aire fresco chocando en mi cara, me arrepentí de haberlo lanzado. Era lo único que me recordaba a Liam.

Baje del auto, convenciéndome de que olvidaría los malos recuerdos de ese oso de peluche, y lo tomaría simplemente como una pertenencia de Liam, como él, inocente. Camine unos cuantos metros, consciente de que mi fuerza no era suficiente y no podría haberlo lanzado tan lejos, pero al haberme alejado ya bastante de mi auto, sin rastro del oso, me di por vencida, pero con un escalofrió recorriéndome desde mi nuca a la punta de los pies y estaba segura de que no se debía a la lluvia que ya me había empapado completamente, sino por el miedo que me consumía en ese momento, mire a mi alrededor, estaba en total silencio, ¿Qué me esperaba de un cementerio a estas alturas de la noche, con solo un farol y las luces de mi auto, iluminando?
Solo una idea cruzaba por mi cabeza en ese momento: El oso había desaparecido en menos de diez minutos.

Tome aire profundamente, y volví al auto temblando de miedo. Quería salir de ahí lo más pronto posible.

(...)

Llegue a la entrada de mi apartamento tiritando de frio, iba a meter la llave en la cerradura cuando note que el lumbral de la luz sobresalía por debajo de la puerta. Me quede helada, procurando recordarme que debía respirar, me asuste más cuando escuche ruidos provenientes del interior.
Con mi corazón latiendo a mil por hora, tome el pomo de la puerta y ahogue un grito de sorpresa cuando observe a Ellen, mirando la puerta con el ceño levemente fruncido. Me relaje un poco soltando un suspiro de alivio.

-Pensé que nunca entrarías.- me soltó de repente, sosteniendo algo en sus manos.

-¿De qué hablas?

-Llevas fuera del apartamento más de diez minutos.

En realidad, no había tomado conciencia del tiempo. No conteste a su pregunta debido a la sorpresa que me llevo su declaración.
Cuando note que Ellen no se movía de su lugar, inmóvil con el ceño fruncido repare en lo que sostenía en sus manos: una lámpara, o lo que quedaba de ella debido a que esta no tenía la parte superior.

Eso me recordó a lo que había sucedido en mi apartamento un par de días antes, ni siquiera me había tomado la molestia de recoger el desastre que no se quién ocasiono, solo esperaba que no me hiciese muchas preguntas.

-¿Por qué tardaste tanto?- no creí que preguntara eso.-Hacia mucho tiempo había acabado el funeral.

Eso me recordó algo.

-Necesitaba que pensar sobre algunas cosas.- me quede callada un momento tratando de procesar lo que preguntaría.- Sobre el funeral, tu mencionaste algo antes de que te fueras un momento durante las palabras del padre, sobre que no querías que viniera alguien y...

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