Capitulo 3.

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Había despertado la mañana del sábado con el sonido de pequeños murmullos, por lo que me levante de golpe de la cama. Últimamente estaba muy paranoica, desde la sensación de los escalofríos en mi espalda, y lo sucedido con el chico del día anterior, Melyssa me había “tranquilizado” con sus “palabras”:

“Tranquila ´Car´, estas ebria, posiblemente le mencionaste tu nombre y ni cuenta te diste”.

Pude haber tomado en cuenta su comentario, pero no lo había hecho por varias razones: 1) Estaba muy segura de no habérselo nombrado y 2) La chica ebria era ella puesto que desde aquel momento me fue imposible concentrarme sobre que “beber” y porque, claramente, yo no bebía.

Al salir de mi trance, me levante sigilosamente de la cama y trate de encontrar alguna arma con la cual defenderme, pero fue una misión imposible.

Me acerque al living con mis manos temblorosas y sudorosas, mientras mis ideas aumentaban en mi mente.

Podría ser Ellen, mi nana.

Pero no, ella llegaba el lunes.

Debí haber sido yo la que debió dejar la televisión encendida a noche.

Me acerque aún más y di un brinco al ver dos personas de traje negro sentados frente al televisor.

Cuando mi grito salió de mi garganta, los dos hombres se levantaron y uno de ellos apago el televisor.

 Los dos se acomodaron su traje y cruzaron miradas. Si, los conocía, eran los guardaespaldas que mi padre me “otorgaba” cuando él salía de viaje.

 -Le ofrecemos una disculpa señorita Collins.- Hablo Steven, uno de ellos con su voz grave e intimidante.

Cuando era pequeña me daban miedo, incluso venían cuando Ellen me cuidaba. Pero ya no les temo, una persona llega a acostumbrarse a su seriedad.

Nunca hablan, nunca ríen, pero desgraciadamente, tampoco nunca se separan de mí y eso no era nada bueno en este momento.

Un día a la semana o fin de semana voy a visitar al orfanato, voy a donar dinero, hablar con los niños, regalar juguetes, ayudar al personal, o simplemente voy porque me encanta estar con los pequeños.

Me había comprometido ir hoy con ellos, y el problema era que mi padre no sabía que yo asistía a ese orfanato, y mucho menos que donaba el dinero que es para “mi uso personal”, por lo cual si yo iba al orfanato los guardaespaldas no se despegarían de mí, ellos se darían cuenta e informarían a mi padre de esto. Y no quiero eso.

 Lo único que me queda era idear un plan, pero ¿Cómo hacer esto con esos dos guardaespaldas vigilándome hasta cuando voy al baño?

Después de mediodía, poco para las 5:00 de la tarde, hora en la que prometí ir a visitar a mis pequeños, pensé.

 ¡Cher y Melyssa!

 (…)

Estaba encerrada en el baño, cuando llame a Cher y Melyssa a la vez y unía las llamadas,
después de haber llamado por casi tres veces, al fin contestaron.

Cher: Joder Carolyn, ¿Crees que todos nos despertamos igual que tu sin una resaca de la mierda?

Contesto somnolienta.

Mel: ¿Crees que es lindo despertar con tu maravillosa voz?

Ironizo Melyssa.

-Chicas, son más de las tres de la tarde.¿ Y ustedes siguen en la cama?

VulnerableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora