Capítulo 17.

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-¿Car?- escuche la voz de Cher a lo lejos.

No sé cuánto tiempo llevaba mirando aquel papel, pero sabía  que mis manos estaban temblando notablemente.

-¿Car? ¿Qué ocurre? Te ves pálida.- dijo Cher cuando ya estaba frente mío.

El pasillo estaba vacío, pero sin embargo, deseaba que estuviera  infestado de doctores como un panal de abejas. Quería escapar. No era capaz de verle a los ojos sin sentir culpa. Sin sentir miedo.

-¿Car? — Cher buscaba mi mirada con sus ojos. Cuando tome el aire suficiente fui capaz de hacerle la tarea más sencilla.

El azul de sus ojos por primera vez me hacía verla vulnerable, ella se veía así  ante mis ojos, sin siquiera serlo.

No fui capaz de hablar, el nudo en mi garganta aún no se iba.

-¿Qué es esto?- poso su mirada en el papel. Fui rápida y antes de que pudiera tocarlo lo arrugue y lo guarde en el bolsillo trasero de mi pantalón.

-Es la ropa de Melyssa, una enfermera me la ha dado.- la desesperación me hizo hablar. No quería que Cher supiera de la nota.

Ella me miro con el ceño fruncido, me miro directamente a los ojos, tratando de descifrar las emociones escondidas. Estoy segura de que logro hacerlo, pero decidió no interrogarme.

-Fingiré que lograste distraerme.- tomo la ropa, se giró en sus talones y camino en la misma dirección por la que llego.

Demonios.

Tome aire y la seguí por detrás.

-Me dijeron que lo más probable es que despierte hasta mañana.- dijo sin siquiera dirigirme la mirada.

"La siguiente es Cher Miller"

Me sentía culpable,  sabía que yo era la culpable, de todo lo que últimamente pasaba. Y lo peor que no a mí, sino a las personas a las que más quería.

Y me desesperaba más el hecho de no saber porque, sea quien sea, hacia todo esto.

Sentía que era una clase de incógnita, algo había que me decía que era lo que posiblemente podría frenarlo, pero sin embargo esa persona solo avisaba de sus posibles movimientos,  no pedía nada.

(...)

00:00 hrs.

El hospital lucia más espeluznante a estas horas.

Había personas, sí, pero no como en el día.

Asustaba.

Nos encontrábamos ya  en la habitación en la que se encontraba Melyssa.

Cher sentada en un extremo de un pequeño sofá, y yo del otro.

Melyssa lucia realmente mal, su piel carecía de color a excepción de su cara, en ella habían marcas de color rojo y morado.

Cuando recién entre, había derramado más lágrimas, ahora mis ojos estaban secos de tanto hacerlo. La culpa me carcomía dentro, quería gritarle a Cher lo que me sucedía últimamente, que su vida corría peligro, que esto era mi culpa.

Pero era demasiado tonta como para temer las consecuencias.

Cher no había dicho ni una sola palabra, muy en el fondo de mi sabía que estaba enojada porque ella era consciente que yo le ocultaba algo.  Y, por si no fuera extraño, no derramo ni una sola lagrima.

Ambas mirábamos con ojos cansados al pequeño cuerpo de Melyssa. En silencio. Como desde que entramos.

Hasta ahora.

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