Guardería

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 - Blackwell deja escapar una risa corta, como un ladrido; su retorcida boca abierta centellea en la tenue luz de la habitación.

"Quizás debería haber conversado con un curandero para mi uso personal, después de todo."

Me acerco un poco a la chimenea. Si voy a hacerlo, tengo que hacerlo ahora. ¿puedo hacerlo ahora?, ¿serán el Azoth y su miedo a él suficiente para repeler a Caleb? ¿Suficientes para para mantenerle lejos mientras hago lo que vine a hacer aquí?

En un solo movimiento letal, todo esto podría haber terminado.

"Recuperar el estigma no le curará" Avanzo otro paso con gran sigilo" Su poder no tiene nada que hacer contra el Azoth" Recuerdo la forma en que su hoja me cortó, cómo dolía, cómo sangraba. Cómo mi estigma no hizo nada "No servirá de nada."

La boca de Blakwell se retuerce en algo que casi pasa por una sonrisa

"Y estoy seguro de que tu advertencia sólo es por mi propio interés y que no tiene nada que ver con tu supervivencia." - 

- AAAAAAYYYY YAAAA - Alguien se quejó - ESTO ES TAAAAAANN ABURRIDO - El rubio alzó la mirada y se encontró con un Eren totalmente desparramado sobre la silla destinada para esas pequeñas personitas que lo miraban con curiosidad.

- Primero que nada, cierra las piernas, recuerda que llevas falda - Le recordó, el otro obedeció y se sentó "decentemente" en aquel mueble. - Segundo, este libro es muy bueno, leer ayuda a la imaginación, la alimenta, es por eso que estamos aquí - Continuó, Eren hizo un puchero, fácilmente podía camuflarse con los infantes de no ser por su tamaño y el tono de su voz.

- Estoy seguro de que a nadie le interesan las historias de Virginia - Acotó entre dientes, Armin lo miró con horror, se sintió muy ofendido, iba a reclamarle de no ser porque un niño de no mas de cinco años tiró de su mandil.

Oie, Virginia tiene más cerebro que tú, tarado...

Oopos, perdón, se me escapó...

- Armin-Sensei, ¿Por qué su amigo usa falda? - Con esa pregunta tan inocente, el joven rubio no supo que responder.

- Etto... - Tartamudeó, el infante (llamado Isbett) lo miraba paciente, esperando una respuesta sin esperaba que el tema de conversación se lo dijera por si mismo.

Eren lo miró a los ojos y le dijo con una sonrisa tomándolo por los hombros - Porque con esta falda puedo conquistar príncipes y princesas, ogros, vampiros, lobos ¡y hasta brujas! - Le dijo con superioridad. Luego, le susurró. - Además... - Se acercó a su oído. - Me da súper poderes - Volvió a sonreír.

- ¿¿En serio?! - Asintió. - ¡Wow, cool! - Exclamó contento, pero esa sonrisa se esfumó al pensar. - Yo también quiero una, pero mami y papi se enojarán - Dijo con tristeza. - Dicen que soy muy pequeño, que no se lo que quiero y que debería de concentrarme en mis estudios, "mientras vivas con nosotros, no harás mariconadas, cuando te independines harás lo que quieras", dijo papá - El castaño quiso reír, había dicho mal una palabra y se moría de ternura.

- No son mariconadas, pero tus papis tienen razón, eres muy pequeño - Lo consoló.

Una idea pasó por su mente, rápida como un rayo, sonrió con altanería y observó al resto de niños que jugaban con los bloques mientras que las niñas estaban haciendo su propio restauran con fideos de plastilina y albóndigas de plástico, se felicitó internamente por tener una mente tan maravillosa.

Por favor que no sea lo que estoy pensando, por favor que no sea lo que estoy pensando...

- Niños, ¿Quieren hacer algo divertido? - 

Las Locuras de Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora