Perfecto Escenario

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Dos días.

Dos, putos, días.

¡VOY A MORIR!

Verán, chicos, hace poco, nuestro amado Eren se dió cuenta del poco tiempo que le quedaba para el día de su presentación.

- Santa Ymir, Erwin va a matarme, no tengo idea de qué ponerme... - El joven castaño deambulaba por su armario, buscando algo decente que ponerse para, exactamente, las doce y cuarto del mediodía.

Desde que se había levantado, se había encerrado en su habitación, buscando y buscando, encontró miles de cosas que creía perdidas dentro de su gran armario, pero ninguna era lo suficientemente buena como para usarla en una entrevista de última hora.

- AAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHH - Se quejó, tirándose dramáticamente de panza en su cama, tal cual princesa de Disney.

Ya harto, decidió hacer una llamada de emergencia, hacía miles de horas que no las hacía.

Marcó los números indicados y esperó de forma paciente a que se dignaran a contestarle.

- ¿Hola? - Mikasa.

- ¿Quién habla? - Armin.

- Código rosa, queridos amigos. - Esas fueron las únicas palabras que pronunció, para luego colgar al teléfono.

Mikasa casi muere al escucharlas, porque, diablos, esa era una gran emergencia, no podía dejarla pasar, así que tras levantarse de su cama, abrió su armario y de una pequeña caja, sacó millones de tarjetas, todas doradas, pero había una que era especial.

Oh, si, muy especial...

Tarjeta dorada, cinco estrellas doradas, un pequeño nombre en la esquina.


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- ¡No puedo creerlo, Erin! - Lo regañó, el castaño no tuvo de otra que agachar la cabeza, su representante estaba furioso. - Mierda... - Escupió.

Los cabellos de Erwin estaban completamente despeinados, las ojeras bajo sus ojos se notaban demasiado, Eren creyó que debía cubrirlas con maquillaje, iba a decírselo, pero prefirió callar, nunca se sabe cuando una persona explotará.

- Escucha, y presta mucha atención - Le habló, agarrándolo de los hombros y sacudiéndolo. Asintió. - Esta entrevista es muy importante, así que ten cuidado con lo que suelta esa boca tuya, te preguntarán cosas MUY y cuando muy son MUY, personales. - Eren inclinó la cabeza, no comprendía, las entrevistas siempre eran así, no entendía la diferencia entre las otras. 

Tras suspirar y morder un poco sus labios, Erwin volvió a hablar, parecía como si buscara las palabras indicadas para decirlo.

- Se que eres fan de L, ¿Puedes confirmármelo? - Nuevamente, el castaño asintió - Bien, ese chico no es para nada como aparece en televisión, detrás de esas vendas, el chico es muy grosero, pero creo que eso ya lo sabes, ¿Verdad? - Otro asentimiento. - Verás... um... Diablos, esto es difícil... - 

- Ya suéltalo, Smith - Una voz sonó a espaldas de Eren, quien, intrigado se volteó.

Oh, mierda...

Allí, parado frente a él, el ser más hermoso que jamás haya visto (Antes o después del Ackerman) en toda su maravillosa vida. Su gran ídolo lo observaba como si mierda se tratara, con esa fantástica cara de "odio a todo el mundo" que tanto amaba, se sentía completamente afortunado de poder respirar el mismo aire que él, el simple echo de que lo viera, que cruzaran miradas, lo volvía loco.

Las Locuras de Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora