Sin duda Bakugo y Tsuyu supieron sacarle el provecho a cada segundo de sus últimos días como estudiantes, en los pocos meses que faltaban para terminar con todo se divirtieron, se amaron, se disfrutaron cuánto pudieron; sabían que una vez convirtiéndose en profesionales su tiempo juntos se reduciría bastante.
A pesar de ello, en ningún momento sintieron la gravedad del asunto pues sabían mejor que nadie que aunque fuera por 5 minutos seguirían unidos sin importar qué.
En lugar de ello la preocupación se cambió por espontáneos momentos que tenían de vez cuando para la intimidad, sí, seguían siendo estudiantes de apenas y 18 años, pero eso no impediría que terminaran saciándose entre ellos.
Tanto así que en más de una ocasión estaban a punto de ser descubriertos teniendo sexo dentro de los dormitorios, a excepción de sólo una en la que sí los descubrieron, pues la profesora Midnigth escuchó ruidos en uno de los patrullajes que se solía hacer los fines de semana, y al notar que venían de la habitación de Tsuyu dedujo de lo que se trataba, y dicho y hecho esperó unos minutos para ver salir de la recámara a un sonrojado y acalorado Bakugo acomodándose los botones de su pantalón; "Al menos sean discretos, Aisawa no dejaría pasar esto" fue lo único que le dijo después de irse riendo, la vergüenza lo invadió, pero lo que había sucedido ahí adentro con esa fiera chica hizo que valiera la pena.
También lo hicieron varias veces en la habitación de Bakugo en casa de sus padres cuando Mitsuki invitaba a Tsuyu a cenar, para ella era un honor tener a una jovencita tan amable y respetuosa como ella, deseaba que algo de esa buena actitud se le transmitiera al cabeza dura de su hijo. Después de la cena mientras este par se divertía a puerta cerrada Masaru sonreía orgulloso mirando la televisión, intuía lo que su hijo podía estar haciendo con su novia pero no le importaba pues ya era todo un hombre.
-¿De qué te ríes? Cariño. (Preguntaba Mitsuki a su marido, se le hacía raro que actuara así)
-¿Mm? ¡Ah! Nada nada querida, sólo me reía de este programa de televisión, jajaja.
-Sí tú lo dices. Mira, hice galletas, iré con los chicos a llevarles algunas.
-¡No! E-es decir, deben estar llenos con la cena, al menos deja que reposen unas horas más. (Masaru estaba nervioso, si podía ahorrarle un regaño de su mounstrosa esposa a su hijo lo salvaría de ello)
-¿Eso crees? Mmm, qué lastima, quería saber si quedaron sabrosas. Subiré más tarde.
-¡Sí! Muy bien querida, dejémoslos tranquilos jajaja.Aunque por fuera actuaba desinteresada por dentro ella también intuía lo que pasaba allá arriba pero al igual que su marido prefirió no tomarle tanta relevancia.
Otros días, era divertido para el chico escuchar esas pláticas de hombres en que las fantaseaban con estar con una mujer, pues esas fantasías él sí las podía cumplir cuantas veces quisiera con Tsuyu, y es que Kirishima tenía razón cuando se molestaba por los comentarios entre los chicos al respecto de tener intimidad con ellas, ya que según para él, "lo que hagas con una dama no se cuenta", por ello jamás participaba en esas tontas charlas de vírgenes, se limitaba a sonreír engreído protegiendo la intimidad de su novia, nadie más que él podía saber cómo era Tsuyu una vez que se encontraban a solas.
Por otro lado algo similar sucedía con las chicas, pues éstas se mostraban curiosas a menudo con lo que Tsuyu hacía con Bakugo, para ellas era sorprendente las pocas cosas que Tsuyu les contaba de él, que sí era un buen besador, que sí en realidad era demasiado tierno, etc; aunque siempre les ocultó los detalles de cuánto habían avanzado en términos de intimidad, eso aumentaba la curiosidad de ellas, suponían que por la cantidad de tiempo que llevaban saliendo era más que obvio que ya habían dado ese paso; viéndose ahogada en un mar de preguntas como "¿Ya lo hicieron?", "¿Duele?", "¿En dónde pasó?" Etc, Mina no tuvo mas remedio que auxiliarla y en su rescate terminó por responder ella a esas dudas como la madura y abierta persona que es.
Las pocas noches que lograban pasar juntos después de haberlo hecho ya sea en la habitación de Bakugo o en la de Tsuyu se quedaban recostados en la cama hablando sobre cualquier tontería, aunque cada charla se sentía especial; recordaban a menudo cuando se conocieron y cómo las cosas eran tan distintas en ese entonces, cómo Tsuyu se había enamorado de él después de conocer su lado amable cuando la rescató y auxilió, y cómo Bakugo se sentía más que feliz por haberse enamorado de ella pues lo rescató de lo que podía ser años de soledad y amargura, sabía que gracias a Tsuyu había madurado lo suficiente como para apreciar esos momentos junto a alguien.
Entre risas y besos jugaban mientras se tocaban y acariciaban una vez que sentían que la melancolía los invadía con todos esos recuerdos, recuerdos que gracias a ellos les permitía gozar en el presente el sincero amor que se sentían.
De toda esa agradable rutina no se dieron cuenta que día a día el tiempo se acababa, hasta el punto en que su graduación se avecinaba a la vuelta de la esquina.
Y no sólo la graduación, aún quedaba que hacer ostentosos papeleos, formatos de inscripciones, firmas en agencias, certificaciones, y demás para que el gobierno los diera de alta como héroes profesionales; por esto es que las últimas semanas se hicieron más que pesadas, dejándoles más que las clases de tutorías para verse y charlar un poco, ya que ni siquiera en las noches tenían la oportunidad, si no es porque se llevaban formatos para adelantar en sus horas libres antes de dormir, era porque alguno de los dos terminaba agotado y muerto de sueño.
Por esto es que en sus últimas semanas casi no se vieron, (mucho menos lo hicieron) ya tendrían oportunidad después de la fiesta de graduación.
Una semana antes de la fiesta que daría fecha una noche de julio, todas las chicas de las clases A y B se dieron la arduosa tarea de encontrar el vestido perfecto para cada una de ellas, aunque bien pudieron hacer uso del quirk de Yaoyorozu no querían perderse de la diversión que posiblemente tendrían.
Mientras unas husmeaban en las tiendas de zapatos, otras buscaban un buen centro estético en el que pudieran arreglar su cabello el día de la graduación y algunas otras incluso pagaban la renta de sus vestidos si es que no los decidían comprar. Tsuyu se sentía un tanto triste sosteniendo esas bolsas con demás adornos para ella y su amiga Ochako mientras que ella se probaba un vestido ya que la situación lo ameritaba, una despedida se venía, posiblemente pasarían meses o años para que todas juntas pudieran divertirse de nuevo como ahora y eso la ponía triste.
Estando perdida en sí misma no notó al chico parado al lado de ella hasta que un "Oi" la volvió en sí.
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"Cuando fui conciente de ti" (Bakugo y Tsuyu)
RomanceNo habían tenido muchos encuentros juntos, ni siquiera solían hablar; lo único que los unía era el hecho de que eran compañeros de clases, sin embargo eso terminaría cambiando; de una forma lenta, pausada, tranquila, pero decidida.