"ESTOY DE VUELTA, KATSUKI CHAN"

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Pasaron algunas semanas desde que Bakugo había regresado a Japón y si no fuera porque tanto Kirishima como Mina respondían a la curiosidad de los demás no se sabría cómo se encontraba Tsuyu, pues Bakugo no tenía el más mínimo interés en responderles. El tener que esperarla de nuevo por bastantes meses era complicado para él y sus "necesidades", si bien era divertido y emocionante tener esas charlas y videochats subidos de tono con Tsuyu, no negaba que cada noche terminaba insatisfecho, tanto que ni siquiera tener que aliviarse a él mismo era suficiente.

Al principio mantenía toda su concentración en las prácticas de la escuela pero Tsuyu le ponía difícil la situación cuando le enviaba fotografías en diferentes poses y con diferentes prendas, eso lo enloquecía, lo agradecía pero lo enloquecía verla así y no poder atacarla.
Era increíble que verla usar una de las camisetas que había olvidado en la habitación lo exitaba mucho más que verla usar alguna ropa interior sexy.

El primer mes fue insoportable, ya había probado del sexo y ahora comprendía porque todos lo tachaban de lo mejor, sin duda hacerlo con Tsuyu se sentía genial, ser un adolescente de casi 18 años, hormonal y propenso a la fácil exitación era un calvario.

El segundo mes fue el doble de peor, la abstinencia lo estaba enloqueciendo; la necesitaba con él urgentemente, tanto que llegó a caer a lo que según él llamaba "lo más bajo" teniendo que ver un poco de porno cada vez que se sentía ahogado, aunque al final de cuentas lo absurdo de esas actuaciones lo dejaban asqueado y perturbado porque ni siquiera se acercaban a la realidad de tener sexo, algo bueno salía de ello, tener nuevas e interesantes ideas que probaría con la chica.

El tercer mes fue un poco más relajado pues a Tsuyu se le ocurrió una maravillosa idea cuando le envió por paquetería una caja con distintas "cosas" que lo harían liberarse de tan molesta presión sexual, al principio veía la idea un tanto tonta, pero cediendo a su chica acomodó todas esas velas aromáticas en la habitación, apagó las luces, se puso cómodo y por último (con un poco de dudas) ponía lubricante sobre lo que parecía una especie de "funda" de látex que también venía en la caja.

Mientras escuchaba los gemidos de placer de Tsuyu a través de los audífonos cuando tenían una de esas tantas "charlas" Bakugo se masturbaba con ese curioso juguete, no era como estar dentro de ella pero la sensación era muy similar, tanto que podría jurar que lo estaba haciendo con ella, sin duda el escucharla y verla meterse ese pequeño dildo en ella para él era lo más sensual y efectivo para hacerlo correrse de inmediato, aunque sintiese algo de celos por ese fálico objeto.

Al cuarto mes, faltando solamente dos para que Tsuyu volviese, Bakugo no encontraba mejor forma de olvidarse un poco del tema sexual que metiéndose de fondo al entrenamiento, la frustración sexual que sentía sería liberada de otra manera, entrenando todo lo que pudiese; tanto que Tsuyu se llevaría una gran sorpresa al ver el cuerpo trabajado del chico, sin duda le encantaría él y esos tonificados músculos.

Con un mes restante el chico ansiaba la hora de ir por ella al aeropuerto y secuestrarla al hotel en dónde había hecho una reservación en la suite más atractiva del lugar, idea recomendada de su padre Masaru cuando le encontró algunos preservativos en la cajonera de su habitación, aunque Bakugo se molestó por ello tuvo que contarle a su padre que lo había hecho con ella, con un, "¡Mi hijo es todo un hombre! Debes llevarla a un lindo lugar cuando regrese" y un "Tranquilo, no le diré a tu madre, esto se queda entre nosotros" Masaru le dió un par de consejos como los que cualquier padre le daría a su hijo.

Alistándose para salir incluso una hora antes de lo planeado, Bakugo se dirigía rumbo al aeropuerto tal y como el mensaje que Tsuyu le había enviado esa mañana.

Vistiendo la tonta ropa que sus amigos le habían hecho usar y llevando ese ostentoso ramo de peonias que Uraraka había escogido y que Momo había pagado, esperaba en la sala de espera del aeropuerto.

"Cuando fui conciente de ti" (Bakugo y Tsuyu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora