Capítulo 22: Día de baile y... ¿Hombres de negro?

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Pasaron varios minutos desde que vi a Donato irse detrás de esa chica castaña, no me importaba nada que se metiera con ella, con tal de yo me encontrara fuera de su radar hasta le buscaba más chicas si quería

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Pasaron varios minutos desde que vi a Donato irse detrás de esa chica castaña, no me importaba nada que se metiera con ella, con tal de yo me encontrara fuera de su radar hasta le buscaba más chicas si quería.

Sentí la mirada de alguien en mí mientras seguía tomando mi limonada, volteé mi cabeza buscando al responsable de aquella mirada, pero no la encontraba, volví a tomar de mi bebida. Aún me encontraba al lado del escenario en una de las esquinas del salón.

Suspiré. Busqué con la mirada a Guido, pero no lo encontraba por ninguna parte, ahora si me estaba arrepintiendo de haber venido, me temía que esto pasara... y... pasó.

Seguía sintiendo esa mirada, pero no encontraba de quien y empezaba a sentirme incómoda por ello.

Tener tanta gente a mi alrededor siempre había sido un problema para mí y ese pequeño detalle ya comenzaba a pasarme factura, más que estaba sola, pero lo prefería mil veces más a tener la absurda y despreciable compañía de Donato.

Uno de los meseros pasó con su bandeja al lado mío y le pedí que se llevara mi vaso, le agradecí y siguió su camino. Decidí caminar por el salón, llegué a la mesa donde había cenado y tomé mi bolso de mano, seguí caminando lentamente viendo como todos se divertían ya fuera bailando, charlando entre sus amigos o parejas, vi por un momento al grupo del Team Soccer, algunos en la pista de baile y otros en su mesa, vi cómo se estaban divirtiendo con las chicas, sonreí levemente con pesar, "Andiamo Antonella, únete a ellos" me decía mi subconsciente tratando de que tomara valor y así acercarme a ellos, pero se veían tan felices con sus chicas y amigas que simplemente pensaba que arruinaría la velada para ellos.

Seguí caminando, observando, algunos todavía comiendo sus postres o repitiendo, seguí observando todo hasta que encontré una puerta lateral que llevaba a uno de los pasillos de las instalaciones de la facultad, quería tomar aire por lo que no dudé más y salí por esa puerta.

Cuando salí del salón pude respirar mejor, el bullicio ya no se escuchaba tanto y el sonido se había amortiguado al cerrarse la puerta. Suspiré con más libertad y tranquilidad. No me había fijado de cuanto me había agobiado hasta ese momento.

Caminé, quería llegar a los sanitarios para lavarme el rostro con algo de agua y despejarme. Me sentía algo estresada, lo que para unos era motivo de felicidad y relajación para mí era algo agobiante, estresante y aburrido, pensé que la pasaría bien, pero sabía que me arriesgaba a que esto pasara si venía.

Llegué a una parte de la facultad donde ya no se escuchaba tanto el escándalo del baile y se encontraban algunas ventanas las cuales estaban abiertas, me acerqué y respiré el refrescante aire que entraba por ellas, cerré los ojos por un momento disfrutando de tal placer.

De repente escuché algunos murmullos que hicieron que abriera mis ojos y me asustara levemente, volteé a ver a todos lados y me percaté que algunos chicos y chicas iban caminando mientras reían, se dirigían al salón de baile ya que habían tomado el camino por el cual yo había salido.

El Caso de la Mariposa Monarca (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora