Capítulo 21: Día de baile parte 3

9 2 2
                                    

-Ya vine idiotas – saludó groseramente, yo solo rodé los ojos con molestia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Ya vine idiotas – saludó groseramente, yo solo rodé los ojos con molestia. – Ya estoy aquí precioza – Se sentó en la silla al lado mío para luego atraerme a él y besarme en los labios por un momento, no pude nada más que corresponder porque los chicos nos veían. Me aparté lo más pronto que pude y fingí sonreír encantada.

-¿Qué te cuentas fratello? – preguntó Romeo chocando el puño con él.

-¿A dónde fuiste? – preguntó Guido con el ceño fruncido. – Encontré a Celestia sola en la mesa de postres después de que te fuiste.

Se encogió de hombros mirándolo con desdén, la tensión que ambos irradiaban despertaba mi curiosidad, algo habría pasado entre ellos – Nada importante, solo me llamaron para un trabajo que estoy solicitando y hasta ahora el proceso va más que bien – sonrió ampliamente, no sabía de qué trabajo se refería, pero tampoco me interesaba en lo absoluto, incluso si encontraba trabajo para mí mejor que se desapareciera hasta los fines de semana para que no me moleste más de lo necesario.

-Oh, que bien fratello, me alegro por ti – sonrió Flavio no tan convencido por su respuesta.

-¿Y bien? ¿Ya empezó esta cosa? – dijo mirando alrededor.

-Si, ya, cuando tú no estabas, ahora mismo estamos esperando la cena, en un momento viene de seguro – respondí terminando mi helado al fin, estuvo delicioso.

-Perfetto – dijo sonriendo para luego acercarse a mí mucho más de lo que hubiera deseado – Deseo bailar contigo belleza, pegados el uno al otro – susurró y yo disimulé mi incomodidad con una pequeña sonrisa en respuesta, Donato se atrevió a tomar mi cintura y depositar un pequeño beso en mi cuello, por debajo de la mesa intenté apartar a Donato, pero él al notarlo rápidamente con su mano libre tomó mi antebrazo y metió sus uñas en él, tuve que hacer un gran esfuerzo para no soltar un quejido de mis labios por el dolor y mantener en mi rostro una sonrisa falsa, pero él si supo que me había lastimado por el leve gruñido que mi garganta había emitido, algo que no pude contener.

-Abbastanza Donato – hablé soltando una risita por no soltar un improperio con enojo delante de los demás – Me haces cosquillas – hablé con toda la ternura falsa que pudiera.

Guido y Flavio no se lo creyeron y notaba lo tensos que se encontraban por la acción de Donato y eso que no habían visto lo que hizo para que me dejara besarme el cuello, o eso esperaba.

-Va bene amore mío – en ese instante llegaron los meseros con la comida y me dejó en paz. Comenzamos a cenar todos en un ambiente ameno, los chicos contaban cosas que nos hacían reír y la comida estaba realmente deliciosa.

La entrada había sido para todos, ya que colocaron dos canastitas con grissinis acompañados de salsas de diferentes sabores sabrosos, el plato fuerte había sido el Ossobuco con papas estofadas un platillo muy delicioso y para el postre podías acercarte a tomar lo que quisieras de la mesa de postres por lo que esta vez opté por un pedazo de tiramisú que estaba muy bueno, para la bebida había tenido la opción de tomar una copa de vino o una limonada, naranjada o té frío, yo decidí tomar un vaso de limonada la cual estaba muy rica.

El Caso de la Mariposa Monarca (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora