Capítulo 31: Día de nuevos contactos

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Celestia POV:

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Celestia POV:

La paramédico ya había terminado su trabajo en el momento en el que Máss había salido del edificio de la facultad.

Matteo se aproximó hasta él y lo llevo a uno de los paramédicos, yo ya me sentía más tranquila, pero me sentía agotada, tan agotada que podía quedarme dormida en el hombro de Fede. No pude moverme de lo adolorida que comenzaba a sentirme.

-Cele – me susurró Fede – Han venido por ti – señaló hacia unas personas que venían directo a mí con algo de urgencia.

Enfoqué mejor mi vista y pude darme cuenta de que eran mis padres y mi hermano quienes venían a paso apresurado hacia mí.

Mía sorella! – gritó mi hermano y corrió hacia mí para luego abrazarme con algo de fuerza, me aferré a él algo débil, pero feliz de verlo.

-Fratello – susurré y al instante las lágrimas comenzaron a caer. Sentir su presencia, sentir su protección en esos momentos lo era todo para mí.

-Me alegra tanto ver que estás bien – se separó de mí para revisarme de cuerpo entero. Sonreí levemente – Porque lo estás ¿verdad? – preguntó con preocupación viendo mi rostro empapado de gotas de agua salada que seguían resbalándose por todas mis mejillas.

-Ahora sí – sollocé y lo abracé con todas las fuerzas que tenía.

-Ay mía piccola bambina – susurró.

Reí levemente – Oye, no – limpié mis lágrimas – Tú eres el piccolo bambino, yo soy mayor que tú – reí siendo acompañada por su risa.

-Figlia, mía bella figlia – habló mamá acercándose a mí y abrazándome, papá no pudo esperar más y nos abrazó a ambas, mi hermano se unió a nosotros y un llanto desgarrador escapó de mi garganta.

-Ya mía bambina, ya estamos aquí, ya nadie podrá dañarte – habló mamá con la voz quebrada. Yo no podía dejar de llorar, saqué todo lo que sentía, saqué todo lo que sentí en esos horrorosos momentos.

No podía hablar y solo podía corresponder al abrazo familiar.

-Amore mío, tranquila, todo estará bien – decía mi padre mientras acariciaba mi cabello con suavidad, notaba su voz temblorosa. Él era muy expresivo y podía notar siempre cómo se sentía, ahora mismo podía ver el dolor en sus ojos, podía notar la tristeza e impotencia en su voz, podía notar la culpa en todo él. Culpa que ni siquiera era suya.

Me separé lentamente, volteé a ver a los chicos quienes estaban a unos pasos de nosotros, algunos de ellos todavía estaban siendo atendidos por los paramédicos.

-Ellos – logré soltar – Ellos fueron mi salvación – les sonreí para luego voltear a ver a mi familia – Fueron mis héroes, me salvaron de morir esta noche – mis lágrimas volvieron a acumularse en mis ojos.

El Caso de la Mariposa Monarca (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora