III

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El mundo humano, lo podía describir simplemente como una simple maravilla. Tenía tantos ambientes y a sin tener magia podía mostrar distintos ambientes. Solo debía tener cuidado de algo... Los cazadores, eran humanos que sin ninguna razón mataban a inofensivos seres como Reiner.

Reiner, su pobre familia estaría devastada si se enterará de su muerte, lo mataron sólo para sacar su magia.

Solo estaba buscando a los desaparecidos, su aullido era tan triste, era la señal de que no había encontrado nada.

Hemos estado meses buscando cualquier señal de vida de soldados que fueron enviados para dar vida a algunas partes del bosque que el humano ha destruido.

No entendía porque teniendo tanta belleza en su mundo decidían destruirla, estaban llegando a sus límites y cada vez que algunos de los seres de mi mundo pasaban las barreras para llegar al mundo humano desaparecían sin motivo alguno y no había siquiera un rastro de sangre para saber que ya no podíamos hacer nada por ellos.

El mundo humano era maravilloso, pero estaba poblado de gente horrible que no tenía escrúpulos ya que mataban incluso a su propia gente, lo había visto en el tiempo que he vivido en él sin entender el porqué.

— Duquesa — susurró en mi oído Siena — un cazador — a la lejanía pude ver al cazador con una capa cubriendo su rostro.

Caminaba tranquilo por el bosque como si lo conociera, iba confiado.

Quién no lo estaría si lleva varias armas en la espalda.

— Debemos seguirlo, tal vez nos guíe a algún escondite.

Empecé a seguirlo moviéndome entre las ramas, el cazador no se inmutó por mi presencia llegamos a un lugar con demasiados árboles impidiendo que la luz de la luna iluminará el lugar, al intentar ubicarme me di cuenta que estaba muy cerca de una de las entradas de Faverden; sacó un pequeño cilindro oscuro oculto bajo un pequeño montículo lleno de flores, lo abrió sacando otro, pero está vez era transparente dejando ver a una pequeña hada atrapada asustada.

— Ayy, parece que caíste en las trampas de Gerard — su voz era tan profunda — debería llevarte con él. — descubrió su cara al quitar la capa.

Era el cazador que había matado a Reiner.

Mi corazón se aceleró al verlo, sus armas brillaban bajo la luz de la luna haciéndolo ver amenazante.

La pequeña hada al parecer le había susurrado algo ya que rió suavemente — yo no estoy atrapado pequeña — Siena y yo miramos como el cazador libero al hada — no tengo ánimos de matar hoy así que lárgate rápido. — la pequeña hada voló con algo dificultad en dirección a Faverden.

Ese cazador que la noche anterior había matado a Reiner sin pensarlo ahora liberaba a un hada... Tenía corazón.

—Busca al hada, verifica que esté bien — Siena voló al ver que el cazador ya se había alejado y no había peligro.

Pero... Esa noche empezó mi perdición, necesita saber porque el cazador había dejado ir al hada. ¿Tuvo piedad? Era algo raro más cuando no era la primera vez que lo veía cazando en los alrededores de esa parte del bosque.

Empecé a seguirlo incluso dentro del pueblo humano, sabía dónde vivía y vigilaba su descanso desde un árbol frente a su hogar, cuando iba de cacería buscaba su seguridad bueno... evitaba que matará a mi gente.

Siena me mantenía informada de lo que pasaba en Faverden mientras yo cuidaba al cazador lo cual hizo dudar a Siena.

—¿Por qué lo sigues? Es peligroso — me pregunto una noche que nos juntamos en el bosque, mi cazador se había quedado en el mundo humano ayudando al chico con el cual mató a Reiner.

— Tal vez tiene alguna pista — respondí para volar hacia el pueblo y encontrarlo.

Tal vez tenía una pequeña obsesión con él, pero, necesitaba alguna pista y quien mejor que un cazador de criaturas mágicas.

Pero no había nada hacía pequeñas entregas, me dolía ver como mataba siempre de forma calculada a algunos, me dolía más cuando eran niños tales como los selkies, cuando subió a una pequeña embarcación creí que tan solo sería para pescar algunos peces cuando vi lo que había hecho estuve a punto de reclamarle.

No podía hacerlo.

Sería hacerle saber que lo había estado siguiendo y eso no lo podía permitir, debía lograr que siguiera ignorando mi presencia si quería lograr resolver el problema de Faverden: la desaparición de los renovadores.

Por más que me doliera ver como mataba a mi gente tenía que ser fuerte para lograr mi objetivo y lo haría sin importarme nada.

Susurros de LuciérnagasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora