NICCOLO
Eran las seis cuando Julia llamó a la puerta de mi casa.
Abrí y la invité a pasar.
Se había cambiado de ropa, ya no llevaba el uniforme del instituto si no que llevaba unos vaqueros, un jersey blanco, unas zapatillas Adidas y la mochila colgada de un hombro.
-Esto es un poco raro, ¿no crees?- Preguntó ella dejando su mochila en el suelo y sentándose en la mesa del comedor.
- ¿Qué es raro, Julia?
-Esto, desde que ha empezado el curso hemos interactuado más que en los últimos años y ahora estoy en tu casa haciendo un trabajo, cuando el que tendría que estar aquí es alguno de tus amigos.
-Yo no pienso así.
Al contestar, me miró sorprendida, supongo que no era la respuesta que esperaba.
- No sé qué estoy diciendo, será mejor que empecemos el trabajo. - Dijo sacando una libreta de la mochila.
La verdad no sabía a qué vino eso, pero a mí no me resultó raro tenerla en casa, será el destino que querrá que empecemos a llevarnos más.
Estuvimos toda la tarde hablando y organizando el trabajo. Se nos ocurrieron varias ideas de empresas, como una galería de arte, una librería, una tienda de música, una editorial, etc.
No pensaba que Julia fuese tan creativa, la mayoría de las ideas las propuso ella y me llamó la atención. Yo pensaba que iba a proponer algo como una tienda de ropa o algo por el estilo, pero nunca se me hubiese pasado por la cabeza que propusiese una galería de arte, una editorial o una librería y ahí entro mi curiosidad.
- ¿Por qué una galería de arte?
-No sé, me gusta.
- ¿Te gusta el arte?
-Si. -Contestó sin levantar la mirada de su libreta.
- ¿Esos dibujos los has hecho tú?- Dije señalando las hojas sueltas que sobresalían de su libreta.
- ¿Qué?
- ¿Puedo verlos? Pregunté, aunque los cogí sin haber esperado su respuesta.
Los observé, eran preciosos. Algunos eran caras de personas, otros paisajes, animales, etc.
Eran realmente bonitos, no sabía que dibujase tan bien.
Cuando levanté la mirada de sus dibujos y se los devolví, la vi avergonzada.
-Son horribles, lo sé, no hace falta que te rías.- Dijo guardándolos de nuevo en su libreta
-Pero que dices, son geniales, no sabía que dibujases.
-Solo lo saben mi madre, Gael y Carla.
-Vaya, supongo que ahora yo también. -
Ella no contestó solo me miró y yo la sonreí.
JULIA
Cuando cogió mis dibujos, creí morirme, nadie había visto mis dibujos, nadie sabía que dibujaba, me daba mucha vergüenza y tampoco era plan que lo supiese todo el mundo.
Necesitaba salir del paso cuando de repente recordé ver el otro día una guitarra en el cuarto de Niccolo así que decidí usar la misma táctica que él había usado conmigo.
- ¿Por qué una tienda de música?
- ¿Y por qué no?
-No te pega. Dije mirándole
- Eso es porque no me conoces. -Contestó levantándose de la silla. -Sígueme. - Ordeno.
Yo me levanté y lo seguí, subimos las escaleras y llegamos a su habitación.
- ¿Qué hacemos aquí?- Pregunté mientras mi mirada recorría toda la habitación.
-Quiero enseñarte algo. -
Lo seguí hasta que llegamos justo donde estaba la guitarra, él la cogió.
- ¿Tocas?- Pregunte.
-No soy solo el popular que se tira a todas las tías y juega al fútbol ¿Sabes?
-Yo no he dicho nada de eso.
-Pero lo piensas.-
No supe qué contestar, solo lo miré y él siguió hablando.
-No lo sabe nadie, a parte de mis padres y ahora tú.
-Vaya y ¿por qué?
- Eso mismo te podría preguntar yo ¿Por qué nadie sabe que dibujas?
-Pues la verdad no lo sé, supongo porque empecé a hacerlo en un momento duro de mi vida, lo usaba de vía de escape, para distraerme y no pensar en todo lo que pasaba en mi alrededor y ahora lo sigo haciendo porque siento tantas cosas que no sé cómo expresarlas y esto me ayuda. - Cuando lo conté me sentí liberada, nadie sabía la verdadera razón por lo que lo hago, no lo sabe ni mi madre, ni mi hermano, ni Carla, ellos piensan que lo hago por puro placer porque nunca me he atrevido a contarles la verdad, pero a él si pude, con él me sentí segura, sentí que no iba a juzgarme ni a mirarme con pena, sentí que él me entendía.
Él me miró con sinceridad y se mantuvo en silencio, observándome hasta que comenzó a hablar de nuevo.
-Supongo que ahora tendré que contarte yo, porque nadie sabe que toco. Dijo sonriendo al final.
-Supongo que sí, sería lo justo.
-La verdad por la que nadie lo sabe es porque nadie se ha molestado en saberlo, nadie se ha molestado en conocerme, nadie se ha interesado en mí más allá de mi cara bonita y mi popularidad, por eso creo que nunca he estado con alguien porque todos quieren lo mismo.
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Entre sus brazos
RomanceJulia y Niccolo se conocen de toda la vida ya que él es el mejor amigo del hermano de ella. Ninguno pudo imaginarse que todo cambiaría al empezar el curso, ninguno se imaginó que pudiesen enamorarse de ese modo ni de lo que podían llegar a sentir en...