CAPÍTULO 14

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JULIA

Cuando tenía 15 años empecé a salir con un chico, Marc, al que adoraba.

Al principio todo iba bien, de verdad, los dos estábamos muy contentos y nos queríamos, pero al cumplir los 16 las cosas cambiaron.

Él quería hacer cosas para las que yo no estaba preparada y eso le cabreaba, decía que para que le calentaba si no iba a pasar nada, yo no entendía porque se enfadaba ni porque se comportaba así cuando lo había dejado bien claro. Eso pasó un par de veces, luego empezó a relajarse y todo volvió a ser como antes, quedaba con él, íbamos a la piscina, al cine, venía a cenar a casa, etc. O eso pensaba yo y fue ahí cuando comencé a pintar.

Marc de vez en cuando soltaba comentarios bastante hirientes, sobre mi cuerpo, mi forma de actuar o de vestir y eso me empezó a afectar.

Empecé a dejar de comer, a coger complejo con mi cuerpo, me machacaba todas las mañanas cuando salía a hacer ejercicio, cambie mi forma de vestir, deje de usar vestidos y faldas y pase a ponerme vaqueros y sudaderas, no iba a la piscina con tal de no ponerme bikinis y no iba a fiestas, estaba todo el día encerrado en casa pintando.

Mi hermano empezó a sospechar que algo no iba bien, comenzó a ver que no me terminaba los platos de comida o que me saltaba algunas, empezó a ver como mi estado de ánimo cambió, mi forma de vestir y como me machacaba todas las mañanas.

Él me mandaba indirectas, pero hasta que no desmaye después de volver de correr, no habló conmigo directamente sobre el tema.

-Julia, ¿Qué te pasa? ¿Por qué ya no eres tú misma? ¿Qué estás haciendo? - Preguntó mi hermano preocupado sentado a mi lado en mi cama mientras me acariciaba el pelo.

-No lo sé, yo solo quiero gustar.

- ¿Gustar? ¿A quién?

-Dice que visto muy provocativa, que le caliento y le dejo plantado, que tengo un cuerpo horrible y que nadie me va a querer así.

- ¿Julia, quien te dice eso?

-Marc. -

En ese momento mi hermano se levantó de la cama cabreado, muy cabreado nunca le había visto así.

-Que hijo de puta- Dijo mi hermano pensando que no le oiría.

Gael se volvió a sentar en mi cama y me miró a los ojos.

-Julia, por favor, tienes que dejarle, te hace daño, no es bueno para ti, por mucho que tú le quieras, él solo te está destrozando, por favor, Julia.

-Tengo miedo, no sé cómo hacerlo. -

Él no dijo nada, solo me abrazó y me besó la cabeza.

Pasaron unos días desde que tuve esa conversación con Gael cuando por fin decidí dejar a Marc, mi intención era ir a hablarlo a su casa y terminar de manera amistosa pero no fue así.

Era sábado por la tarde cuando me planté en su casa.

Él me abrió y pase.

Fuimos al salón y nos sentamos en su sofá.

-Tu dirás, Julia. - Comenzó él la conversación.

-Creo que esta relación no nos lleva a ninguna parte, queremos cosas distintas y nos hacemos daño mutuamente.

- ¿Quieres acabar esta relación?

- La verdad es que sí, Marc. - Conteste con miedo por su reacción.

Su primera reacción fue pegarme una bofetada.

- ¡Eres una hija de puta y una desagradecida! Llevo tiempo esperando, aguantándome para tenerte entera para mí y me piensas dejar ahora, eso no te lo crees ni tú, si no eres mía no vas a ser de nadie. - Enseguida me agarró el brazo, me tumbó y empezó a besarme el cuello.

Entre sus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora