CAPÍTULO 11

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JULIA

Tras despedirme de Gael, entré en el instituto, cogí mis cosas de la taquilla y me fui a mi primera clase acompañada de Carla, nos sentamos en nuestras mesas y esperamos a que empezase la clase.

- ¿Cómo estás?- Me preguntó mi amiga. Te he visto con Gael en el aparcamiento.

-Yo estoy bien. Ya sabes lo paranoico que es Gael y como le gusta dar vueltas a las cosas.

- ¿Y respecto a lo que pasó?

- ¿Lo que pasó cuándo?

-El otro día en la fiesta, ¿ya te has aclarado sobre lo que sientes?

-No, no sé, prefiero no pensar en eso, no creo que vuelva a pasar, solo me ayudo, lo hubiese hecho por cualquiera.

-Eso no te lo crees ni tú, muñeca

- ¡CARLA!

- ¡¿QUÉ?!-

Antes de poder reprocharla sonó el timbre y comenzó la clase.

Nos tocaba economía y entró el Sr. Davis, nuestro profesor.

-Buenos días chicos, esta clase la vamos a dedicar a empezar a organizar el trabajo que tenéis que hacer este semestre. El trabajo consiste en que creéis vuestra empresa y hagáis un plan económico financiero y lo realizareis por parejas. - En cuanto dijo eso todos miramos a nuestros amigos, pero como siempre el Sr. Davis parece que solo tiene ojos para Carla y para mí.

-Señorita Brown, señorita Smith no se precipiten, las parejas las voy a hacer yo y no quiero que nadie proteste. - Cuando dijo eso levantando la mirada y mirando a la clase en general, la gente dejó de sonreír. -Para que sea más justo, he escrito vuestros nombres y los he metido en esta caja, vamos a hacerlas por sorteo. - Sinceramente yo creo que en ese momento todos pensamos lo mismo 'Este hombre está loco 'pero qué le vamos a hacer, nos tocaba aguantarnos.

Mientras el Sr. Davis estaba sacando nombres, yo estaba distraída dibujando en mi libreta, me dediqué a dibujar el rostro de una chica, no significaba nada, solo aburrimiento. Estaba metida en mis pensamientos hasta que oí mi nombre.

-Julia Brown y Niccolo Bianchini. Cuando oí eso, levanté rápidamente la cabeza de la libreta y me gire hacia Niccolo, él me miraba igual de sorprendido que yo, no me lo podía creer, esto tendría que ser una broma, yo intentaba evitarlo y no hablar con él y ahora tenía que trabajar con él durante todo el semestre.

Cuando sonó el timbre todo el mundo recogió sus cosas y salió de clase.

- ¿Quieres que te espere?- Me pregunto Carla.

-No tranquila, ve yendo tú, ahora te alcanzo. - La conteste terminando de guardar las cosas en mi mochila.

Carla salió de clase y se dirigió hacia la cafetería donde solíamos ir a hacer el descanso.

Finalmente terminé de recoger y salí de clase.

A la salida me encontré con Niccolo, estaba en la puerta.

-Julia, ¿Podemos hablar?

-Claro, dime. Conteste mientras caminaba.

-Sobre el trabajo. Comenzó a hablar, pero le corte. -Si creo que tenemos que empezarlo cuanto antes, ¿Te viene bien esta tarde?

-Vale, te espero en mi casa a las seis.

-De acuerdo. -

Llegué a la cafetería, vi a Carla sentada en la mesa con dos cafés.

Fui y me senté con ella.

-Me voy a morir. Dije sentándome en la silla.

-Eres una exagerada, no es para tanto, relájate.

- ¡¿Qué no es para tanto?! Intento evitarlo, no pensar en él y ahora tengo que pasarme todo el semestre trabajando con él.

-Tú piensa que podría ser peor.

-No creo que esto pueda empeorar.

NICCOLO

Cuando de repente oí el nombre de la persona con la que me había tocado hacer el trabajo, me quedé helado.

Esto empezaba a ser demasiada coincidencia, no entendía cómo solo en una semana de curso había tenido más relación con Julia que en toda mi vida. Siempre nos saludábamos, pero no solía pasar de ahí, quizá cuando éramos más pequeños pues si teníamos más contacto, pero fuimos creciendo y todo se reducido a un 'hola' o a un 'adiós'.

Mi primer impulso fue girarme a mirarla, la vi levantar la mirada de su libreta y mirarme, parecía igual de sorprendida que yo.

Al terminar la clase la vi hablando con Carla que salió de la clase dejándola sola, terminando de recoger sus cosas.

La verdad no sabía cómo íbamos a organizar el trabajo, era raro así que yo también me quedé de los últimos esperándola en la puerta.

Cuando salió de clase se la veía distraída y se sobresaltó cuando la llame.

Estuvimos hablando del trabajo, ella fue más directa y seca, ella no solía ser así pero no quise rechistar porque todos tenemos días malos.

Al final quedamos en mi casa por la tarde.

Entre sus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora