CAPÍTULO 17

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JULIA

Cuando salí de la ducha me encontré la ropa encima de la cama, me la puse, olía a él y dios me encanta ese olor, como no he sido consciente de eso hasta ahora. Me recogí el pelo en una coleta alta y me puse mis Converse.

Cuando estaba lista, cogí la ropa de anoche y bajé al salón.

-Te queda bien mi ropa. - Dijo Niccolo cuando me vio.

-Gracias. -Conteste sonrojándome.

-Espera que te de una bolsa para que guardes tu ropa. - Al decir eso se fue y al cabo de unos segundos volvió con una bolsa. -Aquí tienes. - Me tendió la bolsa y yo guarde mi ropa, bueno, la ropa de Carla, mejor dicho.

Salimos de su casa y nos montamos en su coche.

-Alguna sugerencia. - Dijo encendiendo la radio.

-La verdad es que sí. - Conteste.

Él me dio su móvil para que buscase la canción que quisiera.

Al final me decante por mi favorita de Dove Cameron. So Good.

Low to high

Oh my my

I'm feeling so fucking good right now

I just wanna get drunk right now

I feel so damn alive

I don't wanna come down

I'm feeling so fucking good right now

Después de esa, empezó a sonar su lista de reproducción. Casi todas sus canciones eran de Chase Atlantic y Arctic Monkeys.

NICCOLO

Llegamos a la cafetería, aparqué y entramos.

Nos sentamos en una mesa, al lado de la enorme ventana del local.

-Hola, chicos ¿Qué queréis? - Preguntó la camarera.

-Un capuchino y unas tortitas. - Pidió Julia.

-Y para mí un café latte y unas tortitas. - Dije yo.

-Enseguida os lo traigo. - Nos aseguró la camarera.

Cuando la camarera se fue Julia fue la primera en hablar.

-Me acuerdo de lo que pasó anoche.

-Si no quieres hablar de eso, no lo hagas.

-Nunca se lo había contado a nadie.

- ¿Ni a Carla?

-No. Solo lo sabe mi hermano y mi madre.

-¿Y porque a mí me lo has contado?

-Si te soy sincera, no lo sé. Creo que me transmitiste seguridad para contarlo. -

De repente se hizo un silencio un poco incómodo que enseguida ella se encargó de romper.

-O quizá porque iba muy borracha y fuiste la única persona que estaba conmigo en ese momento.

-Será eso. - Contestó y ella sonrió.

Tras eso apareció la camarera con el desayuno.

-Aquí tenéis, chicos. - Dijo dejando los platos y los cafés en la mesa.

-Gracias. -Dijimos Julia y yo a la vez.

La camarera se fue.

Durante todo el desayuno estuvimos hablando sobre nosotros, como amigos, me contó un montón de cosas sobre ella que no sabía cómo que aparte de dibujar le gusta mucho leer novelas de amor y que le encantaría vivir la suya propia, también que su sabor favorito de helado es el de fresa y le encantan las galletas con pepitas de chocolate, entre otras cosas.

Cuando salimos de la cafetería ella estaba relajada y tenía confianza, era ella misma, sin filtros.

- ¿Me dejas conducir? - Preguntó con una sonrisa en la cara.

- ¿Estás segura? Llevas mucho tiempo sin hacerlo.

-Desde el accidente. - Contestó.

-Quizá otro día. -Dije para picarla.

-Jooo.- Dijo frunciendo el ceño, estaba tan mona cuando lo hacía. Me reí como respuesta a ese gesto. -Eres malo. - Dijo con la indignación propia de una niña de cinco años.

Esta vez de camino a casa pusimos una playlist a lanzar y aunque no nos sabíamos todas las canciones las cantábamos y las destrozamos todas.

Llegamos a la casa de Julia y aparqué en la puerta.

-Gracias, de verdad, no sé cómo agradecértelo, Niccolo.-

-Pues, para empezar, llámame Nicco y no vuelvas a ignorarme, has estado toda la semana matándome.

-De acuerdo. - Sonrió y yo no pude evitarlo, tiene unos labios apetecibles y una sonrisa preciosa, me acerque y la bese. Ella se quedó en shock y eso no me extrañó, pero respondió al beso cosa que me sorprendió y mucho.

Entre sus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora