La derrota

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Al día siguiente.

Los rayos de sol que entraban por la ventana me despertaron.

-Que sueño-comente frotándome los ojos.

Baje al Gran Comedor donde me senté junto con Fred lo que lamente enseguida en cuanto note su mano apretando mi muslo.

-Es por la mañana-susurre-no puedes esperar, aunque hasta la tarde por lo menos-proteste intentando ahogar la satisfacción que me provocaba que hiciera eso.

Fred se acerco lentamente hasta mi oreja.

-Es que no puedo esperar a que derritas por mi-susurro.

-Yo no soy la que tuvo que irse a su cuarto para hacerse un trabajito-me defendí girándome para mirarle y estábamos a pocos centímetros-asiqué me parece que el que se derrite eres tú por mí.

A Fred se le escapo una sonrisa y luego se puso serio, tanto que me asuste por un momento.

-¿Eso piensas?-me pregunto apartando su mano de mi muslo y separándose-estas muy equivocada-y se marchó dejándome completamente confundida por su reacción.

Cuando terminé de desayunar me fui al lago junto con Ginny.

-Hola-saludé.

-Hola-dijo ella.

-¿Qué tal?-pregunté.

-Bien, ¿Qué tal tú con Fred?-me pregunto.

-Bien-mentí-la verdad creo que ganare.

-Seguro que sí-dijo-hoy he quedado con Harry y me gustaría que me dejes la habitación sola.

-¿Toda la noche?-pregunte.

-Sí-respondió.

-¿Y Angelina?-pregunte.

-Saldrá de fiesta, ni entrará a la sala común-contesto sin darle importancia.

-Esta bien-accedí-a lo mucho me quedo dormida en la sala común.

-Gracias-me agradeció.

-De nada-dije y me marché camino al castillo.

No había mucha gente, pero si la normal de cada día normal, en un finde semana normal como todo normal. Finalmente encontré a mi pelirrojo favorito en la sala común sentado en el sofá y como todo estaba vacío decidí sentarme encima de él.

-¿Qué se supone que haces?-me pregunto.

-Nada-respondí sonriendo mientras acariciaba su pelo y le daba besos en el cuello, pero me aparto de repente.

-¿Qué haces?-volvió a preguntar mirándome.

Y no sabía que responder aun que la respuesta era clara.

-Tenemos una apuesta-susurre.

-¿Y?-pregunto apartándome y levantándose.

-¿Qué te ocurre?-pregunte.

-Lo de ayer en la sala común y ahora esto, ¿enserio piensas que me gusta?-pregunto-no me gusta, me siento incómodo.

-¿Incomodo por qué?-pregunte-¿Por qué no te gusta o por que realmente te jode que lo haga bien?

Me miro y no contesto pues su silencio era la gran evidencia de una respuesta invariable.

-Sabes que digo-dijo y le mire firme esperando cualquier burrada que saliera de su boca.

-¿Qué?-pregunte.

Entonces de la nada, sin esperarme su reacción, se acercó y me beso y me agarro del cuello para acercarme mas a él y yo por otro lado le cogí de su camisa para profundizar el beso a tal extremo que su lengua pedía paso a mi boca. Empezo a deslizar sus manos hasta mis muslos y me agarro para que entrelazara mis pies alrededor de su cintura y empezo a caminar hasta la mesa de la sala dejándome encima.

Siete días (Fred Weasley y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora