Globos

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Olis






Un largo pasillo, la oscuridad lo acompañaba junto con unas luces dañadas. Las celdas desgastadas mostraban el como los reos anteriores intentaron escapar.

Un largo y obscuro pasillo que concluye en una puerta blindada. No sabe que hay detrás de ella, pero sabe que tras ese umbral se encuentra el chico con el que vivió el mejor día de su vida.


Su encuentro fue bastante extraño, literalmente su hermana lo encontró en el río y lo atendió en casa. El que no la hayan reconocido fue doloroso, pero después de eso compartieron muy lindos momentos.

Compitieron como nunca lo había hecho, vieron una película, comieron una extraña pizza y tomaron cokita. Ella estaba fascinada con el chico, su actuar era todo lo que esperaba de una persona, lo quería de vuelta.

Ignoraba completamente que acababa de matar a alguien, ella hubiera hecho lo mismo si la persona le hubiera importado, pero realmente nadie le importa lo suficiente como para que ella haga eso.

Anteriormente en su vida solo era buscada por muchedumbre interesada en la imagen que podría obtener con ella, nunca sintió ninguna conexión real. Nunca. Nunca hasta este día.



Este chico realmente caló dentro de ella, por eso quería verlo nuevamente, que atravesará la puerta y poder decirle cada hecho de su vida, él podría consolarla. El es todo. Todo.




Vio su cabellera traspasar el umbral, todo lo demás se desvaneció y se quedaron ellos dos flotando en un vacío interminable.

Caminaron el uno al otro con una sonrisa, la joven apreciaba cada rasgo del rostro de Izuku con una delicadeza impresionante. Cuando se acercaron lo suficiente no le pareció suficiente sólo mirar, comenzó a pasar sus manos sobre las mejillas y el cabello del chico.

Le agradaba verlo sonreír, se le hacía algo único. Sentía que él la comprendía como nadie y eso la reconfortaba mucho, le gustaba sentirse única con el.

El joven comenzó a acariciar su rostro con delicadeza y le dijo algo incomprensible, se lo dijo de forma suave, pero no lo sentía como su voz. Sentía que era alguien más, incluso una voz femenina.

Junto a la voz llegaron un gran número de temblores dentro del vacío, un retumbar que acompañaba las palabras inentendibles del joven.

Las manos de ambos apreciaban al otro, ella prefería ignorar los temblores del mundo y solo centrarse en el rostro del joven, tocarlo le fascinaba.

Cerró sus ojos y se dejó contentar por las caricias del joven, imaginando una vida a su lado y quizás llegar a tener hijos con el, criarlos mejor de lo que hicieron con ella, dejándolos ser lo que quisieran.

Por fin pudo escuchar la voz del joven, por fin pudo escucharlo de forma clara...


Shouka—con cariño, mientras la miraba a los ojos—despierta

¿Qué? —sin dejar de apreciar su rostro con las manos

EL HÉROE SUICIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora