EL HÉROE SUICIDA

Cokita

Una mirada penetrante caía en Izuku, se dieron cuenta del fraude que estaba cometiendo. Fuyumi observaba todo, no entendía el porqué su hermana veía de ese modo a Izuku, al no entenderlo decidió imitarla.

Izuku no quería ceder ante la presión. El movimiento que hizo fue demasiado limpio como para que se dieran cuenta, era imposible que hayan visto que se estaba quedando un billete de más.

Shouka no iba a rendirse. El ambiente del lugar se hizo denso, ninguno quería aceptar la derrota.

Shouka comenzó a mover sus tarjetas lentamente, quería ver la cara de Izuku en ese momento. Fuyumi quiso imitar la acción de su hermana, pero no le quedaba ninguna tarjeta, solo pudo seguir mirando a Izuku con una mirada desafiante.

Izuku no quería aceptar su derrota, pero ya era muy tarde...Lo habían descubierto.

Izuku: Aquí tienes tu billete/mirando en otra dirección, estaba enfadado/Comprar El Muelle es de gente avara.

Shouka: Claro, sigue llorando/dio una sonrisa ganadora/Mientras yo me sigo bañando en dinero

Izuku: Ya verás, cuando pases por mis Ferrocarriles te lo quitaré todo/la miro a los ojos/

Shouka: Yo solo sigo escuchando los lamentos de un perdedor/lo miro a los ojos/

Se veían mutuamente, en sus ojos solo se podía apreciar un hambre de victoria gigante.

Izuku se había hecho con el control de prácticamente todo el tablero y los Ferrocarriles.

Shouka se apropió rápidamente de las azules. Había construido un Hotel en cada propiedad.

Cada uno tenía una propiedad verde, la tercera aún no había sido comprada.

Por otro lado...

Fuyumi se quedó sin propiedades hace dos vueltas, ahora solo sobrevive para pagar a Izuku. Aún no a llegado a las propiedades de Shouka, pero de todas formas su dinero ya se está acabando.

El timbre hizo que todos volvieran a la realidad. Estaban tan inmersos en el juego que Fuyumi estaba preocupada si podría seguir pagando las facturas, incluso estaba pensando que debería dejar de ir a la universidad y conseguir un trabajo.

Fuyumi se levantó de golpe, al parecer volvió a su optimismo habitual. Corrió en dirección a la puerta principal y volvió con dos cajas de pizza.

Fuyumi: Izuku, tu guarda el juego. Shouka, tu ordena la mesa.

No quería seguir jugando. Ella sentía que su hermana iba a comenzar una batalla con Izuku, no quería ver un combate en este momento.

Ambos jóvenes hicieron todo de mala gana, querían demostrarle al otro que eran mejores. Debían humillarlo.

Monopoly definitivamente es un juego para romper amistades.

Se sentaron en la mesa, sobraban seis sillas. Fuyumi se sentó en la cabecera de la mesa, cada uno de los jóvenes se sentó a un costado de ella.