Cada mañana en la hermosa ciudad de Musutafu cuenta con tres cosas.
1-El hermoso cantar de las aves.
2-Un sol radiante.
3-El grito mañanero de un peliverde, o como a Katsuki Bakugo le gusta llamarlo..."su alarma personal"
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Lentamente comienza a moverse cada uno de los pastos, aquel gigante prado con un gigante árbol nuevamente se encuentra habitado por un peliverde.
Su cabellera se encuentra recostada en aquel pasto paradisiaco.
Por alguna razón ese lugar transmite una tranquilidad increíble, y por ilógico que pueda llegar a sonar, a aquel pecoso le encanta el sol que pega en su cara.
Su cabellera se comienza a mover más fuerte, a aquel hermoso prado está llegando una tempestad, la cual busca acabar con su tranquilidad.
Aquel prado simplemente se llenó con gotas de lluvia que caen fuertemente desde el cielo.
Poco a poco, rayos comienzan a azotar los verdes pastos.
En aquel prado, cayó un rayo más grande que los anteriores.
Rayo el cual alteró al peliverde que seguía recostado en los húmedos pastos.
De aquel rayo apareció una joven pelimorada.
El joven al verla se intentaba levantar, pero no podía.
La joven lo llamaba, al parecer está en busca de su compañía.
El joven no se podía mover de aquellos húmedos pastos.
La joven se comenzaba a retirar, su llamado no pudo ser respondido.
El joven no pudo hacer nada, solo la vio retirarse.
Los rayos comenzaron a cesar, y las gotas de lluvia no parecían acabar.
El joven se pudo levantar, pero la joven ya no estaba ahí.
Corrió por aquellos húmedos pastos, y cuando la pudo divisar a lo lejos.
Una fuerte luz lo cegó.
Abrió los ojos en su habitación, nuevamente el sol interrumpió su encuentro.
Solo encontró razones para gritarle a aquella fuente de luz.
Aquel sol que hace minutos le trajo tranquilidad, ahora lo llena de rabia e impotencia.
