Último capítulo

241 28 1
                                    


Thomas

Después de leer aquella carta decidí que debía de verla, que ya era tiempo de enfrentarla y ver en lo que se había convertido. 

Quería... cerrar esa herida que aún no lo hacía. Fue por eso que me compre un boleto hacía ese lugar que antes me destruyo.

Mi vuelo salía a primera hora del día siguiente.
Ya tenía todo, solo era una pequeña maleta porque no pretendía quedarme bastante tiempo ahí.

Esa noche no conseguí dormir, no pude cerrar los ojos por estar pensando en ella, en cuál sería la reacción que tendría al verme después de cinco años.

¿Le afectaría mi presencia? ¿Le agradaría? ¿Me extrañaba? ¿Pensaba en mi como yo en ella?

No dormí nada, tal vez solo dos hora como máximo porque cuando desperté me sentía pesado. Pero esa sensación rápidamente desapareció cuando sabía que iba a verla.

Tome la maleta y me dirigí al aeropuerto, tome un café mientras esperaba a que llegara la hora de partir.

Las horas se me hicieron eternas, pero finalmente anunciaron que ya estaban por despegar, así que apresure el paso y me metí en el.

Una vez en el avión me permití dormir mientras veía Nueva York desde las alturas.

Al aterrizar sabía que era lo que tenía que hacer, porque ya tenía todo planeado, Alyssa me dio su dirección de su casa cuando se la pedí.

Me sentía como la primera vez que le pedí que fuera mi novia, me sentía nervioso y las manos me sudaban a pesar de que el frío estuviera presente, sentía que hacía demasiado calor a mi alrededor.

Tome un taxi y le indique la dirección, veía como las calles se hacían borrosas por la velocidad. Como el viento soplaba fuerte afuera.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando el señor anuncio que ya había llegado a mi destino.

Le pague y me baje del carro, pero me quede parado en mi lugar sin moverme, frente a mi tenía un edificio grande y de ladrillos.  Quería caminar, pero mis piernas se negaban a responder, pero no fue hasta que las obligue a avanzar.

Subí al elevador y presione el número siente, era el piso en donde se encontraban su departamento.

Al llegar ahí lo único que veía era borroso, como si me fuera a desmayar por la presión que sentía. Tuve que controlar mi respiración y arriesgarme a tocar. Llame al timbre dos veces hasta que alguien abrió.

- ¿Te puedo ayudar?- hablo un hombre alto, de ojos azules y cabello rubio. Fruncí en ceño porque me esperaba todo menos eso.- ¿Estas bien?

- Si.- obligue a mi mente calmarse.- ¿Aquí vive Camille Fleming?

- Si, es mi esposa. Bueno, futura.- se rio por su error. Pero yo solo sentí como esa pequeña esperanza que tenía se fue cuando dijo eso.- ¿Tú quién eres?

- Soy... soy un vejo amigo, quería hablar con ella pero creo que no esta en casa, vendré otro día.- tenía intensiones de marcharme cuando él hablo.

- Espera, dime quien eres y tal vez pueda darte su dirección de trabajo. Sale en unos cuarenta minutos.- observo su reloj.

- Soy Thomas.

- ¿Thomas?- frunció el ceño.- ¿Thomas Archer?

- Si.

- Wow, nunca creí conocerte.- ahora era yo el que frunció el ceño. ¿Ella le había hablado de mi?- Lo siento, ella esta trabajando cera de aquí, te pasare su dirección.

Me la dio para después dejar que por fin me fuera, después de eso tenía aún más preguntas, así que apresure el paso para encontrar respuestas.

El edificio donde ella trabajaba estaba a veinte minutos de su casa, por eso camine, para matar el tiempo. Hasta que llegue y me quede fuera de ese lugar en una banca esperándola.

Pasaron los minutos hasta que la vi salir por esa puerta de cristal, se veía radiante, llena de vida, seguía iluminando como la recordaba pero de una manera más intensa, más... real.
Me acerque a ella hasta tenerla frente a mi, no dejaba de mirarme como si fuera un fantasma.

- Hola.- hable.

- Hola.- se le cortó la voz.

Después de un tiempo de silencio la invite a tomar un café y así poder hablar. Ella acepto y me guío hasta una cafetería.

Tomo asiento y yo la imité, me puse frente a ella contemplado su belleza, sus ojos grises y con vida, su labios con un ligero toque de labial color rosado.

Se veía hermosa.

- ¿Qué haces aquí?- hablo rompiendo el silencio. 

- Me entere de la carta que me escribiste, fue hace apenas unos días.

- ¿Hace unos días?

- Si, Alyssa la había perdido durante ese tiempo pero ahora la encontró y me la entrego.

- Ya veo.- suspiro.

- Quería pedirte perdón por llegar tan tarde.

- No tienes porque disculparte.- me sonrió como solo ella sabía.

- Pero quiero hacerlo. Quiero pedirte perdón por romper mi promesa.

- Está bien, ya estoy bien.

- Ya veo. Y me alegro demasiado.

- Tú también te ves bien.

- Gracias.- me quede un momento en silencio.- Así que... te vas a casar.

- Así es. ¿Cómo sabes?

- Fui a tu departamento y me abrió tu esposo, me dijo dónde estabas porque al parecer él sabía de mi.

- Si. Le conté sobre ti y de nuestra historia una vez que me lo pidió mientras hablábamos de nuestro pasado.

- Ya veo. Espero que sean muy felices.

- Gracias. ¿Y que hay de ti?- le conté lo que había pasado esos años y ella me escucho atenta. Pero... sentía que algo había cambiado entre nosotros, como si hubiéramos perdido ese algo que antes teníamos, fue por eso que hable.

- Te extrañe.

- Yo igual.- nos miramos con nostalgia.- ¿Y si volvemos a ser aquellos chicos de diecisiete años? 

- No. No quiero volver a ser ese con inseguridades ni con baja autoestima, estábamos rotos Camille, fue por eso que te deje. No quiero volver a vivir eso.

- Tienes razón... pero también debes de admitir que hubo momentos divertidos y lindos, como la vez que me llevaste al acuario, nuestra primera cita, o cuando conocí a Tita.

- Cierto.- sonreí al recordar esos instantes.

- ¿Sabes que creo? Que los dos juntos somos utópicos... somos lo perfecto y lo imperfecto a la vez, somos todo aquello que anhelábamos pero que no pudimos tener.- se quedo callada, tratando de contener las lagrimas que amenazaban con salirse.- Aveces... hay historias de amor que deben ser, pero no es el lugar ni el momento indicado. 

- Tal vez en otra vida lo seamos.

- En otra vida...

FIN

En otra vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora