Capítulo 6

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Terminamos de ver la película, mejor dicho, yo terminé de ver la película.

Ella estaba profundamente dormida y verla así, me provocó una serie de emociones y sentimientos que ni yo misma me conocía, verla en completa paz, con sus pequeños ojos cerrados y acurrucada mientras abrazaba una almohada, simplemente morí de amor.
Esa imágen de May, descansando en profunda paz, me hizo removió todo por dentro, reflejó su necesidad de amor, cariño, protección, alegrías, sonrisas, todo lo mejor que existiera, ella lo merecía, y yo quería dárselo. Desde ese momento, me prometí cuidarla como a nadie más, brindarle todo el amor que estaba en mis manos dar, procurar su bienestar tanto cómo el mío propio, no dejar que nadie nunca se atreviera a lastimarla, y sobre todo estar con ella en cada alegría, cada lágrima derramada, cada tristeza, cada uno de sus sentimientos, fueran alegres, tristes, dolorosos, difíciles, cualquiera que fuese... Yo quería vivírlos a su lado, amarla y protegerla hasta el final, ese era mi cometido y no descansaría hasta lograrlo.

Me acerqué a cobijarla un poco, ya que hacía frío y ella tenía una blusa de tirantes, al parecer eran sus favoritas ya que siempre la veía con una distinta, tenía de todos colores, mismas que dejaban admirar sus atributos, podría estar toda una vida admirándolos.

Ella me sintió cerca, así que se levantó de golpe— ¡Ay cabrón! — gritó. ¡Perdón! Se me salió —Tapó su rostro con las manos — ¿Que vas a pensar de mí, corazón?

—reí— No voy a pensar, nada, May. Y no se preocupe... también "se me salen" vez en cuando.

Mayte: —sonrió—¿No me hablabas ya de tú?

Verla soneír era cómo un sueño hecho realidad, esa sonrisa que era capaz de cambiar los días grises por unos llenos de color.

Valentina: ¡Es que no puedo! Lo intentaré, Mayte.

Mayte: ¡Muy bien, mi amor! Así déjalo ya, eh.

—Sonreí—

Mayte: ¿Quieres ver otra película para compensar en la que me quedé dormida?

—Yo creo que no, seguramente te vuelves a dormir, mejor me voy y la dejo descansar ¿Sí? Buenas noches, descansa May, te... te quiero.

Mayte: Yo también te quiero, bonita —acarició su mejilla—

Hasta mañana —Sonreí—

Mayte: Te acompaño a la puerta.

Dí un portazo al entrar y me senté sobre la puerta cubriendo mi cara con mis manos, estaba tan apenada, ¿Por qué dije eso? ¿Será que ya no puedo controlar mis impulsos? Aunque ¿Dijo que también me quería? Estoy segura que la escuché decirlo, ¡No puedo emocionarme con eso! Sé que no fué con el mismo amor que siento yo por ella.

Una vez que pude olvidar la vergüenza que sentí, me asomé a casa de May, las luces de su casa estaban encendidas, que extraño, ella dormía temprano todos los días, le gustaba descansar a sus horas. Volteé hacia arriba a su habitación y las luces estaban apagadas...
Ella estaba en el piso de abajo ¿Quizá se sentía mal?¿Necesitaba compañía? Fué cuestión de minutos cuando se escuchó un coche estacionarse afuera de su casa, éste era muy lujoso... ¡Ay no puede ser! Él nuevamente.

Mayte salió de su casa a recibirlo, éste salió de su coche y cuándo se encontraron, Mayte enredó sus brazos en el cuello del hombre y éste en las posaderas de Mayte...

Salí a tirar la basura para verlos más de cerca, ella volteó hacia mí y yo hacia ella, todo en el momento exacto para hacer contacto visual... miró mis ojos cristalinos y enseguida caminó hacia donde me encontraba— ¿Que pasa, mi niña, por qué lloras? —Me preguntó— No, nada May, estaba viendo una película triste —Dije aguantando las lágrimas que estaban a punto de regresar—

Se acercó el hombre que estaba de visita, y la tomó de la cintura mientras dejó un beso en su cuello..

"Ella está bien, vamos adentro, adiós pequeña" —Dijo desesperado para que Mayte entrara con él—

Mayte: No Sebastián, no puedo hasta saber que Valentina está bien.

—Yo estoy bien, May, de verdad puedes ir con ese señor —Dije limpiando algunas lágrimas que intenté disimular—

Mayte: ¿Estás segura que no quieres que me quede contigo un ratito?

—Gracias, pero no, la están esperando y muy impacientemente, por lo que veo.

Sebastián: ¿Vas a venir, preciosa? —Gritó desde la casa de Mayte—

Mayte: Espérame, Sebastián —Dijo firme.

Sebastián: No, ya no hace falta, quédate a consolar a la niñita y cuándo tengas tiempo, me avisas —Subió a su coche y aceleró molesto—

—Perdón, yo no quería que esto pasara con su... lo que sea que él es, no era mi intención de verdad..

No fué mi intención pero agradezco que haya pasado.

Mayte: Tranquila, no vale la pena, es un...

—¿Idiota? —Pregunté

Mayte: No es precisamente la palabra que buscaba, corazón, pero sí lo es —reímos al mismo tiempo—

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora