Capítulo 10

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La mañana llegó, May y yo seguíamos una pegadita a la otra pero ya era hora de regresar a la realidad, donde solo éramos vecinas que se saludaban de vez en cuando, unas que apenas y se conocían, tener que fingir que nada había pasado ¿Era lo correcto? ¿Para quién? Posiblemente para la sociedad.
Las dos sabíamos que esto no sería eterno así que nos levantamos de la cama, desayunamos y platicamos sobre lo que pasaría después del tiempo que pasamos juntas en el cual nos entregamos por completo una a la otra, eso no fue solo sexo, hubo amor en cada caricia, en cada beso, lo sentimos.

—May, y después de esto, ¿Qué somos? —Pregunté— En realidad si no quieres contestar, está bien.

Mayte: Vale, mi vida—pronunció mientras se acercaba tomando mis mejillas— fué hermoso lo que pasó, lo agradezco profundamente, pero sabes que esto no debió pasar, lo mejor es que todo vuelva a ser como era antes, corazón. Tú eres menor que yo por muchísimos años, esto no puede suceder —agachó la mirada mientras soltaba mis manos— y, creo que debo retirarme. Si necesitas algo, llámame, siempre estaré para ti. Y te pido que esto sólo quede en éstas cuatro paredes que fueron testigo de la bonita aventura que tuvimos, pero... terminó, amor—Dejó un suave beso en mis labios y salió de mi casa—

Me había entregado a ella y ahora no éramos nada, que injusta se nos estaba volviendo la vida.
Lágrimas incesables comenzaron a rodar por mis mejillas al verla alejarse sólo dejando claro que lo que pasó no volverá a pasar y dicho por sus labios, fui una "aventura", su experimento, al parecer.

Mayte por su lado, estaba sumamente confundida...

Al llegar a su casa, enseguida llamó a su hermana.

Isabel: ¡Mi Chi! ¿Cómo estás, hermana? Qué desaparecida andabas, ya me estaba preocupando.

Mayte: Ven a mi casa, por favor. Necesito hablar con alguien.

Isabel: Salgo en 5 minutos.

Cuando Isabel llegó y encontró a Mayte llorando sentada en su sillón, sin entender que pasaba se acercó a ella con apuro.

—May, ¿Qué pasó? Hermana, qué mal te ves.

Mayte: No sé, no sé lo que hice, Isabel.

Isabel: —La pegó a su pecho— Tranquila, ¿Qué puede ser tan malo para que estés llorando de la manera en que lo estás haciendo, Mayte?

Mayte: Tuve relaciones sexuales con alguien menor que yo, y...

Isabel: —Interrumpió—Tener relaciones no tiene nada de malo hermana, también mereces..

Mayte: ¡Déjame terminar, Chihuahua! Fue con mi vecina, de 18 años —Soltó de golpe— ¡Es una niña!

Isabel: —Abrió los ojos como platos— ¿Te gustan las mujeres?

Mayte: Soy una persona horrible Isabel, lo sé. —Mencionó cubriendo sus manos sin poder dejar de llorar— Le dije que había sido un error, ella está enamorada de mí y yo... no sé ni lo que siento, soy una mujer con bastantes años que debería saber lo que hace, ella es una niña, yo no.

Isabel: ¿Sí te calmas? No eres ni horrible, ni tienes de que arrepentirte. Sí, nadie teníamos idea que te gustaran las mujeres, ni tampoco que tan jóvenes pero si tú estuviste de acuerdo y ella también, no veo problema alguno, May. Al contrario ya te urgía eh, últimamente habías andado de un humor que ni para que te cuento. En fin, ¿Ese era el enorme problema en el que estabas?

Mayte: ¡No! Es que no me entiendes, no me gustan las mujeres. Pero ella, tiene algo —Suspiró— y yo.. la iluisoné, Isabel, yo sé que no puede pasar nada entre ella y yo y aún así lo hice.

Isabel: Te conozco más que a la palma de mi mano y sé todo de ti. No te acuestas con cualquiera por más caliente que estés, tú sentiste algo aquí —señaló su corazón con el dedo—

Mayte: ¡Pero es una niña, Isabel! Estaría arruinando su vida atándola a mí, una mujer que tiene poco por delante.

Isabel: ¡Pero escúchate! Tú sola estás limitándote, ¿Ella te quiere?

Mayte: Sí, mucho.

Isabel: ¿Y tú?

Mayte: Es hermosa, y cuando me habla, me deshace... yo, supongo que sí, la quiero mucho.

Isabel: Solo una cosa te voy a decir; Es tu felicidad, y a ti te toca luchar por ella. Y bueno, ¿Quién es ella? —Dijo asomándose a la ventana— Quiero conocerla.

Mayte: ¿Pero qué te pasa? Claro que no.

Isabel: Próximamente será mi cuñada, es lógico que quiera conocerla.

Mayte: ¿Tu qué? Isabel, deja de decir tonterías.

Isabel: "Tonterías" —repitió— ajá, bueno, ¿Quieres comer algo? Vamos a mi casa y ahí comemos, ¿Te parece?

Mayte e Isabel salieron de la casa y estaba Valentina de frente, sacando la basura, al ver a las hermanas, Valentina intentó voltearse a otro lado lo que fué en vano porque ya habían conectado miradas ella con aquella rubia de baja estatura y entró a casa enseguida.

Mayte: Isabel no, ¡Por favor, Por favor! No digas nada, no es un buen momento.

Isabel: ¿Es ella? —Preguntó casi en un susurró—

Mayte: —Asintió—

Isabel: Es muy bonita.

Las hermanas subieron al auto y comenzaron a platicar sobre la jóven mujer.

Mayte: Sí me gusta, muchísimo, es bonita, carismática, todo lo que me dice es hermoso.. sus ojos me dicen que me ama, alguien me ama, Isabel, hace tanto no me sentía así.

Isabel: ¿Cómo no va a amarte? Mírate, eres preciosa, sexy, provocativa..

Mayte: —rió— ¡Qué cosas dices!

Isabel: Pero cuéntame más sobre ella, ¿Sus padres no dicen nada al respecto?

Mayte: Está sola todo el tiempo, eso hizo que poco a poco nos acercáramos más, pobre mi niña, sé que a veces se siente tan abandonada y poco importante —suspiró— Sus padres están fuera de la ciudad por sus trabajos, sé que le envían dinero, pero nunca están con ella.

Isabel: Entiendo, tú le haces compañía, y ella a ti.

Mayte: Sí, ¡Y no sabes! Me dice cosas tan lindas, me valora con todo lo que soy, todo lo que represento le gusta —Dijo con emoción—

Isabel: ¿En serio, hermana? ¡Me encanta verte así de feliz! Pronto me la tendrás que presentar, eh.

Mayte: ¿Ya te dije que habla hermoso de mí? —sonrió—

Isabel: Sí, como 20 veces. Pero me fascina que eso te tenga así de emocionada.

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora